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Un milagro llamado ANCAP

La Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP) nació el 15 de octubre de 1931 a propuesta del diputado colorado Luis Batlle Berres durante el tramo constitucional de la presidencia de Gabriel Terra, quien en 1933 se convertiría en dictador.

En el año 2003 el Contra Almirante Oscar Lebel publicó un libro llamado "Ancap: una visión geopolítica del Uruguay en el mundo petrolero". A finales de ese año triunfó un plebiscito contra la ley 17.448 que eliminaba el monopolio del ente.

En su libro Lebel relata un episodio desconocido para la gran mayoría de los uruguayos. En 1936, ya en dictadura, un desconocido diputado colorado de apellido Baltar logra la aprobación urgente de un proyecto de ley por él presentado.

Esa ley  liquidó el monopolio de Ancap sobre la importación y venta de combustibles y favoreció a un trust integrado por las petroleras Shell, Esso, Atlantic y Texaco mediante la firma de convenios secretos con la empresa pública y por la que el trust se quedó con la mitad del negocio de combustibles.

Pero lo más increíble es que ese convenio secreto estuvo oculto al Parlamento hasta 1973. Jamás nadie explicó cómo fue posible mantener ese convenio en secreto. Tanto que ni en la página web de Ancap figura alguna mención a la " ley Baltar".

En 1998 se firmó un convenio con la empresa argentina Loma Negra, que dio origen a Cementos del Plata S.A. integrada entonces con un 55% de Ancap y un 45% de cementera argentina, que sin embargo tenía mayoría en el directorio. El resultado de esa asociación fue tan deficitario que, según Lebel, "a partir de entonces la División Portland comenzó a dar pérdidas". Hoy Cementos del Plata S.A. se integra con un 99.8% de la empresa uruguaya y 0.2% de Loma Negra".    

Otros negocios a pérdida millonaria absoluta fueron la asociación  con una destiladora escocesa, presuntamente para potenciar las bebidas alcohólicas que producía Ancap. Pero el resultado fue la pérdida del 50% del mercado del whisky nacional. La empresa pública decidió no hacer un juicio por incumplimiento de contrato  y se acordó una salida negociada de una deuda de la escocesa, que jamás pagó.

El caso del gas es peor. 429 millones de dólares en 15 años debió pagar Ancap para la construcción de los gasoductos. Hoy el negocio del gas es casi inexistente. La empresa Conecta S.A. provee gas por cañería a unos 6.000 clientes y es todo.

Pero mañana le contaremos como en 1998 Ancap hizo un negocio en el que perdió 200 millones de dólares, asesorada por una empresa dirigida por un grupo de delincuentes procesados en varios países y buscados por Interpol.

Con estos antecedentes y a la luz de lo que pasó luego durante el período Sendic, es casi milagroso que Ancap haya sobrevivido.