El agro y una rebelión de dimensiones inesperadas
Tal vez hubiera bastado una reunión del presidente Vázquez con las gremiales agropecuarias antes de fin de año, para desactivar un conflicto que por el momento se le ha ido de las manos al gobierno y a las propias organizaciones del sector.
Pero esa reunión no tuvo lugar; no hubo espacio en la agenda del primer mandatario o este resolvió dejarla para más tarde y entonces ardió Troya.
El presidente no logró desactivar el conflicto con el encuentro que sostuvo el lunes pasado con dirigentes agropecuarios y algunos de los dichos del mandatario y otros gestos del oficialismo generaron mayor rispidez. Como la provocan también quienes desde posturas muy radicales y poco realistas, anuncian esta movilización poco menos que como el comienzo de una revolución contra el gobierno del Frente Amplio, de cuya legitimidad nadie puede decir absolutamente nada. En ese sentido, las redes sociales mal utilizadas están operando una vez más, por parte de algunos actores, como un instrumento para encender los ánimos.
A la reunión convocada por Vázquez, no concurrió la Federación Rural, en una actitud difícil de comprender, ya que precisamente se reclamaba que el mandatario los recibiera. La decisión fue tomada en mayoría por los miembros de esa institución, pero parece un error no haber concurrido al menos a escuchar.
El conflicto tiene raíces legítimas, con sectores como el tambero que viven momentos críticos que obligan a muchos de sus protagonistas a la mera supervivencia o, directamente, a dejar la actividad.
Loa productores se quejan desde hace largo tiempo de los problemas de productividad que dificultan su actividad, del peso del Estado y del valor del dólar.
Todo indica que el gobierno no esperaba una conflicto de estas dimensiones, que le faltaba información o la evaluó mal. Incluso las afirmaciones del presidente sobre la productividad del sector arrocero, destacada a nivel internacional, mostraron problemas en el conocimiento de algunas realidades y encendieron más los ánimos.
EL COSTADO POLÍTICO
Como siempre ocurre, un asunto de estas características incluye un costado político partidario. El carácter que ha tomado el conflicto obligó al gobierno a apurar la reunión con los productores y a pronunciarse en general con cautela.
Desde el Frente Amplio, sin embargo, a pesar de reconocerse ciertas dificultades, se destacó el presunto "oportunismo"; político de algunos actores a los que no nombró, y se rechazó la dicotomía campo-ciudad. Esas afirmaciones, tampoco colaboraron en la pacificación de los ánimos.
Quienes participan de esta suerte de rebelión agropecuaria, han insistido en su carácter de "autoconvocados"; y rechazan que tenga una motivación política oculta. Aunque no aparezcan como tales, hay productores movilizados que han sido votantes de todos los partidos, aunque resulta claro que el interior tradicionalmente ha resultado un bastión blanco. En ese sentido no dejó de sorprender el anuncio de Jorge Larrañaga y varios de los dirigentes de su sector, acerca de la concurrencia al acto del próximo martes 23. La decisión, por supuesto, no contribuye a la idea de que el movimiento es ajeno a la política partidaria. Y esto más allá del derecho que tienen a hacerlo y de que dirigentes de otras tiendas han hecho cosas similares en otras instancias.
Algunos actores como el ex senador Jorge Saravia, blanco que se alió con Mujica, para después regresar al Partido Nacional, comparan esta movilización con el "tractorazo"; de 1998 contras las políticas del entonces presidente Julio Sanguinetti. E incluso, en entrevista con La Mañana de El Espectador, comparó las respuestas de Vázquez con las de Sanguinetti.
Saravia fue uno de los tantos aliados blancos que consiguió Mujica, reivindicando al agro, al interior y sus demandas, en hábiles, pacientes y trabajosas conversaciones en el interior, para terminar de romper la barrera que le impedía a la izquierda crecer de manera importante fuera de Montevideo. El propio Mujica sintetiza escuelas diferentes que le aportaron para concretar ese tejido, empezando por su actuación en filas herreristas.
BLANCOS Y EL FA
Saravia pertenece a Cerro Largo, el mismo departamento en el que Vázquez había encontrado a otro aliado muy importante: el ex intendente y ex vicepresidente y actual canciller Rodolfo Nin Novoa.
Es decir que entre los blancos del interior ha habido dirigentes y votantes que operaron como un factor importante para el crecimiento del Frente. Pocos días atrás, al ser consultado por el tema en Telemundo, Mujica fue explícito sobre esto y dijo que cuando fue candidato estaba seguro de que habría votantes blancos que lo apoyarían en lugar de votar a Luis Alberto Lacalle. Pero aclaró que ahora las condiciones han cambiado.
Nadie ignora el papel fundamental que juega el agro en la economía uruguaya. Como casi nadie ignora el peso que puede tener el agro y el interior del país en el plano político-electoral. No cabe más que recordar la mencionada serie de apoyos que logró Mujica para consolidar el crecimiento del Frente o -salvando las distancias y diferencias- lo ocurrido en 1958 cuando los blancos ganaron después de casi cien años, desalojando al batllismo, a partir de una revuelta política del interior.
En los últimos días desde grupos que organizan la movilización se acusó al asesor del Ministerio del Interior, Gustavo Leal, de infiltrarse en sus grupos de whatsapp. El involucrado lo negó y dijo que eran grupos abiertos. Lo cierto es que, según publicó Búsqueda, en un informe elaborado a partir de esos grupos de whatsapp, advirtió que la respuesta del gobierno y del oficialismo "no puede ser ignorarlos. Hay que tomar en serio lo que se puede estar incubando y reaccionar a tiempo";.
Por lo pronto, la movilización del martes en Durazno, será una primera demostración de fuerza y dará una medida del poder de convocatoria de sus promotores.