SOBRE PRÁCTICAS Y EFECTOS

De qué hablamos cuando hablamos de corrupción

De qué hablamos cuando hablamos de corrupción
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Según expresa la organización Transparencia Internacional, la corrupción se define como el mal uso del poder encomendado para obtener beneficios privados.

¿Cuáles son los efectos de la corrupción? 
1) No se alcanza el bien común, por lo que las decisiones que toman algunos funcionarios responden a motivos personales o de ciertos grupos, en lugar de estar destinados a intereses sociales o comunitarios.
2) Impide al Estado garantizarle a la ciudadanía derechos fundamentales como la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral que la Constitución establece.

¿Cómo nos afecta la corrupción?
1) En lo económico: provoca que las cosas o bienes y fundamentalmente los servicios que debe prestar el Estado a la población sean más caros.
2) En lo político: reproduce y asegura la exclusión, de modo que no todos tengamos acceso a los cargos de decisión y mantiene la desigualdad social, separando cada vez más a los ricos de los pobres, sin permitirnos alcanzar un nivel digno de vida; ayuda a la existencia de redes de complicidad entre grupos minoritarios con poder, que contribuyen a que no se sancione a los que comenten delitos y mantiene la impunidad.
3) En lo social: agrava las diferencias entre los ciudadanos, limitando el papel del Estado como ente que da respuesta a las necesidades y demandas de toda la población, ya que actúa a favor únicamente de los que conservan influencia, dinero y poder, afectando al resto de los ciudadanos.

Ningún país ni sistema está exento de prácticas corruptas, aunque en los sistemas democráticos, al recaer la soberanía en el pueblo, el ejercicio del poder tiene que responder ante la nación. Por eso es necesario contar con normas claras, con leyes específicas, con disposición a combatir la impunidad y con mucha transparencia en todas las acciones de gobierno que permitan el normal contralor ciudadano. Pero sobre todo con una educación que forje valores, que permita crear conciencia social, que genera la cultura del compromiso, que combata paradigmas distorsionados o negativos y rechace personalidades antisociales y megalómanas.

La columna de Carlos Peláez