Vasconcellos y "los latorritos"
El 9 de febrero de 1973 militares y civiles coaligados dieron el primer paso hacia el total quiebre de las instituciones el 27 de junio de ese año.
Dos voces se alzaron entonces para advertir sobre lo que estaba ocurriendo: Carlos Quijano desde el semanario Marcha y Amilcar Vasconcellos desde su banca en el Senado y con su libro "Febrero amargo";
Nacido en Baltasar Brum (Artigas), el mismo pueblo donde nació Alba Roballo, Vasconcellos fue maestro y abogado, periodista y dirigente gremial, ministro, diputado y senador.
El 1° de febrero de 1973, a través de su audición en CX 16 Radio Carve, el propio Vasconcellos leyó esta " Carta al pueblo uruguayo en la hora de la verdad";, que hace unos años recuperó CX 36.
"Quiero hacer llegar al pueblo de mi país en esta tremenda hora de la verdad, un mensaje que estimo de mi profunda obligación trasmitir. Hace un siglo el Uruguay entraba a la etapa histórica que fue conocida por el "periodo militarista.
Estos días han resurgido y no por mera coincidencia, panegiristas entusiastas de Latorre.
El país está entrando nuevamente a otro periodo militarista. Naturalmente con características diferentes al de entonces.
Las instituciones por otra parte y el respeto a las mismas, poseen ahora una fuerza de "hecho histórico"; que nadie puede negar.
Quien levante su mano para traicionarlas, nadie lo ignora, aunque pueda recoger el momentáneo aplauso de los serviles de turno y de los incautos que rinden tributo al vencedor de la hora, lleva consigo una mancha indeleble que recaerá no sólo sobre su persona sino que se volcará sobre sus descendientes. La técnica ha variado.
Nadie sin embargo salvo por cobardía, por comodidad o por ceguera histórica, tiene el derecho de ignorar que hay en marcha en este nuestro Uruguay más allá de las declaraciones que se hayan hecho y que se puedan hacer, un movimiento que busca desplazar a las instituciones legales para sustituirlas por la omnímoda voluntad de los que pasarían a ser integrantes de la "internacional de las espadas.
El ministro Legnani la señaló y analizó doctrinariamente en una nota singular que leímos en el seno del Parlamento. Tuvo que renunciar porque no pudo proceder a remover a un jefe encargado de una misión de alta importancia para el Ministerio y en consecuencia, para el Poder Ejecutivo o en definitiva de las Instituciones.
Esa nota del Doctor Legnani no era otra cosa, como pudimos probarlo más tarde en la Asamblea General, que el comentario y contestación a un plan debidamente estructurado donde se establecían las bases conforme a las cuales se habría de proceder, para dar un primer paso, a efectos de ir apoderándose del control, de la administración, como etapa inicial que pudiera incluso llevar a planteos que motivaran roces o choques con las propias normas institucionales.
Y la prensa hace referencia a declaraciones de jerarcas militares que en esencia intentan justificar la subversión señalando que ella es la consecuencia de la corrupción y para hacerlo, al señalar que en tales o cuales sectores de la administración esta corrupción existe, no vacilan en incurrir en actos que son de por sí básicamente corruptores porque son subversivos, al llevarse por delante sus mandos naturales y al entrar en declaraciones y valoraciones políticas que les está vedado.
Que nadie se haga ilusiones: Latorre llegó y nadie ha olvidado como se tuvo que ir; los "Latorritos"; que tratan de llegar aunque puedan lograrlo mediante la ayuda de cobardes y traidores que no olviden la lección histórica";.
En el siguiente audio, tomado del Museo de la Memoria, se puede oir al Senador Amilcar Vasconcellos.