Verdaderas mentiras verdaderas
Con una visión endogámica el plenario del Frente Amplio decidió el sábado que Sendic no es un mentiroso y que todo lo que lo rodea es obra de una conspiración desestabilizadora de la institucionalidad democrática entre la oposición y diferentes medios de comunicación.
Lo primero a señalar es que el sábado este país retrocedió en su situación institucional. El Frente Amplio se debilitó notoriamente y eso es malo para la democracia. Es muy obvio que ese comunicado no convence a miles de frenteamplistas y peor, termina agraviando lo que dice defender.
¿Que los medios representan diferentes ideas y opiniones del espectro? Pues vaya novedad… siempre ha sido así. Por suerte siempre ha sido así.
Desde hace un tiempo, una parte de la izquierda ha comenzado a instalar la idea de que los medios conspiran contra ella.
Y le han hecho creer al ciudadano dos cosas graves: primero que los periodistas somos una especie de cyborgs a los que el dueño de un medio le cambia el chip cada vez que traspasamos la puerta de entrada y dejamos de ser personas para ser lo que el tipo quiere. Y luego que la Ley de Medios es la panacea para resolver los problemas de la comunicación.
Por ahora la única verdad es que Raúl Sendic mintió y el propio gobierno lo reconoce al no incluir el título de licenciado en un mísero cartel oficial. A confesión de parte relevo de pruebas.
¿Es importante esto? Desde el punto de vista institucional es muy grave. En la vicepresidencia está un señor que falseó su identidad.
¿Es grave señalar por escrito que la oposición y diferentes medios intentan debilitar la institucionalidad democrática del país? Es muy grave, porque eso es una conspiración y conspirar, según el código penal, es un delito. Y más grave es que sea una acusación generalizada sin hacer lo que legalmente corresponde: identificar a los acusados. Porque de la forma en que lo planteó el Plenario del FA, todos los que hacemos periodismo político quedamos bajo sospecha.
En honor a la verdad algunos de estos recursos críticos ya fueron empleados en pasado reciente por diferentes gobernantes. Recuerden la denominada "embestida baguala";, o los llamados desde presidencia para que se despidiera periodistas. Entonces, nada nuevo bajo el sol.