Investigan a una iglesia evangelista brasileña
Brasil vive una circunstancia institucional muy grave. Y no sólo por el escándalo de corrupción descubierto en la estatal Petrobras. En las últimas horas se supo que Eduardo Cunha, presidente de la Cámara Baja, quien tiene en sus manos la posibilidad de formalizar la destitución de la Presidenta Dilma Rousseff, ha dicho a sus aliados políticos que "si el Fiscal General solicita sea suspendido en su función, inmediatamente aceptará el pedido de apertura del proceso político contra la Presidenta, que podrá provocar la pérdida de su mandato".
En el gobierno se considera muy seria esa amenaza porque "es un hombre sin control ni límites". Cunha está acusado de ser parte del esquema de corrupción en Petrobras. La novedad hoy es que la Justicia brasileña investiga si Cunha o alguna iglesia evangelista de ese país estuvo involucrada en una maniobra de lavado de dinero por unos 10 millones de dólares "invertidos" en el año 2005 para la construcción de una planta industrial ubicada en Treinta y Tres. Dicha planta fue adquirida recientemente por uruguayos, compradores de buena fe.