Cosechando Amigos

Tragedias propias y ajenas

Violencia.
Violencia

El asesinato de un señor ocurrido en Carrasco el pasado fin de semana provocó una oleada de protestas y el debate ciudadano en las redes. Fue una tragedia, una tragedia tan lamentable como tantos otros asesinatos que ocurren a diario. Claro este tuvo mayor repercusión porque hubo vecinos famosos protestando en Carrasco.

En el sistema político todos quieren sacar su tajada y también aprovechar a sacar la pata del lazo. Lo primero a señalar es que lo que vivimos hoy es el resultado de una construcción política, económica y social que tiene muchos años. Y por supuesto de la inoperancia de muchos que hoy se justifican en ese pasado. Es decir, no hay inocentes.

El mensaje público es errático. El Ministro del Interior dice bien lo que dice pero en el momento equivocado. Por ahí anda un fiscal vociferando que hay que endurecer las penas mientras el Jefe de los Fiscales dice que eso no resuelve nada.

Connotados dirigentes políticos insinúan que el gobierno tal vez no llegue a terminar su mandato. Desde el gobierno nos quieren convencer que la realidad es la que ven ellos.

El tema de la inseguridad parece ser hoy uno de los asuntos más graves en todo el mundo. ¿Este debe conformarnos? Pues no. Pero tal vez nos permita ver nuestro problema desde otra óptica.

Necesitamos una policía eficiente. Hoy no lo es. Es una institución con un alto índice de corrupción, sin preparación, sin una estructura acorde a las necesidades ciudadanas y donde no se premia a los mejores sino a los más viejos.

La policía uruguaya cuenta con mejor armamento que el ejército. Tiene una infraestructura con la que no cuenta ningún otro organismo de seguridad y defensa.

Por ejemplo. en Maldonado, la intendencia va a gastar 20 millones de dólares para instalar cámaras en las calles de la ciudad. Reitero la intendencia, no el ministerio del interior, asumiendo competencias que no le son propias. Eso si, cumplirán con la ley porque los 50 visualizadores que contratarán son personas con alguna discapacidad física. Ahora ¿van a resolver la inseguridad? No, señores.

A los chorros no les importa que los filmen. Pienso en esos 20 millones invertidos en patrulleros. Es decir, no reclamo más represión. Sino más protección. Que esa es la tarea del Ministerio del Interior.

Y reiteremos algo que no es ocioso recordar: proporcionalmente tenemos la mayor cantidad de policías por habitantes. Tenemos más policías que EE.UU.

Un informe de la Corporación Andina de Fomento —banco de desarrollo de América Latina— difundido el año pasado revela que Uruguay es el país con más policías por habitantes de la región, con 809 efectivos cada 100.000 uruguayos. El promedio de América Latina es de 368 policías cada 100.000 habitantes y supera el de países más desarrollados como Estados Unidos y Canadá, que tienen un promedio de 223 y 202, respectivamente. Y a ellos hay que sumar más del doble de efectivos de seguridad privada.

Los vecinos se quejan del 911. El Ministerio acaba de darse cuenta que los policías "se fondean"; en las comisarías, según publicó Busqueda. Los ciudadanos han cedido parte de sus libertades públicas admitiendo ser filmados en todas las calles. Guardias privadas, rejas, alarmas, perros y armas, muchas armas, son parte del escenario cotidiano.

Cualquiera tiene derecho a pensar que ante esta situación, la magnitud del enemigo sería alarmante. Pero no, resulta que de acuerdo a todos los estudios, los potenciales criminales en su mayoría son personas de escasos recursos, que no conocen otra forma de vida, que la mayoría están identificados y han pasado gran parte de su existencia en la cárcel.

Las conclusiones parecen ser obvias: hay que trabajar en resolver las situaciones de extrema pobreza; hay que educar en la cultura de trabajo y la recuperación de valores; pero hay que exigirle mayor eficiencia a la policía y finalmente, está claro que las cárceles no recuperan a nadie.

Pero además es necesario exigirle a la Justicia una mejor actuación de sus integrantes. Porque es obvio que hay muy diferentes interpretaciones de las leyes. Lo dicen los jueces más veteranos: hay un problema muy grave en la capacitación de los nuevos magistrados. No todo se arregla con mayores recursos.

Hay un tercer aspecto no menor y lo dice hoy el ex ministro del interior Juan Andrés Ramírez y yo coincido: "La gente delinque para conseguir droga, delinque traficando droga y delinque drogada. Cuando eso se asocia con otras patologías sociales, como la desestructuración familiar, el descenso de la eficacia de la enseñanza formal, o la pérdida de referentes familiares, educativos y morales, genera un crecimiento brutal de la delincuencia, muy difícil de controlar".

El gobierno trabajó para intentar regular el mercado de drogas. Pero ha sido absolutamente ineficiente para reducir la demanda.

Pero Ramírez agrega algo muy importante: "No creo que sea el tema que Bonomi dé un paso al costado. Si yo fuera ministro del Interior me hubieran echado veinte veces en estas condiciones, pero no es el tema. Por ejemplo, si tuviéramos una epidemia de zika o una enfermedad grave, explosiva, novedosa, que alterara la salud humana, el Ministerio de Salud tendría que hacer una inversión muy fuerte en servicios, personas, equipamiento. Ahora, si se sabe que todos los años hay un crecimiento de un determinado tipo de enfermedad y el Ministerio no da en el clavo para remediarlo y todos los recursos a su disposición no son suficientes, es porque se hicieron mal las cosas. Acá pasa lo mismo. La delincuencia y su crecimiento no son fenómenos nuevos, no tomaron por sorpresa a nadie".

Exacto, no debe tomarnos por sorpresa. Pero a veces parece que hasta que no nos toca a cada uno de nosotros, damos vuelta la cara con todos los problemas, no sólo con la inseguridad.
"Hacé la tuya"; no ha sido una consigna socialmente enaltecedora. Porque la culpa siempre será de otro y la responsabilidad nunca mía.

La columna de Carlos Peláez