Evangelismo político en América Latina crece y se nutre de rechazo al cambio
La ausencia de estructuras partidarias fuertes y consolidadas, la falta de espacios de expresión contra las reformas y la necesidad de un discurso de certezas en un mundo cambiante empujan el avance de líderes evangélicos en la política de América Latina como Fabricio Alvarado, quien este domingo competirá por la Presidencia de Costa Rica.
"Evidentemente, el mundo evangélico ha recogido el descontento político-social de algunos sectores a los que les cuesta afrontar cambios en términos de moral social", explicó a Sputnik el sociólogo Néstor Da Costa, de la Universidad Católica del Uruguay, al analizar el ascenso de líderes de la línea protestante más conservadora en la escena política regional.
Mientras Francisco Alvarado se reúne con líderes evangélicos costarricenses para coordinar su apoyo en la segunda vuelta de este domingo contra el socialdemócrata Carlos Alvarado, el expastor y ahora candidato presidencial venezolano Javier Bertucci continúa en una gira por su país denominada "Ruta de la Esperanza", preparándose para los comicios del 20 de mayo y anunciando que "no permitirá" el matrimonio homosexual ni el aborto si llega a ocupar el Palacio de Miraflores.
"Lo que está ocurriendo es que la izquierda y la derecha se agotaron, porque no han aportado las soluciones necesarias a su sociedad, y los pueblos están migrando hacia otra clase de liderazgo, como es el de los pastores cristianos de la línea evangélica, porque son liderazgos de mucha carga social", dijo a Sputnik el propio Bertucci.
El venezolano y Francisco Alvarado parecen querer seguir el camino del presidente de Guatemala, Jimmy Morales, también de confesión evangélica y quien se manifestó contrario al casamiento entre personas de un mismo sexo, a la interrupción del embarazo y a la legalización de la marihuana, arguyendo que 97 por ciento de la población guatemalteca "tiene un pensamiento ético cristiano".
Para Da Costa, la ola de reformas progresistas en la región en los últimos años, sobre todo en materia social, generó descontento en grandes sectores de la población sin canales para expresarlo: son los "perdedores en términos de las nuevas políticas y nuevos derechos".
Ante ellos aparecieron iglesias o líderes evangélicos en sintonía con sus reclamos para llenar el vacío y ofrecerse como herramienta, ya que la Iglesia Católica, que ha venido perdiendo fieles en la región a pesar de seguir siendo mayoritaria, no se presenta en ningún país como opción política explícita.
En América Latina, 69 por ciento de los adultos se identifican como católicos, y 19 por ciento como protestantes, según la última evaluación de 2014 del Centro de Investigaciones Pew, con sede en Washington, titulada "Religión en América Latina: cambio generalizado en una región históricamente católica".
Pero el fenómeno es de ida y vuelta: los partidos políticos también se acercan a las iglesias para captar votantes y recobrar fuerza, sobre todo en países donde la estructura partidaria es endeble y las fuerzas políticas conservadoras se fraccionan, se enfrentan entre sí o pierden peso popular.
"Hay una ausencia de una estructura político-partidaria fuerte y de largo plazo; entonces, esa movilidad genera que quien se posiciona con un discurso de "no al cambio" en un mundo que cambia mucho, con un discurso de certezas, encuentre sintonía con ese grupo de la población y lo interprete y lo quiera expresar políticamente", explicó Da Costa, especializado en sociología de la religión.
BIBLIA, BALA Y BUEY
En varios países de la región, los evangélicos ganan terreno en los parlamentos y en cargos locales: el Partido Republicano de Brasil (PRB), nacido de la Iglesia Universal del Reino de Dios (pentecostal), tiene 106 alcaldes, 1.618 concejales, 37 diputados estaduales y 22 diputados federales.
Pero también hay líderes evangélicos en otros partidos, como en Demócratas y en el oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño.
Los evangélicos en Brasil cuentan en total con 199 diputados y cuatro senadores, que junto con el lobby de la industria armamentística y el sector agropecuario han colocado pautas conservadoras en el centro de la agenda política: la izquierda los apoda como la bancada "BBB" (Biblia, Bala y Buey).
El evangélico que llegó más alto en política brasileña es el actual alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, del PRB, quien antes ya había sido senador y ministro, y fue obispo de la Iglesia Universal.
En Colombia, el Movimiento Independiente de Renovación Absoluta es considerado el brazo político de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional (pentecostal), y cuenta con tres diputados y dos senadores, entre ellos el pastor Carlos Alberto Baena, con un discurso centrado en hacer "política con valores".
En México, el Partido Encuentro Social está integrado fundamentalmente por evangélicos de diferentes denominaciones; es una fuerza política conservadora que se opone a la legalización del aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo.
En Chile hay tres diputados que se confiesan evangélicos y han expresado fuerte rechazo a la ley promulgada el año pasado que despenaliza el aborto bajo tres causales, así como al proyecto de matrimonio igualitario y al de identidad de género, que busca regular la situación de las personas transgénero.
Las campañas contra las reformas sociales han unido en algunos países a católicos y evangélicos, como en Ecuador, con el movimiento "Con mis hijos no te metas", que incluyó varias marchas en contra de la educación de género en las escuelas y en favor de "los valores morales".
JERARQUÍAS Y CREYENTES
El evangelismo político latinoamericano se arraiga fundamentalmente en el movimiento pentecostal, término genérico para definir a iglesias que se caracterizan por sus reuniones masivas, su énfasis en la prosperidad económica, la realización de "milagros" y "sanaciones" y sus programas televisivos, incluyendo un componente conservador en su prédica.
En América Latina también existen iglesias protestantes "históricas" (luterana, metodista, anglicana, etcétera), originadas en la Reforma, con apertura a la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero), a las políticas de igualdad de género y a las de planificación familiar, pero son minoría.
"Lo que no podemos hacer es poner todo en un paquete: hay católicos conservadores y hay no conservadores, hay evangélicos conservadores y hay no conservadores ( ), es bueno distinguir que el mundo católico y evangélico es un mundo plural", aseguró Da Costa.
Por otra parte, el experto señaló que las posturas de las jerarquías de las iglesias no siempre reflejan lo que creen los fieles.
"Cada vez más, la gente de a pie está muy lejos de lo que sus pastores les dicen que tienen que hacer en términos de doctrina o conducta moral social; la gente construye sus propias opciones religiosas, toma en cuenta lo que dicen las instituciones, pero después no lo acatan", afirmó.
De todas formas, las jerarquías siguen siendo las que tienen la voz cantante, y las fuerzas detrás de sus campañas políticas, en muchos casos, generan preocupación.
En Perú, por ejemplo, el pastor evangélico y congresista Julio Rosas, de Fuerza Popular (derecha) e impulsor en su país de la campaña "Con mis hijos no te metas", es investigado por supuestamente haber recibido apoyo financiero de Stephen Guschov, supremacista blanco de EEUU vinculado con organizaciones que promueven el odio racial y la discriminación de personas indocumentadas. (Sputnik)