Corrupción: los mundos paralelos
En materia de corrupción para nadie es secreto que los partidos políticos que han ejercido el gobierno tienen sus respectivos "muertos en el placar". Tampoco hay dudas acerca de que la corrupción es un fenómeno que está destruyendo Estados. Y menos sobre lo que está ocurriendo en Brasil y Argentina, países con los que tenemos los más estrechos lazos. O sea, no vivimos en una isla ni a salvo.
Enfrentar la corrupción exige una política de Estado, porque no sólo están en juego los dineros públicos sino, y principalmente, la fortaleza y credibilidad del sistema. No debería tratarse como una acción contra un partido en particular, sino a favor de la democracia.
Y eso exige no sólo fortalecer a los organismos de prevención y contralor, sino aprobar leyes más duras y significativas.
Las declaraciones juradas de bienes son insuficientes si primero no se explica como se obtuvieron. Y por supuesto, como ya lo hace el Parlamento, hay que discutir nuevas normas sobre financiamiento de los partidos políticos.
La columna de Carlos Peláez