Sin política para inmigrantes
El canciller Rodolfo Nin Novoa anunció que entre este año y el próximo llegarán entre 30 y 50 ciudadanos salvadoreños que huyen de la violencia en su propio país. "No van a quedarse definitivamente en Uruguay, tienen que salir de su país para ir a otro y Uruguay se ofrece como puente, nada más" señaló Nin.
Pero esa "estadía"; sería por unos dos años durante los cuáles recibirían tierra para trabajar y una suma de dinero para ayudarlos con los alquileres. En ningún momento el canciller se refirió a los terceros países que los recibirían definitivamente.
Uruguay que tiene una larga historia en materia de inmigración y emigración tiene, también, la obligación moral de recibir a quienes huyen de circunstancias políticas y económicas. No se trata entonces de oponerse a la presencia de migrantes.
Pero ¿en qué condiciones? Miles de colombianos, dominicanos, bolivianos y peruanos llegaron a Uruguay porque alguien les dijo que aquí había trabajo. El sueño de la mayoría se esfumó apenas llegaron a la primera pensión que encontraron.
A las pésimas condiciones habitacionales, se agregan los altos alquileres y los bajos sueldos. La mayoría termina en tareas de servicio doméstico o como guardias de seguridad. Muchas dominicanas terminaron prostituyéndose en whiskerías de mala muerte para sobrevivir.
Uruguay carece de una política para inmigrantes. Ya hemos asistido a los pésimos resultados con las familias sirias. Transplantar gente de un lado a otro cuando ni siquiera a los propios se puede asegurar condiciones dignas, no parece ser la mejor política. Detrás de cada inmigrante hay un drama. No deberíamos contribuir a hacer más dramáticas esas vidas.