Entrevistas

"El liderazgo de Lacalle no ha estado en duda"

El Herrerismo limó diferencias en su reunión anual de La Paloma. "Es verdad que veníamos de una controversia entre Lacalle y Heber, que se saldó muy bien, hubo un acto de mucha madurez política por parte de ambos", reconoció el diputado electo por el sector José Carlos Cardozo.

(Emitido a las 8.40)

ALFREDO DANTE:
El sábado en La Paloma, en el departamento de Rocha, el Herrerismo realizó lo que ya es un clásico, la reunión anual donde se definen básicamente las estrategias políticas de cada año. Es prácticamente un icono de la política uruguaya en ese sector vinculado al Partido Nacional (PN).

En esta ocasión tenía particular relevancia porque se iba a hacer la primera lectura oficial de los resultados del 31 de octubre, algo así como un mea culpa dentro del Herrerismo. Además la reunión había sido precedida de algunos encontronazos públicos entre dos de los referentes del sector, el líder, el ex presidente Luis Alberto Lacalle, y el secretario general de la colectividad, el senador Luis Alberto Heber.

Para conocer cómo discurrió la reunión vamos a conversar con el locatario, el dueño de casa, el electo diputado por el Herrerismo en Rocha, maestro José Carlos Cardozo.

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Diputado Cardozo, ¿cómo definiría esta reunión particularmente especial de 2005 del Herrerismo allí en La Paloma?

JOSÉ CARLOS CARDOZO:
Ésta es la décima vez que el Herrerismo se reúne en La Paloma en el mes de enero, siempre con el ánimo de, sin tomar resoluciones formales, comenzar a avanzar sobre algunos asuntos que hacen al trabajo político del sector o a asuntos del año, cuáles serán las principales actividades, los principales temas, nuestro relacionamiento con el Parlamento y demás.

Este año estaba ese elemento que usted adelantaba que había generado alguna controversia pública, que era la evaluación del año 2004, un año particularmente especial para la vida del Herrerismo, un año electoral en el que en las elecciones de junio habíamos perdido la mayoría partidaria y después tuvieron lugar las elecciones nacionales.

Es verdad que veníamos de una controversia entre Lacalle y Heber, que se saldó muy bien, hubo un acto de mucha madurez política por parte de ambos.

AD - ¿Cómo se saldó?

JCC - Se saldó porque la evaluación que hizo Luis Alberto Lacalle, que fue quien abrió la reunión, estuvo hecha sobre una base muy sensata. Fue muy rápido además, no se podía profundizar en exceso en un tema que está laudado, y además los datos demuestran cabalmente que el Herrerismo tuvo un buen comportamiento electoral. Tenemos que compararnos con el resto del partido después de haber perdido la mayoría en el mes de junio, pero también tenemos que comparar con lo que ocurrió en el año 1999, cuando el Herrerismo gana la interna partidaria y la otra corriente del partido de cara a las elecciones nacionales retrocede respecto de las internas. Hay que recordar que en aquel momento el doctor Larrañaga, que había perdido la interna frente al Herrerismo, vota en las elecciones nacionales menos que en las internas. Lo que demuestra que el que gana la interna genera una inercia muy fuerte a su favor y muy difícil de controlar. En esta oportunidad no fue así, el Herrerismo pierde la interna de junio, se recupera para las elecciones de octubre y tiene una buena performance electoral, pasando de 140.000 a más de 200.000 votos.

AD - Hubo un cambio en la lectura del doctor Lacalle. Públicamente había dicho que no se había votado bien; es más, sugirió que tal vez estando él en la lista al Senado se hubiera votado mejor.

JCC - Por eso le decía, se saldó bien porque esa discusión no se puede dar. Usted no puede decir "si hubiera pasado tal cosa hubiera pasado tal otra", es una discusión inconducente, no termina porque no se puede volver a hacer la elección y no se puede saber qué comportamiento hubiera tenido el Herrerismo con el doctor Lacalle integrando la lista al Senado. Fue una decisión adoptada en la primera instancia que tuvo su propia aprobación, hoy no se puede debatir sobre una cosa sobre la que no se puede volver atrás. Se salda bien porque Lacalle en esta reunión abre una instancia de análisis que da espacio a que el resto de los compañeros sientan que efectivamente el esfuerzo que hicimos en las elecciones de octubre valió la pena.

AD - Justamente esta actitud de Lacalle es la que abre la puerta a estos entendimientos, a estos pactos de caballeros para que la sangre no llegara al río, porque si hubiera mantenido su postura la cosa se hubiera complicado.

JCC - Sí, por eso dije, Lacalle abrió el juego y con la habilidad y la inteligencia que le conocemos privilegió otros asuntos en la evaluación, dejó éste un poco de lado en el análisis, obviamente favoreciendo el ánimo de la reunión y otra vez la unidad del Herrerismo, sobre la cual nunca tuve dudas. Había en todos una preocupación porque era la primera vez –yo tengo larga militancia en el Herrerismo– que veíamos una discusión pública entre nosotros. Eso obviamente generaba un choque, una cosa que no nos gustaba porque nunca había pasado algo así. Pero tampoco da para más.

AD - Ésa es la valoración que hacen ustedes. La otra puede ser: si Lacalle hubiera venido en la onda en la que estaba públicamente hubiera perdido o hubiera tenido que enfrentar una corriente, una columna dentro del Herrerismo que ha defendido la performance que tuvo el sector el 31 de octubre.

JCC - En el Herrerismo siempre que en las evaluaciones se tocan temas delicados y de fondo vamos al fondo, y eso no significa que la sangre llegue al río. En el año 2000, en aquella recordada reunión –por lo menos para nosotros– en el Moviecenter en la que evaluamos el resultado electoral del año 1999, se fue muy severo en el análisis y severo con nosotros mismos, que es como debe ser, severo hacia adentro. También allí hubo críticas, hubo críticas internas hacia cómo trabajamos electoralmente. ¿Y qué pasó? El Herrerismo mantuvo su unidad porque en la medida en que las críticas se hacen con profundidad, con severidad, pero con mucha honestidad intelectual ayudan a mantener la unidad que es lo que vamos a privilegiar sobre otras cuestiones.

AD - ¿Se puede leer como un capítulo, como una gota de pérdida de liderazgo de Lacalle dentro del Herrerismo?

JCC - No, no, el liderazgo de Lacalle no ha estado en duda en ningún momento dentro del sector. Yo no conozco a ningún compañero nuestro que en algún momento haya dicho "Lacalle ya no está en condiciones de liderar". En primer lugar el liderazgo de Lacalle no es un liderazgo pactado, no es que estemos de acuerdo en que Lacalle sea el líder; Lacalle es el líder porque tiene condiciones para serlo, porque desde el punto de vista intelectual, de su formación política y sus condiciones de estadista es el primer hombre del PN y es un hombre de la vida política del país.

Lo que tenemos es un armado interno que a veces a algunos les llama la atención porque para nosotros hay un trabajo de organización interna que tiene que estar fuertemente apoyado en el secretario general del sector, que es Luis Alberto Heber, y esa complementariedad del liderazgo de Lacalle con el trabajo interno del secretario general debe mantenerse o tender a funcionar cada vez mejor, lo que a veces se lee como que hay una pérdida de liderazgo de Lacalle o como que alguien le está cuestionando el liderazgo. Nadie se lo está cuestionando, en absoluto; al revés, en estas oportunidades se reafirma, como el sábado, porque el informe que Lacalle hizo sobre el relacionamiento con el futuro gobierno demuestra sus cualidades para visualizar lo que puede pasar.

AD - Yendo a ese plano y a propósito de estrategias, ¿básicamente por dónde pasan las definiciones que adoptó el Herrerismo el sábado?

JCC - Como le decía al principio, el Herrerismo no adopta resoluciones en estas reuniones de La Paloma; es una reunión para conversar. Pero obviamente el doctor Lacalle hizo un informe sobre los tres documentos que el Frente Amplio (FA) le presentó al PN.

Como todos habrán advertido, hay un documento sobre políticas económicas que es muy sorprendente si lo relacionamos con el discurso de la izquierda en el pasado y hasta el día de las elecciones. Ese documento, por decirlo mal y pronto, podría haber sido firmado por cualquiera de nosotros porque las cosas que dice en materia económica son las mismas que hemos defendido durante veinte años: inversiones extranjeras, asociación de empresas públicas con privadas. Todo aquello a lo que el Frente se ha opuesto ahora está en el documento que es entregado como base de acción de la política económica del Uruguay que viene, de este Uruguay de cambio que arranca el 1 de marzo. Ahí hay una primera sorpresa para todos.

En materia de política exterior hay en el documento una cuestión que no compartimos, que es el tema del Parlamento del Mercosur, sobre lo cual Lacalle se ha expresado en muchas oportunidades y nosotros compartimos su pensamiento en esa dirección.

Y sobre el tema de la educación estamos un poco a que se profundice porque el documento es algo así como que es mejor ser sanos y ricos que pobres y enfermos. En eso estamos todos de acuerdo. Hay que ver después en el andamiaje y en la construcción de la política educativa hacia dónde se direcciona el gobierno electo. Para eso necesitamos más tiempo.

AD - El Herrerismo se planta como o quiere ser la oposición; en realidad quiere que todo el PN sea la oposición dura a este gobierno. Pero se les va a complicar oponerse a una cosa que perfectamente podrían haber firmado ustedes.

JCC - Seguro; lo que pasa es que capaz que en Uruguay hay que repensar algunas cosas. A la oposición no hay que adjetivarla, la oposición es oposición, es el rol que el ciudadano le da al partido que pierde cuando el que gana tiene la mayoría parlamentaria. Es un episodio que mi generación –yo tengo 45 años– nunca vivió, nunca vivimos, éramos niños cuando Gestido gobernaba Uruguay con mayoría parlamentaria. Hoy hay una realidad nueva frente a la cual hay que entender cosas nuevas. Que el partido sea oposición es una cosa natural y lógica, lo que no quiere decir oposición desmelenada, enojada, tirando contra todo lo que el gobierno diga. Es la oposición porque en el juego que se va a dar a nivel parlamentario los ciudadanos le asignaron al FA un papel muy importante que tiene que ejercer y que va a ejercer, que es tener la mayoría parlamentaria. A eso agréguele la vinculación sindical que tiene el partido que alcanza el gobierno y tendrá una concentración de poder muy importante. Entonces tiene que haber un punto de equilibrio, tiene que haber un equilibrio, esa balanza tiene que funcionar, y para que funcione los ciudadanos le asignaron al PN un rol de oposición. Lacalle lo definió muy bien cuando dijo "somos el Automóvil Club, no la rueda de auxilio". Es una definición clarísima que todos entendemos, el país no va a tener en el PN ninguna propensión al barquinazo, por el contrario, si se lo necesita el partido va a estar. Claro, no estaremos para todos los mandados que el gobierno quiera –eso es pobable– como partido y como fuerza política, porque tenemos un rol de oposición. Esto en Europa no sería una discusión, se entiende perfectamente porque están acostumbrados. En Uruguay es la primera vez que tenemos un gobierno con mayoría parlamentaria que se obtiene en la primera vuelta electoral.

AD - De todas maneras ustedes no se van a negar a firmar lo que sea, por ejemplo en materia económica, área en la cual aparentemente están los mayores puntos de coincidencia.

JCC - Vamos a mantener la coherencia con nuestro pensamiento, no tenga ninguna duda. Si mañana el Frente propone un mecanismo de asociación de Ancap –como dice el documento– con una multinacional petrolera vamos a decir lo mismo que dijimos antes del plebiscito, vamos a mantener nuestra coherencia electoral. Si el gobierno cambia será el gobierno el que habrá cambiado, y si cambió para bien, bienvenido, las cosas deben ser así, si cambia para bien habrá cambiado positivamente. En todo caso nos quedaremos con la satisfacción interior de decir "teníamos razón también antes".

AD - Con respecto a la integración en los entes autónomos, servicios descentralizados, ¿hubo algunas conversación en la reunión del sábado?

JCC - Sí, en la intervención de Lacalle sobre este tema hizo referencia a que es una acción que debe determinar claramente el presidente electo, es el presidente electo quien tiene que decir si quiere o no cabalmente esa participación y en qué grado la quiere. La participación de las minorías en los organismos de contralor y en las empresas del Estado está reconocida en la Constitución, pero el presidente podría, como se mencionó, elegir el camino casi del unicato, es decir esperar los 60 días para las venias y aprobarlas todas, tiene votos para aprobar todas las venias y poner cinco directores en UTE, tres en OSE y cinco en Ancap, todos frenteamplistas. Puede hacerlo.

AD - Está bien. Pero a priori, ¿están afines a integrar o no esos directorios de entes?

JCC - La lógica indica que hay que integrarlos porque la Constitución reconoce la participación de las minorías. Pero como hay un episodio nuevo necesitamos más claridad por parte del presidente electo acerca de si quiere o no integrar los organismos del Estado con la participación de las minorías. Eso todavía no está bien claro aún y no nos corresponde a nosotros sino al gobierno electo definirlo.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe