Batlle: el demócrata
Qué sponsor la muerte, decÃa El Corto Buscaglia. Y con la muerte de Jorge Batlle se vuelve a ratificar el acerto. Tipo singular Batlle. Sus antecesores están considerados como constructores del Uruguay del Siglo XX. El primer presidente de la familia, José Batlle y Ordoñez fue quién promovió el estatismo. Jorge, el último, fue promotor del liberalismo económico. Las ideas del batllismo hoy recalaron fuera del Partido Colorado.
Jorge fue uno de los redactores de la Constitución aprobada en 1966 y que liquidó el gobierno colegiado impulsado por su padre Luis Batlle Berres. Fue candidato en el 66, en el 71, en el 89, en el 94 y siempre perdió. Lo logró con apoyo del Partido Nacional en 1999, estrenando el balotaje.
El periodista Luis Casal Beck recordaba hace algunos años que "la a primera desobediencia de los mandos castrenses no ocurrió en febrero de 1973, como suele señalarse (cuando resistieron la designación del general Antonio Francese como ministro de Defensa).
Cuatro meses antes, en octubre de 1972, ignoraron al poder civil y desataron una crisis que provocó la renuncia del titular de Defensa, Augusto Legnani, y del entonces comandante del Ejército, general Florencio Gravina, que era constitucionalista.
Todo se inició cuando un juez decidió liberar a 18 presos, cuatro de ellos médicos - los doctores Isern, Benavides, Zapata y DÃaz - que estaban detenidos en el regimiento VI de caballerÃa, cuyo jefe era el teniente coronel Omar Goldaracena y habÃan sido torturados, según lo denunció Zelmar Michelini en el Senado. Goldaracena, respaldado por el jefe de la entonces Región Militar N° 1, general Esteban Cristi, no acató la resolución.
El ministro Legnani hizo suya la orden y planteó el relevo del titular de Inteligencia, coronel Ramón Trabal. La respuesta fue una larga reunión cumplida en la residencia del Prado entre los mandos militares y el entonces presidente constitucional, Juan MarÃa Bordaberry.
Los generales plantearon nueve puntos: no se debÃa remover mandos sin su previo conocimiento; reclamaron otro rol en la administración estatal; querÃan controlar a la PolicÃa Nacional. Finalmente, los médicos no fueron puestos en libertad, sà los restantes 14 presos, cayó Legnani, lo sucedió Armando Malet y el comandante Gravina fue sustituido por el general César MartÃnez. Una semana más tarde el lÃder de la lista 15 Jorge Batlle, cuyo sector integraba el gabinete ministerial, denunció una acción ilegal de los militares, ocurrida aparentemente por la influencia del ex tupamaro Héctor Amodio Pérez, que al ser detenido pasó a ser actor clave, aunque no el único, en la caÃda del MLN. Oficiales del Ejército habÃan retenido en busca de datos al actuario del juzgado civil que investigaba la presunta infidencia de la devaluación monetaria de abril de 1968.
Batlle reclamó saber qué habÃa detrás de todo eso. Al dÃa siguiente, el diario "Ahora"; (democristiano) reveló que dos unidades de caballerÃa, otra vez, el VI y el IX, reclamaban la inmediata detención de Batlle. Volvieron las reuniones de los mandos con Bordaberry y el viernes 27, a las 2 de la mañana, se convocó de urgencia a la prensa. Bordaberry dijo que emplazaba a Batlle a fundamentar sus dichos y anunció el pase de los antecedentes a la Justicia militar. Batlle fue detenido y procesado por "ataque moral al Ejército";; estuvo preso 24 dÃas. La 15 se fue del gabinete.
Fue en esa mismo tiempo en que se produjo lo que se conoce como el "alto el fuego"; entre militares y tupamaros, que coincidieron en el Batallón Florida para investigar ilÃcitos económicos. Allà militares y MLN coincidieron que Batlle era un enemigo común y se abocaron a investigar un episodio denominado "la infidencia"; que marcó la vida de Batlle. El siempre negó su participación.
Era el inicio de la férrea oposición de Batlle a la dictadura. Apoyó el No en el plebiscito del 80; estaba proscripto para las internas del 82 y no pudo presentarse en las nacionales del 84.
En el 89 Sanguinetti "le arrancó un brazo";, como dijo porque Sanguinetti eligió a Tarigo como candidato pero como recuerda hoy El Observador "convocó a la "rebelión de indios contra los caciques" y ganó la interna. La presidencia parecÃa cerca, pero Batlle dejó claro que no cambiarÃa su estilo de decir las cosas claras, aunque le costara la elección. Su propuesta de reformar la seguridad social, vender reservas de oro para pagar la deuda externa y su oposición a la reforma constitucional que proponÃa ajustar las jubilaciones a los aumentos de los salarios públicos generaron polémica. Los blancos ganaron por casi 170 mil votos";
En el 94 cantando la justa volvió a perder. Hasta que lo logró en el 99 con el apoyo en segunda vuelta del Partido Nacional. Vale recordar que en esa elección por primera vez Tabaré Vázquez fue el candidato más votado, pero el balotaje lo dejó fuera de la presidencia.
El gobierno de Batlle será recordado como el de la crisis del sistema bancario. Un tercio de los uruguayos pasaron a vivir en la pobreza. EE.UU nos salvó del default y los últimos dos años fueron de crecimiento. Por algo muchas de las polÃticas establecidas por Alejandro Archugarry fueron luego reivindicadas por el primer ministro de economÃa de izquierda, Danilo Astori.
Jorge Batlle tuvo que entregarle el gobierno al Frente Amplio, su más acérrimo adversario, y lo hizo garantizado los comicios del 2004 y asegurando que el traspaso se hiciera con todas las garantÃas constitucionales.
La muerte no hace mejores a las personas. En todo caso será la vida quién nos califica. PodrÃamos juzgarlo por cuestiones puntuales, pero serÃa injusto. Tan injusto como juzgar a los integrantes del MLN que estuvieron y están en el gobierno pero en 1972 conspiraban con algunos militares para terminar con la democracia. Sin embargo hoy nadie duda de su compromiso con ella.
Batlle representó una forma de pensamiento que tiene muchos adversarios. Aunque a veces me parece que no tantos.
Durante todo el año 2002 denunciamos su papel en la crisis. No nos duelen prendas. La muerte no mejora nuestra percepción.
Pero nos permite verlo en la totalidad de su vida y por eso creemos que se le va a recordar como el tipo que jamás cedió a una tentación aventurera y fue consecuente con el liberalismo que pregonaba.
Lo vamos a recordar como el presidente que aún en los peores momentos de la crisis, andaba sólo por la calle, defendiendo sus ideas ante quien lo interpelara fuera en la Casa de Gobierno, en los medios o en la calle ante cualquier ciudadano.
No podemos dejar de reconocer que siempre estuvo del lado de la democracia. Esa democracia que con aciertos y errores hoy defendemos todos.
La columna de Carlos Peláez