La Columna de Alfonso Lessa

El "Imperialismo" y el Frente Amplio

El "Imperialismo" y el Frente Amplio
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La historia de los imperialismos es larga y diversa. Nadie duda del papel que se atribuye Estados Unidos en todo el mundo. Como nadie duda del papel que se atribuyó la Unión Soviética y que hoy pretenden Rusia y China, entre otros. O del que pretendió Brasil en la región incluso respecto a Uruguay.

El mundo, sin embargo, ha cambiado, aunque la llegada de Trump con su postura belicista y arrogante al gobierno, abre muchas interrogantes. De todos modos ya no es el mundo bipolar donde las cosas eran mucho más sencillas.

Hoy los intereses son más complejos y se entrecruzan como nunca antes y de manera a veces muy difícil de entender; intereses políticos locales, regionales e internacionales, comerciales, económicos (incluidos la industria armamentista), religiosos y raciales, muchas veces potenciados por motivos históricos. Siria es un ejemplo de ello.

Esta complejidad no resulta un obstáculo para que algunos sectores de izquierda hayan replanteado un discurso simplista y anacrónico respecto al "imperialismo";, que el Frente Amplio a lo largo de las últimas décadas se había cuidado de relegar, de cara a los nuevos tiempos y en procura de crecer hacia el centro.

Y ese discurso ha llegado de la mano de la defensa acérrima del régimen populista y antidemocrático que impera por la fuerza en Venezuela, aunque Estados Unidos sea su principal socio comercial; y hasta la empresa petrolera venezolana haya aportado medio millón de dólares para las ceremonias de asunción de Trump.

El tema, como resulta evidente y ha reconocido entre otros, su presidente Javier Miranda, divide profundamente al Frente Amplio. 

Pero si hay un testimonio vivo de cómo han cambiado las cosas, es el del propio Frente Amplio en el gobierno, que ha resultado y resulta un interlocutor privilegiado de los Estados Unidos, a lo largo y ancho de sus tres administraciones.

UNA RELACIÓN PRIVILEGIADA

Repasemos sólo algunos hechos, para ver cómo han sido las cosas:

Desde que llegó a la Intendencia de Montevideo, luego de las elecciones de 1989, Tabaré Vázquez se preocupó de enviar señales de acercamiento a Washington, las cuales fueron correspondidas.

Vázquez concurrió entonces a la embajada en Montevideo con la que mantuvo un diálogo fluido y fue invitado por el Departamento de Estado a visitar Estados Unidos.

En momentos en los cuáles ese era todavía un tema en cuestión para la izquierda, Vázquez afirmaba que la Intendencia de Montevideo era el mejor pagador de la deuda externa.

En un hecho muy esperado, dada la expectativa que generaba la llegada de la izquierda al gobierno, Vázquez eligió Washington para anunciar quien sería su primer ministro de Economía. El elegido, Danilo Astori, estaba a su lado, luego de que Enrique Iglesias no aceptara la oferta de hacerse cargo de esa secretaría de Estado.

El propio Vázquez visitó los Estados Unidos como presidente.

También llegó a Uruguay el presidente norteamericano George Bush. Mientras tanto Chávez, con apoyo K, realizaba en Buenos Aires un acto contra la presencia del mandatario estadounidense en Uruguay. El mismo Chavez al que Seregni en su momento se negó a recibir por golpista.

El gobierno del Frente recibió la oferta para concretar un tratado de libre comercio, lo que fue rechazado.
Después de terminada su primera presidencia, Vázquez admitió que había pedido a Washington un gesto de apoyo en el conflicto con Argentina, para el caso de que fuera necesario, por alguna amenaza del país vecino.

José Mujica siguió y en algún sentido profundizó esta relación, en un proceso claramente expresado por la cercanía con la embajadora Julissa Reynoso, habitué de los asados en el quincho de Varela.

Para la asunción de Mujica llegó la propia secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Mujica también visitó Washington.

Fue Mujica quien acordó el traslado de seis ex prisioneros de Guantánamo a Uruguay. Constituyó, dijo, un tema de derechos humanos, aunque en Argentina afirmó que también lo movió la idea de colocar naranjas en el mercado norteamericano.

Los tiempos, como se ve, han cambiado y el resurgimiento de un discurso anacrónico respecto al imperialismo, puede afectar en primer lugar al propio Frente Amplio, en la medida que cuestiona drásticamente una postura a la que ha apostado con éxito.

Estas contradicciones en el Frente, han dejado en una postura incómoda al gobierno de Vázquez, que demoró en reaccionar frente a una realidad incontestable, aunque al final -insultado por el propio Maduro- ha cambiado el rumbo.

"MAYORIAS NEGATIVAS";

Maduro está demostrando estar dispuesto a todo para mantenerse en el poder: no importa el nivel de represión, la utilización de paramilitares, los muertos, los heridos, los presos políticos, ni el hambre de la gente, producto de políticas económicas suicidas, ni la suspensión de elecciones, ni la ignorancia del plebiscito revocatorio.

Son muchos los compromisos que lo atan al poder, al igual que a sectores militares a los que se entregó una parte muy importante de la administración del Estado y de los dineros públicos, con una gran corrupción.

Maduro habla en nombre del pueblo, cuando hace poco tiempo recibió el rechazo de la amplísima mayoría de la población en las urnas. El resultado de la última elección fue aplastante: la oposición obtuvo el doble de votos que el chavismo.

Un resultado que muy pocos podrían ignorar.

Y a esa actitud de Maduro de desprecio por las mayorías, bien podría aplicarse la frase de aquel hombre -citada por Hannah Arendt en su libro "Los Orígenes del Totalitarismo";- que se quejaba de una derrota electoral, asegurando que contra su partido no había "más que mayorías negativas";-.

La frase, de 1932, era de Adolf Hitler.