La desconfianza destruye la democracia
La confianza es un asunto clave en el sistema democrático. Por confianza votamos a un tipo que no conocemos para que gobierne o nos represente.
Pero los gobernantes y dirigentes políticos están minando la confianza de los ciudadanos cuando se descubre que usan sus cargos para favorecer a familiares, correligionarios y amigos o cuando nos enteramos como han usado el dinero público.
Estos dos asuntos existen en el sistema político uruguayo desde tiempos inmemoriales. Y es lo primero que deberían reconocer, si la ética es parte de sus principios y no un tema de campaña electoral.
Cruzar acusaciones no contribuye a resolver el problema. Los ciudadanos empiezan a cansarse de ese pérfido jueguito electoral.
Pero en realidad a nuestros políticos ni los trajo la cigüeña ni nacieron de un repollo. Son parte de esta sociedad, por lo que como ciudadanos estamos obligados a repensar como votamos, a quién votamos, por qué votamos y sobre todo, como participamos.