¿A quién pertenecen las bancas parlamentarias?
Con relativa frecuencia algún parlamentario, por diferencias políticas, abandona su partido o su sector. La legislatura pasada Saravia abandonó el Frente Amplio, incorporándose al Partido Nacional. Más recientemente también Víctor Semproni se distanció del Frente Amplio. Se generan ante estos casos discusiones acerca de si corresponde o no que ceda su banca al Partido. En esta oportunidad analizaremos este fenómeno desde un punto de vista jurídico, para lo cual estuvimos en contacto con el Dr. Diego Gamarra del Departamento de Derecho Público del Estudio Posadas, Posadas & Vecino.
¿A quién pertenece una banca parlamentaria? ¿Corresponde que el representante ceda su banca si abandona su partido?
Bueno, la solución de la Constitución uruguaya es clara. La banca pertenece al representante o al senador y no al Partido por el que fue electo. De eso se sigue que si se produce un distanciamiento del Partido, al menos desde una perspectiva jurídica, el legislador no debe renunciar y dejar su lugar a su suplente.
En nuestro sistema se eligen individuos y no Partidos o sectores. Estos últimos son medios para que un candidato pueda ser elegido pero son los individuos los que componen las Cámaras y éstas son las que ejercen indirectamente la soberanía, que es de la Nación y no de los Partidos, de acuerdo a lo establecido en los artículos 4 y 82 de la Constitución.
Se supone que en el Parlamento debe existir deliberación, debate, que deben conciliarse ideas y encontrarse las mejores soluciones comunes. Aunque estamos algo lejos de que las cosas funcionen así, para el modelo es fundamental que los individuos puedan convencer y convencerse, y por lo tanto también cambiar de opinión.
Desde el momento en que un legislador es elegido debe actuar de acuerdo con lo que considere ajustado con el interés nacional, porque es ante todo un representante de la Nación. Es tan representante de los que lo votaron como de los que no lo votaron. Si ese camino lo lleva por lugares distintos que los de su Partido entonces es legítimo que se aparte. Es por eso que un Partido no puede exigirle que renuncie, porque fue electo por la Nación.
¿Pero también es cierto que los legisladores son electos por un partido y que muchas veces ni se conocen varios de los candidatos?
Así es. Es cierto, y aunque jurídicamente no es un dato relevante, políticamente es muy significativo y debe tenerse en cuenta. Muchas veces se vota a un Partido y se conoce a determinados líderes, los primeros de las listas, pero no estoy seguro de que se conozcan muy bien todos los candidatos por el Cuerpo Electoral.
Para que el modelo tenga sentido, debe trabajarse para que los representantes individualmente tengan una legitimidad más genuina. Las elecciones internas de alguna manera cumplen una función interesante en ese sentido, porque permiten que los candidatos a legisladores se perfilen y se den a conocer.
¿No puede entenderse que el legislador que abandona a su Partido de alguna manera traiciona a su electorado?
Insisto en que en el plano jurídico no sería así porque el elector es la Nación en su conjunto. De todas formas políticamente el tema sin dudas es problemático. En estos casos de cambio de partido en medio de una legislatura, lo que generalmente se llama "transfuguismo";, suele asumirse una cierta deslealtad del legislador, pero en realidad depende del caso. Puede ser que el legislador que se distancia sea el que se mantiene fiel a la línea comprometida y que en realidad sea el Partido el que le falla a sus electores.