Ese día trágico quedó marcado en la memoria. Y también el último mensaje de Allende emitido a través de radio Magallanes antes que los golpistas la sacaran del aire.

"Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Éstas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición".

Aún se discute si Allende se suicidó o lo mataron, pero lo que no se discutirá jamás  es que murió defendiendo el lugar para el que había sido electo.

Pinochet fue arrestado bajo una orden internacional durante  una visita a Londres el 10 de octubre de 1998 acusado de innumerables  violaciones de derechos humanos. Luego de una batalla legal, fue liberado por motivos de salud y regresó a Chile el 3 de marzo de 2000. En 2004, el juez chileno Juan Guzmán Tapia dictaminó que Pinochet era médicamente apto para enfrentar un juicio y lo puso bajo arresto domiciliario.

 El 10 de diciembre del 2006 murió en Chile mientras estaba bajo arresto domiciliario.  Tenía pendientes 300 cargos penales por violaciones de derechos humanos en la dictadura que encabezó durante  17 años. Además estaba acusado de evadir de impuestos y malversar fondos durante la dictadura. Y  también de haber acumulado al menos 28 millones de dólares por diferentes actos de corrupción.

Pinochet persiguió  fundamentalmente a izquierdistas. Se le acusa de haber ordenado la ejecución de entre 1.200 y 3.200 personas; de la desaparición de unas 1.000 personas, la detención de unas 80.000 personas y la tortura de decenas de miles.

En este informe recordamos como se gestó el golpe de estado; como recuerda a su vuelo hoy Marcia Tambutti, nieta de Allende y recogemos declaraciones de Ana González, 93 años y  fundadora de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.