Efectivamente vinieron unos cuantos y también mexicanos, sobre todo a la República Argentina. A Uruguay vinieron a lavar su dinero. Desde 1988 se descubrieron las operaciones financieras e inmobiliarias en nuestro país de los cárteles colombianos de Cali y Medellín y los mexicanos de Juárez y los Cuinis.

A su vez la  Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas, logró desmantelar varias operaciones de mayoreo hacia el exterior.

Todos los narcos extranjeros detenidos en Uruguay fueron a parar a lugares comunes con nuestros delincuentes. Así la cárcel se convirtió en una escuela de traficantes.

Hoy enfrentamos una escalada de esta actividad delictiva que ha provocado decenas de muertes, eufemísticamente calificadas como "ajustes de cuentas".

Mientras los narcos locales, que según las autoridades no tienen relación  con ninguna organización internacional, copiando métodos van ocupando progresivamente el papel que tiene el Estado, incluso la seguridad.

En este informe compartimos información al respecto publicada por Brecha el pasado viernes, bajo el título "Detrás del miedo".