Los hechos, los porfiados hechos
Los periodistas somos malas personas, eso cree mucha gente. Muchos creen que inventamos hechos para favorecer intereses espurios. Y con mucha solidez intelectual esboza teorías sobre nuestro trabajo. No desconozco el papel de los medios en la elaboración de la opinión pública. Ni tampoco el hecho de que algunas veces nos equivocamos.
Pero parece que somos los únicos que debemos disculparnos. Porque el problema es que siempre están ahí los hechos, los porfiados hechos.
Ayer una de las noticias del día surgió desde este programa: la ausencia de título de sociólogo del actual director del IMPO y reciente secretario político del Frente Amplio, Gonzalo Reboledo. Un título que permitió se usara reiteradamente como ustedes han demostrado esta mañana.
Hoy el vicepresidente de la República Raúl Sendic deberá declarar en la Justicia por usar un título que el mismo dijo no tiene.
Dos hechos políticos sin igual. ¿Por la carencia del título? No, por la mentira.
Dos hechos que ponen al Frente Amplio y al propio gobierno en una encrucijada. ¿Por los títulos? No, por el concepto ético que se maneje de aquí en mas.
Algunos frenteamplistas han preferido poner una mirada misericordiosa sobre estos dos gobernantes. Otro dicen que hay una campaña contra ellos, particularmente contra Sendic. Lo hacen desde la cercanía que tienen.
Pero quiero destacar la opinión de José Legaspi, amigo de Reboledo, dirigente del mismo sector político, quien en una nota publicada ayer en Uypress "Soy un defensor a ultranza de la verdad, duela o no, venga de donde venga. Y esta me duele, como otras que han sucedido. O más, porque somos amigos hace mucho tiempo. Pero en esto la amistad poco importa. Hay que colocar estas actitudes en su justo lugar. Es decir, dejarlas a la luz pública, exponerlas, y, ya sea por mala fe o por torpeza, tomar las decisiones correspondientes. Y la decisión correspondiente fue la que se tomó en el Instituto Nacional de Rehabilitación, con otro presunto sociólogo. Este caso debe ser el último. La democracia uruguaya, la República no se puede permitir más actitudes como esta. Debe actuarse y se deben dar señales claras y tajantes, de transparencia y cristalinidad. Casualmente, ambas, transparencia y cristalinidad en la gestión, fueron puntos importantes, altos, en la campaña electoral que llevó a Javier Miranda a Presidente del Frente Amplio. Pedir su renuncia inmediata es un imperativo ético. Y un ejemplo para todos aquellos que ocupan u ocupen un cargo a futuro";.
Por su parte Liliana Pertuy , militante frenteamplista escribió en su Facebook: "Esto de los títulos se nos fue colando como tantas otras prácticas malas, que incluso antes decíamos combatir. En un país doble discurso donde por un lado " naides es mas que naides", pero como te digo una cosa, te digo la otra, m' hijo el doctor pesa mucho. Lamento lo de los títulos como lamento la rebaja general de los valores y principios que han sido distinción de la izquierda. Lamento mucho la separación entre ética y política en general, pero en la izquierda me duele. Eso es lo importante, mentir, decir lo que no es. Me pregunto cuando se nos coló la idea que en el FA era importante, necesario, ser Dr o Licenciado para luchar contra las injusticias, para ser elegido por nuestros pares?. Vamos mal hace tiempo, pienso que estamos a tiempo de enderezar y seguir siendo la alternativa creíble para construir una mejor vida a la gente. O se puede seguir siendo así y ser el mal menor para la gente. Pienso que esta es la disyuntiva";.
Y coincidimos con Pertuy. A veces lamento que no sean muchos los que entienden el sentido que tiene el que les contemos periódicamente sobre todas las irregularidades cometidas por funcionarios.
Una vez más quiero destacar la actitud del Prosecretario de la Intendencia de Montevideo Christian Di Candia quien mencionado como Licenciado en una resolución se ocupó de aclarar inmediatamente que no lo era. Hizo lo correcto, lo que correspondía.
Muy diferente a la actitud de Sendic que primero le dijo a la periodista Patricia Madrid que no era licenciado, al otro día se desmintió y luego metió al Plenario del FA en un berenjenal espantoso, en el que se acusó a medios y periodistas de conspirar. Y motivó el rechazo de miles de frenteamplistas que firmaron una carta también promovida por José Legaspi.
Todo parece indicar que Sendic no presentará ningún título sino comprobantes de haber cursado la carrera. Y tal vez no tenga sanción penal por un problema de redacción. Esperemos hasta esta tarde.
Sin embargo hay algo que ya no puede esperar. Y es el mensaje que el FA y el gobierno le darán a los ciudadanos.
Dije al principio, muchos creen que los periodistas somos mala gente que sólo queremos destruir a personas y a gobiernos. Pero ahí están otra vez los hechos, los porfiados hechos.
Si el FA sigue protegiendo a estas dos personas el daño moral tendrá consecuencias. Una fuerza política que proteja a mentirosos también pierde credibilidad.
Supongamos que ambos cometieron un error sin medir sus consecuencias. Aún así, deberían dar hoy un paso al costado. Por el pasado, por el presente y por el futuro.
Claro, el futuro sin Sendic en la vicepresidencia propone otro desafío político. Porque en tal caso debe asumir el senador más votado. Y ese es José Mujica. Si puede o no hacerlo desde el punto de vista constitucional es otro hecho, porque si no fuera él sería Lucia Topolansky. Sea quien sea, sería trasladar al seno del Poder Ejecutivo las contradicciones existentes en el Frente Amplio. Es obvio que las alarmas están encendidas.
Pero a esta situación se llega por dar vuelta la cara, por no medir la consecuencia de los hechos. Sendic hubiera arreglado fácil esto porque como nunca ejerció como Genetista, bastaba mantener su primera declaración, disculparse y nada pasaría hoy.
Distinto es el caso de Reboledo porque salvo en el Impo, todas sus otras actividades públicas estuvieron relacionadas a su presunta condición de sociólogo.
El Frente Amplio tiene también la responsabilidad de enaltecer la actividad política, que hoy según las encuestas, no goza de tanto prestigio. Por muchas razones, también por estas. Y si bien estos son sólo dos casos en miles de funcionarios, no son dos casos cualquiera.
Se trata del Vicepresidente de la República y del Secretario Político del Frente Amplio.
Esos son los hechos, los porfiados hechos
La columna de Carlos Peláez