Wilson Netto y los bienes públicos
Según informa hoy el semanario Brecha, el director de Casinos, Javier Cha y el presidente del Codicen, Wilson Netto formalizaron un acuerdo por el cual Anep cede en comodato un aula auxiliar de la escuela nro. 2 de Melo para que la sala de Casinos recién inaugurada y ubicada al lado del edificio escolar puede instalar allí un grupo electrógeno. A cambio la escuela será pintada por fuera y por dentro y sus techos impermeabilizados.
Si sorprende la formalización de este acuerdo, muchos más sorprende que todas las autoridades – nacionales y departamentales – hayan autorizado la construcción de un casino pegado a un centro escolar.
Y que por errores en la construcción del edificio dedicado al juego, no se pueda instalar el generar allí. Entre otras cosas, porque el ruido molestaría a los jugadores aunque parece no importar que moleste a los niños.
Esta llamativa forma de cuidar y proteger los bienes de la enseñanza a su cargo tiene otro antecedente. En el año 2006, el abogado Leonardo Costa en nombre de la Minera San Gregorio, que extrae oro en Minas de Corrales (Rivera), ofreció a UTU la compra de dos predios de su propiedad de unas 300 hectáreas en total, a razón de 1.650 dólares la hectárea.
La oferta fue bienvenida por el Codicen presidido por Luis Yarzabal. Hasta que alguien les advirtió que "no estaban vendiendo tierra sino una mina de oro"; y por lo tanto era necesario obtener mucha más información sobre el potencial de ese yacimiento.
El trámite no se continuó por varias razones formales. Hasta que un tiempo después Wilson Netto, entonces Director General de UTU, decidió ceder en comodato esos suelos a la minera. Nuestra fuente asegura que "no existe ningún registro de que UTU hubiera recibido alguna contrapartida";.
En Dinamige señalaron que "debían revisar los archivos de la época para corroborar si la minera había pagado algún canon por minerales extraídos allí";. De todas maneras las fuentes coinciden con que "el canon hubiera sido muy poco en relación al valor de la tierra y el potencial aurífero del subsuelo";.
En síntesis, todo indica que se regaló una mina de oro.
La columna de Carlos Peláez