Cuestión social

Política, ética y democracia

La condicion humana - Hannah Arendt. librosalamano.com
La condicion humana - Hannah Arendt librosalamano.com

En su libro La condición humana, Hannah Arendt realizó un análisis inusual acerca de los riesgos asociados a la excesiva presencia de los intereses privados en la vida pública. Sus tesis señalan que el excesivo enquistamiento de los intereses privados en las instituciones y lo que ella denomina "la cuestión social", que es la irrupción de lo social y lo económico en la vida pública y sus instituciones puede resquebrajar sus bases institucionales al no articular a éstas en torno a derechos, libertades y leyes, sino en torno a otro tipo de consideraciones económicas, sociales o ideológicas.

La irrupción de los contenidos económicos en la vida pública y el consiguiente desplazamiento de la política y sus objetivos fundamentales, la libertad y los derechos, por cuestiones económicas e intereses privados, de acuerdo con Arendt, serían un latente riesgo para las instituciones democráticas, pues la política y la convivencia democrática suele perder de vista que el objetivo fundamental de estas instituciones es la protección de los derechos.

En un trabajo del 2013 la Doctora Jessica Baños miembro del Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de México, dice que "Vinculada con esta tendencia hacia formas de individualismo no ciudadano, otra cuestión social y cultural de nuestras sociedades contemporáneas que Arendt señala de manera crítica en sus obras Rahel Varnhagen y en Eichmann en Jerusalén, es la búsqueda del status a cualquier precio por parte de muchos individuos.

En ámbitos donde priva la competencia sobre la colaboración y el respeto mutuo y las jerarquías sobre las relaciones entre pares, se promueven valores aristocráticos, caracterizados por la deferencia, la jerarquía, la obsesión por el status social, cargado de hipocresía, vicios y prejuicios que suelen homogeneizar y normalizar el comportamiento humano bajo una serie de parámetros autoritarios y discriminatorios respecto a lo que se considera lo aceptable o no aceptable.

Durante el siglo XIX, con la Revolución Industrial, se desarrollaron las formas de producción capitalistas y las economías modernas que implicaron organizar la vida social por medio de la dinámica de la acumulación y del consumo. Ello determinó que las sociedades fueran guiándose cada vez más por la preocupación en torno a las necesidades y apetitos individuales, el surgimiento de los intereses privados y la búsqueda de la riqueza y de la acumulación. Surgieron también las clases sociales y cobró nueva y distinta relevancia la búsqueda por el ascenso en el status social.

A diferencia de la imposibilidad de movilidad social que se experimentaba en las sociedades aristocráticas, las sociedades de clases abrieron la posibilidad del ascenso social. Todo ello dio lugar también al nacimiento de ciertas formas culturales, de ciertas formas de vida e, incluso, de ciertas filosofías concentradas en la vida individual privada.

El mundo de lo privado fue convirtiéndose poco a poco en la parte más sustantiva de la vida individual y pública, relegando la preocupación, participación y responsabilidad de los ciudadanos por el mundo público e institucional.

Para Arendt, las sociedades modernas con las inseguridades del mundo del empleo, las presiones por el statussocial, la búsqueda del poder, la focalización del ser en sus necesidades económicas, más que en las políticas y cívicas, han engendrado costumbres de soberanía extrema y alienación de la política.

Los ciudadanos no son impulsados a pensar por sí mismos, al pensamiento crítico y a participar y preocuparse por las consecuencias de sus actos sobre los derechos de los demás y sobre la vida pública y el bien común. Al contrario, las costumbres asociadas a una sociedad de empleados de instituciones caracterizadas por jerarquías serán las de la obediencia acrítica hacia la autoridad, el acomodamiento a cualquier precio, el individualismo egoísta.

Revertir esta tendencia parece ser nuestro gran desafió.

La columna de Carlos Peláez