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Damiani manejaba dinero negro argentino desde los años 90

Damiani manejaba dinero negro argentino desde los años 90

Varios medios argentinos informaron ayer que Juan Pedro Damiani comenzó a ser mencionado en la prensa argentina en 2013, a partir de la investigación judicial sobre lavado de dinero contra Lázaro Báez, por la que el empresario patagónico está detenido y procesado.

Su nombre apareció asociado a Helvetic Services Group, conocida en un primer momento como la firma suiza que se quedó con "La Rosadita", la financiera de Federico Elaskar que, en 2011, pasó a ser controlada por gente del entorno de Báez. Según determinó la Justicia argentina, a través de Helvetic, el empresario patagónico lavó al menos U$S 33 millones, en una triangulación de dinero que pasó por Uruguay, Estados Unidos y Suiza.

Damiani estuvo imputado en la causa de "la ruta del dinero K", a partir de un informe de inteligencia de la Unidad de Información Financiera que reveló múltiples transferencias de dinero entre el contador uruguayo y Helvetic. Citado a indagatoria en 2016 por el juez Sebastián Casanello, finalmente recibió una falta de mérito en agosto del año pasado, aunque el magistrado rechazó su pedido de sobreseimiento por lo que no fue desvinculado de la investigación.

Pero lo que les voy a contar ocurría a principios de los años 90, pleno gobierno menemista,  y está consignado en un documento en poder de la justicia argentina.

"La Sociedad de Bolsa en Argentina es propiedad de Banco Mercurio. La Sociedad de Bolsa en Montevideo, fue comprada por Juan Pedro Damiani, con un contradocumento a favor de los Benadon, propietarios del Banco Mercurio de Argentina, después se le cambió el nombre para ponerla bajo la órbita de la Institución Financiera Externa Intercontinental Bank (Uruguay) S.A. IBU y después se la volvió a sacar y se volvió a poner bajo la órbita de Juan Pedro Damiani.

Juan Pedro es el hijo de un uruguayo que es Presidente de un club de football como Boca aquí. La especialidad del estudio contable de Damiani son las sociedades off-shore uruguayas, y el armado de supuestas operaciones financieras para generar pérdidas o ganancias, entradas o salidas de caja, a sociedades argentinas.

Esas ganancias o pérdidas, y las entradas o salidas de caja, se hacen figurar como diferencias de cotización en la compra-venta de títulos públicos argentinos. La diferencia se produce con una operación que tiene como contrapartida otra operación igual y contraria en el mismo día en alguna de las sociedades holding off-shore del grupo, todas las cuales las maneja Juan Pedro Damiani. Generalmente él esta en el Directorio, o alguno de los miembros de su Estudio. Casi siempre usa al mismo escribano, y manejan cosas tanto en el protocolo como fuera del para que no queden rastros. Generalmente el escribano es Simón para también usan otros.

El tipo más amigo de Juan Pedro y que conoce bien todo el tema de las holdings es Jorge Mercurio, quien armó muchas operaciones de este tipo para vender lo que en la jerga interna llamamos "justificaciones". Una justi es una operación que tiene partes blancas, en la Argentina, que le sirven al cliente para justificar que tuvo una pérdida que en realidad no tuvo, y descontarla de sus impuestos, o una ganancia que en realidad no tuvo, para mejorar su balance, generalmente acompañada del correspondiente movimiento de fondos para darle viso de realidad a la operación. Los fondos los provee el propio banco de su movimiento en negro".

Jorge Mercurio armó operaciones de este tipo muy grandes durante los últimos 7 u 8 años. Para Coto armó hace poco una pérdida impositiva de 13 o 14 millones de dólares que es toda falsa; para Soldati o empresas de este (muchas veces el cliente lo trae Damiani o Cuckier, otro contador Uruguayo especializado en este tipo de operaciones). También armo una muy grande para Ciccone Calcografica.

Esto lo dice un instructivo que dejó a su familia el financista Mariano Perel. Fue escrito en octubre de 1996 y está dirigido a su esposa.

En ese documento conocido como "el testamento de Perel", se afirmaba que "el banco de Buenos Aires (Banco Mercurio) le abre caja ilegalmente todos los días a la   Institución Financiera Externa Intercontinental Bank (Uruguay) S.A. IBU,  que a su vez lo hace por cuenta propia o de American Bank  & Trust (Bahamas). El banco de Buenos Aires recibe y entrega dinero a través de la caja de Gustavo Geada, en operaciones que no quedan registradas en Banco Mercurio. Varias computadoras de Buenos Aires tienen acceso directo al sistema de computación de Uruguay, donde están las cuentas. El Banco de Buenos Aires esta unido por un canal de 64 kbits que sirve para comunicaciones de voz y transmisión de datos con el Uruguay. Este canal primero era un circuito arrendado a 4 hilos, después fue un canal satelital, y ahora es un servicio de Telintar que va por la fibra óptica.

Agrega que "todo el dinero que entra o sale durante el día, es contabilizado partida por partida en forma individual desde Buenos Aires directamente en la terminal, sin que queden papeles de este lado, actuando la terminal sobre el computador de Uruguay. Al final del día queda una cantidad de dinero en la caja, dependiendo si en el balance del día hubo mas entradas que salidas o viceversa. Todos los días se hacen operaciones como compraventa de títulos públicos, para alguna de las holdings uruguayas que maneja Juan Pedro Damiani. Juan Pedro viene a la Argentina 2 días de cada semana como mínimo. Siempre se aloja en el Claridge. Cada vez que viene pasa por el Banco y firma por la holding que se trate todas las constancias.

O sea que una operación blanca de una holding uruguaya, resume en un globo toda la operatoria negra de cada día, que se paso pero desarmado el globo, por el canal de transmisión de datos como una operación on-line desde Buenos Aires sobre la computadora uruguaya.

Se usan muchas holdings diferentes. Se las cambia todo el tiempo. Lo que no se cambia es que están hechas y controladas por Juan Pedro Damiani, y que siempre tienen un montón de operaciones (todas supuestas y no reales), de haber movido títulos públicos por cantidades millonarias para poder así justificar lo que hacen".

Perel, quien fue director del Banco Mercurio afirma que "el grupo de empresas empieza por American Bank & Trust Co., de Nassau, Bahamas. Este banco no es más que un sello de papel, manejado por Delloitte & Touche (el señor Richard Evans) en Nassau. Ninguno de los Benadon figura como director o como accionista de este banco. Sin embargo, en el Banco Central de Bahamas tienen un registro secreto donde llevan la verdadera identidad de los dueños de cada Banco. Delloitte sólo pone prestanombres y certifica el balance anual. En ese registro que está en el Banco Central consta que los Benadon son los dueños.

Además, la Asamblea de los prestanombres emitió un poder irrestricto para que Jacques Benadon represente a ABT y haga los negocios. ABT es el continuador de ABC (American Banking Corporation), también de Bahamas. Estos poderes están legalizados en consulados, y los originales guardados en la casa particular de Jacques. Ojo que los Benadon tienen multitud de escondites secretos o semisecretos, y casi todos han resultado efectivos hasta ahora. Osvaldo Cemin, el carpintero que hizo los muebles del Banco Mercurio, hizo casi todos los muebles con doble fondo o escondites secretos, ya desde la época de la Casa de Cambios. En el pasillo que corre frente a los baños de la mesa de operaciones, hay varios compartimientos secretos en los placares, que resistieron todos los allanamientos.

Además tiene varias cajas de seguridad donde esconden cosas en Buenos Aires. Hay cajas de seguridad a nombre de IBU, al nombre antiguo de IBU que es CBI (Casa Bancaria Intercontinental).

ABT tiene una oficina en la vereda de enfrente de IBU en Montevideo, donde varios chicos que responden a José García Iglesias llevan la contabilidad en negro de ABT.

Allí la hacen auditar por el auditor corresponsal de Delloitte en Uruguay, y se manda a Bahamas para que hagan y certifiquen el balance".

El 4 de febrero del 2001 la policía encontró en la habitación 32 del complejo "Puerto Hamlet" del balneario Cariló, en Mar del Plata, los cuerpos de Mariano Perel (55) y su mujer, Rosa Berta Golodnitzky (46); cada uno había recibido un balazo en la nuca.

Desde el principio se esbozaron diferentes teorías que ahora han sido definitivamente aclaradas: ambos fueron asesinados en lo que a todas luces parece un mensaje de tipo mafioso.

" Soy un gringo colaborador del Citibank, muerto por no pagar la coima del City Group", decía una nota encontrada junto a los cadáveres. La policía también encontró una computadora portátil de la que, aparentemente, habían borrado todos los archivos. Pero allí había información que pudo ser recuperada por expertos y llevó a los investigadores a otros lugares donde se encontraron más documentos.

Perel parecía acostumbrado a las extorsiones. El texto demuestra la desesperación que tenía y el temor por su propia vida. Pero, además, revela en una forma cruda, casi escandalosa, como eran los procedimientos para evadir al fisco, lavar dinero y ocultarlo a través de sociedades, empresas y bancos fantasmas.

Toda esa actividad delictiva pudo realizarla gracias al apoyo prestado por testaferros, prestanombres, estudios jurídicos, profesionales, leyes e instituciones financiera ubicadas en Uruguay.

En Punta del Este y en Montevideo, según el financista asesinado, se habrían escondido en dos o tres residencias, que identifica, parte de los documentos que prueban maniobras de defraudación millonarias contra el Estado argentino.

La investigación sobre Perel y la actuación del Banco Mercurio, es objeto de investigación judicial y de análisis en la Cámara de Diputados de la Argentina. Las actividades del Banco Mercurio en el Río de la Plata, también estaban consignadas en la denuncia presentada por los diputados Elisa Carrio y Gustavo Gutiérrez ante el Senado de los EE:UU, una de cuyas subcomisiones produjo el informe "Levin" sobre lavado de dinero que involucró al Citibank; al Banco República de Raúl Moneta; a Mercado Abierto de Aldo Ducler; al Banco Mercurio y a otra serie de instituciones bancarias fantasmas con sede en Uruguay.

Hay un listado asombroso de mecanismos, operaciones y grupos económicos funcionando en paralelo. Son millones de dólares funcionando en paralelo al sistema oficial.

"Lo que sacó a luz el caso Perel es que en la Argentina funcionaba un sistema financiero paralelo al legal, un circuito económico totalmente desconocido para los argentinos. Se trata de un flujo económico tan tremendo que relativiza las cifras económicas que se manejan habitualmente". El diagnóstico pertenece a Maximiliano Rusconi, titular de la Unidad Fiscal de Investigaciones de Delitos Tributarios y Contrabando (Ufitco), que depende de la Procuración General de la Nación.

Acceda al "Testamento Perel" en este enlace.