Cosechando Amigos

La pelusa en el ombligo

La pelusa en el ombligo

Este fue un mal año para los partidos políticos uruguayos desde el punto de vista ético. Hay una tendencia excesiva a comparar con el pasado o con circunstancias externas. Y aunque sea cierto que en el pasado reciente hubo denuncias por corrupción muchísimo más graves que las conocidas este año, y que solo en los países vecinos los hechos de corrupción son por miles de millones de dólares, no es menos cierto que a los uruguayos nos cuesta entender la afectación social, institucional y económica que provoca la corrupción.

En el período post dictadura han sido muchas las oportunidades en que la corrupción de sucesivos gobiernos estuvo a consideración pública y dio origen a decenas de procesamientos de jerarcas.

Pero ocurre que ahora alentados por los dirigentes partidarios, la ciudadanía tiene a visualizar las denuncias como ataques políticos producto de confabulaciones indemostrables.

O peor, tratan urgente de apagar el incendio.

El año que viene comenzarán a perfilarse las candidaturas políticas. A los partidos se les debe exigir que dejen de mirarse la pelusa en el ombligo y entiendan los desafíos del futuro. La gente los está mirando con otros ojos.

Nuestra sociedad esta resentida, quebrada en miles de pedazos; no tiene ni proyectos ni sueños colectivos y sólo crece el más poderoso individualismo sustentado siempre en razones económicas.

El futuro solo será posible si somos capaces de reconstruirnos como seres sociales, pensar la política sin fanatismos y hacer de la ética pública una convicción. Y para ello, también los partidos son muy importantes.