Los blancos a contramano
Está claro: para cualquier partido político tener una oferta variada, amplia y diversa, aunque coherente, ayuda a sumar votos, pero ello requiere de algunas reglas básicas que incluyen la necesidad de administrar los disensos y no llegar a enfrentamientos internos que arriesguen la fractura. Y estas últimas son reglas de juego que hoy no cumple el Partido Nacional arriesgando heridas difíciles de cicatrizar.
Para la oposición debería ser un año de regodeo, después de todo el episodio Sendic que hirió profundamente al oficialismo y la reiteración de diferencias internas en temas tan diversos como las relaciones internacionales, el proyecto sobre los cincuentones y ahora el impuesto a los militares. O dicho de otra forma: el oficialismo entregó en bandeja varios conflictos internos que deberían dar tranquilidad a la oposición en vísperas del año preelectoral. Con la perspectiva, además, de asuntos pendientes extremadamente delicados que están en manos de la Justicia o en investigadoras parlamentarias.
Sin embargo el Partido Nacional, que termina cabeza a cabeza con el Frente Amplio en las encuestas de intención de voto, se empeña en exhibir divisiones que no hacen más que perjudicarlo. Debería estar tranquilo y planificando una estrategia común, con dos sectores fuertes y dos precandidatos potentes y dejando espacio razonablemente para otros que quieran competir en la interna. Pero eso no está sucediendo; más aún, el fin de año parece haber potenciado discrepancias que se fueron acumulando durante el año.
Cuando los blancos todavía tienen que cerrar del mejor modo posible el episodio Bascou, explotó un nuevo conflicto que llevó a Jorge Larrañaga a asegurar que con algunos compañeros consideran que "la estrategia del sector del doctor Lacalle Pou afecta a la unidad del partido";.
El hecho puntual, tuvo que ver con la decisión del intendente de Artigas, Pablo Caram, de dejar Alianza Nacional e incorporarse al sector Todos liderado por Luis Lacalle Pou. Ese hecho se sumó a las discrepancias públicas sobre el caso Bascou.
Larrañaga se ha sentido golpeado por actitudes de Lacalle Pou, que considera que no están en línea con las posturas que él asumió en beneficio del Partido Nacional cuando luego de perder en las internas con Lacalle Herrera y el líder de Todos, los acompañó como candidato a la Vicepresidencia.
Durante la semana también se conocieron otros dos hechos que exhibieron una situación compleja para Alianza Nacional: la reafirmación de la senadora Veronica Alonso de su decisión de impulsar otra candidatura (que podría ser la suya) por fuera de los dos grandes sectores blancos; y un nuevo paso de un grupo de intendentes del interior en otra eventual candidatura que los representante.
Lo cierto es que el Partido Nacional vive un momento de transición y reacomodamientos pensando en 2019. La clave para su futuro no sólo estará en lo que haga, sino también en cómo lo haga.