Ni como a un perro
"Nosotros, el Estado uruguayo, lo matamos como a un perro", dijo en la Comisión Especial de Seguimiento el diputado del Partido Independiente Daniel Radío cuando el Comisionado para el Sistema Carcelario, Juan Miguel Petit, informó sobre las circunstancias en que fue asesinado en el Penal de Libertad el recluso Carlos Nuñez en la madrugada del pasado 10 de octubre.
En realidad ni como a un perro lo mataron, porque por más crueldad que se aplique contra los animales, a nadie se le pasaría por la cabeza pegarle un escopetazo con un proyectil de gas lacrimógeno como hizo un policía con el preso.
Un informe de los periodistas Betania Nuñez y Venancio Acosta, que publica el semanario Brecha, explica cómo fue asesinado Nuñez. Esa madrugada de octubre hubo una revuelta en el sector 3B. Detrás de jaulas con rejas, la policía disparó más de 100 cartuchos.
Brecha explica que: "Carlos se acercó a uno de los extremos para entregarse. Según contaron otros presos que lo veían desde sus celdas, la guardia le indicó que se diera vuelta, pusiera las manos en la nuca y se hincara. Ahí fue que a Carlos, de espaldas y a corta distancia, le dispararon y cayó al suelo: mientras se retorcía, gritaba que le habían tirado con "una bala de verdad". En realidad, la munición que le perforó el bazo y fue extraída del cuerpo durante la autopsia era, según el informe de balística, un proyectil de gas lacrimógeno".
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