El mal menor: Aislado y sin margen, Sendic se va
El anuncio de Raúl Sendic acerca de su renuncia a la Vicepresidencia del país constituyó, para el Frente Amplio, la solución menos mala de todas las posibles. Y, pese a su gravedad institucional, seguramente ahorró al país problemas mayores en lo que queda del período del gobierno.
Raúl Sendic, tal como habíamos escrito en una columna anterior, se perdió en un laberinto que él mismo construyó y del que no pudo salir; un laberinto del que el abuso de las tarjetas corporativas fue sólo un parte, pero que incluyó la falsedad de su título universitario y sus medallas de oro, la gestión en ANCAP, el encare de proyectos que ahora deberá explicar a la Justicia, gastos de representación que su superpusieron a las tarjetas, entre otros temas.
En fin un cúmulo de acciones y omisiones potenciadas por una defensa de sus actitudes que no hacía más que agravar las cosas. No está claro si fue único responsable del diseño de su estrategia o estuvo muy mal asesorado, pero cada vez que hablaba, empeoraba su situación.
LA SOMBRA DE LA RENUNCIA
Sendic fue quedando sólo y aislado y su propio grupo político se desmanteló, aunque hasta el final lo defendieron los últimos soldados de la 711 y hubo quienes -fuera de ese sector- trataron de minimizar o justificar su acciones, diluyéndolas en presuntas culpas colectivas.
En el camino, el presidente Tabaré Vázquez había asumido una postura contundente: dijo que si el Tribunal concretara una declaración cuestionándolo, renunciaría. Y que si el vicepresidente renunciaba, el aceptaría la dimisión. En las pocas pero concluyentes veces que aludió al tema, le cedió la responsabilidad al propio Sendic y dejó librado el futuro a su sensibilidad.
En las últimas semanas, incluso antes de que se conociera el informe del Tribunal de Conducta Política de la coalición, comenzaron a escucharse cada vez más fuerte las voces que le pedían un gesto: se referían, claro está, a su renuncia. Hubo marchas y contramarchas: desde la idea de aguardar el informe del Tribunal a esperar también a la actuación de la Justicia. Y también una estrategia para desacreditar al Tribunal cuando trascendieron las primeras señales de un fallo que le iba a ser adverso.
Pero finalmente la contundencia demoledora del informe terminó de acomodar las fichas y dejó sin margen de acción al Frente Amplio y en definitiva también al propio Sendic.
La coalición se debatió entonces entre preservar al Frente Amplio o salvar a Sendic, aunque ello implicara sacrificar al Tribunal de Conducta Política y apelar a argumentos injustificables contrarios al discurso de defensa de la dimensión ética.
Y la amplia mayoría del Frente Amplio, según todo indica, llegó al Plenario convencido de que la prioridad era a cualquier precio, el propio futuro de la coalición. De todas maneras, el Plenario no aprobó sanción alguna a Sendic ni apoyó de manera explícita al Tribunal, cuyos miembros tuvieron una actuación muy destacada ajena a las presiones políticas.
EL GESTO
Sendic y sus allegados habían insistido durante la semana que en el Plenario demostraría su inocencia. E incluso se convocó a una manifestación de apoyo al vicepresidente, que reunió a poquísima gente.
Sendic, sin embargo, se presentó ante el Plenario para anunciar su renuncia, aunque de paso, apuntó a la interna y a los que les pedían la renuncia por los medios.
Allegados al vicepresidente atribuyeron su renuncia, no a su conducta, sino a la interna frentista y en particular a los miembros del Tribunal, cuya actuación han seguido cuestionando.
Pero sin embargo parecería que el vicepresidente, después de tantos desaciertos, tomó conciencia de su soledad y de la imposibilidad de presidir el Senado y la Asamblea General en esas condiciones. Sabe, además, que las cosas pueden complicarse aún más en el ámbito judicial, lo que a su vez podría contaminar a la izquierda, desatando nuevos debates.
Finalmente, entonces, Sendic asumió el gesto que muchos le reclamaban en el oficialismo. Y, en un hecho histórico y sin precedentes, dejará la Vicepresidencia sabedor de que su carrera política está herida de muerte.