Una decisión desatinada
La Suprema Corte de Justicia resolvió "ascender" al juez penal de 10° turno de Maldonado, Marcelo Souto, quien desde la próxima semana pasará a desempeñarse como juez letrado suplente en Montevideo.
Se trata de una de las resoluciones más desatinadas del Poder Judicial en los últimos tiempos que afecta no sólo al doctor Souto sino el mismo prestigio de la Justicia.
Es cierto que entre sus potestades la SCJ puede disponer los lugares en que se desempeñarán los magistrados. Se supone que con resolución fundada para que no se considere un acto arbitrario. Pero es difícil explicar el movimiento sobre uno de los jueces más nuevos de Maldonado quién justo tenía en sus manos la mayor causa de corrupción descubierta en este departamento.
El 2 de abril, a solicitud del fiscal Rodrigo Morosoli, el juez Souto procesó con prisión al propietario de Cambio Nelson, Francisco Sanabria y a dos de sus jerarcas Nelson Calvete y Soledad Ubilla, además de decretar prisión domiciliaria para una contadora. Pero en la misma instancia solicitó una pericia sobre la gestión del contador Humberto Capote, ex presidente del Banco Central (BCU) y contador externo del referido Cambio, dejándolo en libertad sin perjuicio.
En 1998 Capote (Foro Batllista –PC) fue quien en su condición de jerarca del BCU, autorizó al entonces senador Wilson Sanabria (también Forista) la apertura de Cambio Nelson. Cuando Wilson falleció en el 2015, el contador fue quién le aseguró a sus sucesores el funcionamiento según consta en las declaraciones judiciales. Como lo afirmó el fiscal Morosoli "con el concurso consciente y deliberado de Humberto Capote, Sanabria pudo desviar los dineros confiados por terceros, para destinarlos a otras actividades empresariales, en su provecho";. Lapidario. Capote fue el personaje que permitió el multimillonario fraude de Cambio Nelson, o sea, es la figura más importante en el esquema de corrupción instaurado por Wilson Sanabria y que terminó con su hijo en la cárcel.
Capote sigue libre y el juez que lo mantiene en tal situación fue ascendido. Todo se puede justificar, pero el mensaje no podía ser peor en un momento donde la exigencia de transparencia en los poderes del Estado es cada día mayor.