Si no piensas como yo, si no eres como yo, si no encajas en mis estereotipos, si no perteneces a mi corporación, te odio.

Nuevamente este fin de semana nos dejó la amargura de la violencia. En Alepo matan gente, ya ni se sabe por qué. En Orlando mataron a 50 por estar en un club para gays. En Marsella, centenares de hinchas rusos e ingleses no sólo destruyeron parte de la ciudad, sino que también varios terminaron en el hospital.

En Montevideo, presuntos hinchas de Peñarol, saquearon lo que pudieron en el Centro.

¿Por qué ocurre esto? Cierto es que hay estudios y opiniones interesantes y divergentes. Sin embargo, tal vez, ni sea tan sencillo de resolver y a lo mejor no sabemos cómo.

Porque la violencia no es sólo patrimonio ni del fútbol, ni de pobres marginados y sin educación. También hay hechos de violencia en importantes centros de estudio, por mencionar un ejemplo.

La violencia parece estar en la raíz del sistema.

La columna de Carlos Peláez