Vascos de la ETA, espionaje y sobornos
El semanario Brecha publica hoy una nota del periodista Samuel Blixen quien revela documentos sobre espionaje a los ciudadanos vascos mientras de la ETA que estaban como refugiados en Uruguay a fines de los 80.
Esos documentos forman parte del denominado "archivo Berrutti"; – porque fueron encontrados por la ex Ministra de Defensa, Azucena Berritti – y dan cuenta de una serie de hechos que trascienden las tareas de espionaje porque vinculan acciones desarrolladas por España y Uruguay.
"En la cúspide de su arbitrariedad prepotente, hija de una actitud que después lo llevaría a la cárcel, Rafael Vera, niño mimado del Partido Socialista Obrero Español, desembarcó su arrogancia en Montevideo, un día de julio de 1989, en su calidad de secretario de Estado de seguridad del gobierno de España. Traía unos videos y muchas pesetas";, dice Blixen. Agrega: "La "seguridad nacional"; en España pasaba entonces por Argelia, donde sucesivas rondas de negociaciones entre el Estado español y representantes de Eta, la organización independentista vasca, fracasaban invariablemente porque el Psoe no tenía voluntad política para la paz. Tanto las negociaciones como la represión eran contrapuntos en una estrategia de Felipe González, llamado socialista";.
El informe de Brecha sostiene que "Los mecanismos de presión podían ser variados; en Uruguay funcionaron mediante el soborno. La misión de Vera era desbaratar una especie de statu quo que protegía a unos 15 ciudadanos vascos afincados en Uruguay, a donde habían llegado con documentación falsa, huyendo de la inteligencia española y la persecución de los GAL Identificados a partir de informes de espías e infiltrados de la contrainformación militar, la División Planeamiento, Operaciones y Enlaces (Poe), del Departamento III de la Dirección General de Información de Defensa (Dgid), llegó a un acuerdo con los exiliados: mientras no intervinieran en asuntos internos de Uruguay, y se dedicaran exclusivamente a trabajar para vivir, se haría la vista gorda sobre la documentación que habían obtenido mediante una "inscripción tardía";. De hecho, tenían documentos auténticos, pero sus nombres y apellidos eran falsos, inventados; la documentación falsa-real incluía a hombres, mujeres y niños.
El acuerdo entre la inteligencia militar uruguaya y los refugiados vascos funcionó hasta mayo de 1992, pero éstos estuvieron sometidos a una estricta vigilancia";. Un tramo del informe de Blixen hace referencia a la actividad de los vascos en Maldonado consignados en los documentos aportados por los "espías"; de Inteligencia militar. Los hechos allí reseñados son exactos. Y en esta columna les aportamos más información sobre como conocimos a los exiliados vascos en Maldonado.