"Los militares querían inventar algo contra Seregni y lo hicieron", relató Fernández a La Mañana de El Espectador. En el libro realizó una investigación a partir del expediente del juicio contra Seregni que siguió la justicia militar.

"Desde el vamos este caso nace mal parido. Acá un coronel juzgó a un general", afirmó Fernández, quien sostuvo que "los cargos que se le imputaron fueron verdaderamente absurdos".

Fernández, que en la primera presidencia de Tabaré Vázquez fue secretario de Presidencia, canciller y ministro de Defensa, señaló que "el general Seregni siempre dudó del MLN y tampoco pretendía su incorporación al FA".

Relató la primera detención de Seregni el 9 de julio del 73, al filo de las 9 de la noche, en la casa del coronel Zugfriategui.

Cuando lo trasladaban a Minas en un vehículo militar le anunciaron que lo iban a encapuchar, a lo cual Seregni respondió: "me va a tener que poner la capucha con alambre. Usted va a pasar a la historia como el primer coronel en poner una capucha a un general del Ejército". Las palabras de Seregni hicieron que sus captores se comunicaran con sus superiores y finalmente no le pusieron la capucha y entró al cuartel de Minas "a cara descubierta", contó Fernández.

También se refirió a la segunda detención de Seregni, que se produjo en enero de 1976, en Punta del Este, "en base a una burda excusa", consignó el autor.

Expresó que en la segunda detención, "el general  no lo pasa bien. Seregni estuvo cuatro días de plantón y cuando le ofrecieron un vaso de agua caliente, no lo toca. Al igual que un plato de comida que se lo tiraron al piso. Eso demuestra su actitud, su dignidad", dijo Fernández.

También se refirió "Lilí" Lerena de Seregni, de quien dijo que "tuvo un coraje tremendo", al igual que sus hijas, siempre pendientes de su estado en la prisión.