Andrade dijo que "si bien Uruguay ha mejorado (económicamente), hay una circunstancia en paralelo con referencia a esto, que es la concentración de las riquezas". El tertuliano expresó que "en la campaña, el Frente Amplio (FA) sostiene un discurso que establece que no va a haber más impuestos, y en el programa establecen que van a haber modificaciones en la tasa tributaria. La discusión es sobre lo que dicen en la campaña y lo que establece el programa".

"Es medio insólito, se cuestiona al movimiento sindical de falta de independencia si no hace movilizaciones, y si las hace se cuestiona de que no le sirve nada, de que mete el palo en la rueda. Hay que entender que la lucha social reivindicativa es un componente democrático. En definitiva, en el movimiento sindical lo que hay es una lupa más grande", estimó el tertuliano.

Por su parte, Manzi consideró que "se confunde el frente sindical con el frente político. Marcelo Abdala está en cola para ser el director de trabajo, es un tema de tiempo nada más. Tanto el FA como el movimiento sindical son una medusa porque una vez agarramos el discurso, otra vez agarramos el programa".

"Yo no le creo a este movimiento sindical que está tan imbricado, que se confunde tanto, que es tan intercambiable con el gobierno. Para mi es parte de este discurso que tan buen resultado le dio, a este gobierno que es gobierno y oposición al mismo tiempo, que ocupa todo el espacio. Está todo del mismo lado, y creo que esto no es bueno para la dinámica de los diálogos políticos y sociales. Es todo más o menos mentira", manifestó el tertuliano.

Bianchi apunto a lo dicho por Manzi y opinó que "esta consecuencia de confundir el partido con el gobierno, con el movimiento sindical, es el intricado desajuste del movimiento sindical, y es propio de los regímenes que tienen indicadores totalitarios. (…) Este movimiento sindical salió a hacer campaña por el gobierno. Este paro sindical es un saludo a la bandera, y si la gente se adhiere es porque para el transporte".

Además, la tertuliana añadió: "nunca vi en la historia del país un gobierno que se arrodille frente a las inversiones extranjeras. Hay un acuerdo de confidencialidad entre UPM y el gobierno, que no participa la otra mitad del país. UPM es absolutamente la que pone las condiciones. Hay dos maneras de negociar, con soberanía y sin soberanía, y ahora estamos negociando sin soberanía, porque ese proyecto es lo único que tiene el gobierno para mover un poco la tortuga del balde".