Tiempo de masacres
Ayer masacraron a Esteban Valenti. Y mucha gente lo disfrutó. ¿Por qué? ¿Mintió? No, sólo dio su opinión sobre temas que le preocupan. Con la autoridad que tiene por haber estado en el FA desde el principio. Y lo remarco, porque guste o no Valenti, tiene muchísima más autoridad que varios de los que hoy lo critican.
La senadora Lucia Topolansky dijo que "en Uruguay cualquiera puede opinar y es libre, pero otra cosa es que alguien se arrogue representatividad. Eso es lo que me molestaba de Valenti". Curioso, molesta Valenti por sus opiniones pero no Sendic por sus mentiras. Pero visto lo que ocurrió me preocupa por lo sistémico. Porque antes fue Juan Pedro Mir. ¿Qué dijo de malo? Todo lo que sabemos sobre la educación.
Pero no gustó a los que mandan y lo masacraron. Y mucho antes fueron Guillermo Chifflet, Helios Sarthou, el Gral. Licandro y la lista es larga. "Me da lo mismo si es licenciado o no", afirmó a Montevideo Portal el emepepista Jorge Meroni, integrante de la Mesa Política del Frente Amplio. ¿Qué quiere decir eso? ¿Si está conmigo es bueno, si no lo está no sirve? Es una lógica muy reaccionaria que excluye toda forma de pensamiento y justifica cualquier cosa.
Se me ocurre que en lugar de masacrar a discrepantes, la izquierda debería pensar en que el camino de la indignidad no es el adecuado para construir un país diferente.