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No quieren perder una

El parlamento se enzarzó una vez más en un intercambio de agravios sólo para defender al ministro del Interior Eduardo Bonomi.

Con bastante hipocresía, porque la bancada oficialista centró su ataque en Pedro Bordaberry como hijo del dictador, pero escondiendo que en su bancada hay un senador suplente del MPP que fue funcionario de confianza de la dictadura en Maldonado.

Mientras tanto, los hechos, los porfiados hechos revelaban una vez más la magnitud de la tragedia. Un pibe de 18 años, golfista, fue asesinado de un balazo en el pecho presuntamente para robarle un morral. Otro pibe fue  asesinado el fin de semana, aparentemente por error, mientras se disponía a abrir su peluquería.

Bonomi hace hincapié en que ahora tenemos una policía más profesional. Pero los hechos no lo corroboran. Dos funcionarios policiales ocultaron pruebas sobre la muerte del niño Luciano, porque uno era su padrino y el otro amigo del padre. La fiscal Gabriela Fossati los investigará en expediente aparte.

El periodista Leonardo Haberkon publicó el pasado sábado un informe en El Observador donde se revela que el asesino de la niña Brisa, tenía condenas  por al menos "6 ataques sexuales" el primero hace 14 años. Nadie lo vigiló.

En el caso de un reciente femicidio cometido en Florida por un policía que mató a su pareja y luego se suicidó, fallaron los protocolos policiales. Porque habiendo denuncias, nadie le quitó el arma.

Un mes atrás y por error una policía administrativa, enviada a un procedimiento callejero, mató por error a un turista brasileño.

Es una secuencia que no se puede obviar. Y que no es culpa de los funcionarios sino de sus jerarquías.

Podremos debatir sobre orígenes de la violencia y todo lo que se debería hacer para mejorar la seguridad y tal vez tengamos más acuerdos que discrepancias.

Pero el problema es hoy. Lo dijo hoy a La Mañana de El Espectador el senador Rafael Paternain (FA), y coincidimos plenamente: "Hay que trabajar y mejorar las tareas de prevención".

Todo indica que el gobierno no quiere perder una y por eso resiste cambiar a Bonomi. Es muy obvio que con un nuevo ministro no se cambiará sustancialmente, pero la esperanza son nuevas ideas y otra propuesta para encarar un problema que ya es gravísimo para los ciudadanos. La tozudez no es buena compañía.