Triste pero cierto. El odio se exacerba, se sostiene, se eleva a nivel de verdad absoluta. Nadie parece percibir que según la cita adjudicada al teólogo Agustín de Hipona – luego elevado a la categoría de santo por la Iglesia Católica – "el odio es como tomar veneno y aguardar a que se muera el otro".

El barrabravismo se ha trasladado a todos los ámbitos de la sociedad y aparece allí donde menos se espera, como en la Universidad.

Lo analizamos en esta columna.