Naufragio

La orquesta del Titanic

Banda sonora del Titanic.
Banda sonora del Titanic

"Los músicos tocaron hasta la muerte", relató hace unos años Mary Hilda Slater, sobreviviente de la tragedia del inmenso paquebote ocurrida el 14 de abril de 1912.

Dos semanas después el padre del violinista de la Wallace Hartley Band recibió una carta de la empresa naviera. No era de pésame. La misiva decía: "Muy Sr. Nuestro. Estamos obligados a comunicarle que debe pagar la suma de 5 chelines que nos adeuda, tal como consta en la factura que adjuntamos, en concepto de gastos pendientes del uniforme de su hijo".

Esta imagen vino a mi cabeza reiteradamente durante la última semana a raíz de los insucesos que rodean a Raúl Sendic (h). Primero con su pésima actuación como administrador de la estatal Ancap y ahora con el descubrimiento de que no tiene el título de Licenciado, que tan profusamente ha usado.

Y por más que hay quienes se empeñan en demostrar que nada tiene que ver una cosa con otra, ambos asuntos forman parte de lo mismo: la construcción de una mentira.

Sus más cercanos dirigentes intentan convencer que todo se trata de una "conspiración de la derecha y de los medios";.

Lo que no se pueden desmentir son los documentos. Estos revelan como durante su período al frente del ente, y los que siguieron con gente de su sector, se despílfarraron impúdicamente decenas de millones de dólares en circunstancias que ahora la Justicia deberá investigar.

Y también los archivos muestran como Sendic firmó documentos oficiales con un título que él mismo reconoció no tener y que además reclamó se mencionara al presentarlo (ver entrevista con Jorge Traverso).

Pero de ninguna manera es un hecho menor como se intenta demostrar desde la 711 o lo dice Alberto Grille. Primero porque es un delito y luego porque es inmoral.

El problema mayor es que en la izquierda han crecido los "barras bravas";. Quienes todo lo ven como un asunto de camisetas o acaso un tema religioso: sólo creer.

Aquellos que intentan ponerle pienso son desplazados, acusados, señalados. La pregunta es entonces ¿cómo y con quién piensan ganar las próximas elecciones?

Porque en la lógica política de hoy todo se mide en votos, no importa qué votos. Ocurre que ni la institucionalidad ni la ética pública se miden en votos ni tienen dueños.

El Frente Amplio sigue sin darse cuenta que el problema es interno. La derecha sólo disfruta.