La Mañana de El Espectador

Una mirada sobre Estados Unidos y Argentina

Una mirada sobre Estados Unidos y Argentina

El investigador en Historia John Moor analizó en la Mañana de El Espectador la situación económica y política de Estados Unidos y Argentina.

El pasado jueves en los Estados Unidos se vivió un día de caos en la bolsa, en la política interna y en la política exterior, ya que el Dow Jones sigue cayendo y ahora lo hizo 467 puntos.

Desde hace una semana, este índice ha caído cerca de 1700 puntos. Habrá que seguir la evolución tras los efectos del aumento de las tasas, si hay un ajuste a la baja en curso y a qué nivel se estabiliza, y, tal como hacíamos mención ayer acerca de las declaraciones de Alan Greenspan quien dudaba que tras un posible ajuste los mercados volverían a superar los niveles alcanzados antes del ajuste.

Bajo el actual desmadre que es la administración Trump, los mercados serán el reflejo inevitablemente de lo imprevisible, impulsiva y enigmática que es la mente de quien es, Dios nos libre, el hombre más poderoso del planeta.

La súbita decisión de ordenar la retirada de las tropas de Siria está generando consecuencias y las seguirá generando. En primer lugar, en corrillos de Washington se maneja la hipótesis acerca del verdadero motivo detrás de esta grave decisión sería la amenaza que el presidente de Turquía Recep Erdogan le hizo a Trump de acerca de enviar tropas turcas a Siria para combatir contra las fuerzas kurdas que luchan contra el régimen del presidente sirio Bashar al-Assad y que son aliados de los Estados Unidos.

De ser ésta la explicación, es igual de inquietante para los que luchan contra Assad, protegido por Rusia e Irán, y reforzaría la posibilidad de que Siria se convierta definitivamente en una especie de protectorado ruso en Medio Oriente, si es que ya no lo es. Una de las primeras secuelas concretas ha sido la renuncia del Secretario de Defensa James Mattis, una figura del equipo de gobierno muy estimada por su seriedad.

El general Mattis había diseñado una estrategia que consideraba el mantenimiento de las tropas en suelo sirio. La decisión de Trump lo ha dejado vacío de poder y de credibilidad. Tras una fuerte discusión que habría mantenido con el presidente, Mattis se fue dando un portazo.

El tercer componente del caos que envuelve a la Casa Blanca y aledaños no es menos grave y es la amenaza de Trump de no aprobar la renovación presupuestaria para el funcionamiento del gobierno federal que permitiría su funcionamiento hasta el 8 de febrero provocando su cierre o parálisis y esto a modo de chantaje o recurso de coerción para que el Congreso le apruebe la partida para el proyecto de construcción del muro junto a este presupuesto.

En Argentina, el peronismo desafía a la justicia al mantener los fueros a la ex presidenta Cristina Kirchner ante la confirmación de la Cámara Federal del procesamiento con prisión preventiva en su contra, mientras que el juez Bonadío solicitará una vez más el desafuero.

Es el sexto procesamiento en este caso por la acusación de asociación ilícita para el cobro de sobornos a empresas constructoras conocido como la causa de los cuadernos de las coimas.

La situación de Cristina Kirchner, protegida por un mecanismo que combina un acuerdo político tácito entre peronismo y radicalismo que establece que todo ex jefe de Estado procesado y con fueros no será desaforado hasta no tener condena firme.

Además de esto, que es un dibujo de la política argentina que protegió en su momento a Carlos Menem y a Fernando de la Rúa, otro aparato político es el  candado que cierra el Congreso argentino a la actuación de la justicia recurriendo al fuero como un blindaje. Sin saber aún la suerte que correrá Cristina Kirchner, estos hechos son los síntomas del mal que en definitiva afecta a la firmeza, seriedad y credibilidad de la política argentina y es un lastre que en definitiva carga toda la sociedad y son cosas que, convertidas en dinero, se terminan pagando en inversiones que deciden evitar la Argentina ante una situación para la cual cabe sólo un término: corrupción.

Corrupción entendida aquí como la degradación de las instituciones que son la columna vertebral de un país. También demuestran que como oposición, Argentina se convierte en dos países aparte, en este caso el de un gobierno que con sus propias falencias pretende al menos generar una remoción de los malos hábitos de la política y roza en permanente fricción frente al poder del peronismo que en oposición puede funcionar, como en este caso, como un Estado paralelo.

Esta es una época del año en la que desde las perspectivas del análisis de la coyuntura internacional comienzan a configurarse las distintas hipótesis de los principales escenarios de posibles hechos en materia de riesgos políticos.

Vivimos un mundo en el que la vida humana y sus manifestaciones en él parecieran acelerarse, dificultando aún más la esencial estabilidad y la paz interior y colectiva que como seres humanos aspiramos en forma de un anclaje a la serenidad y cómo una necesidad vital.

Le asignamos, a este vértigo, distintas causas: la trepidante influencia de la cultura digital, la emergencia de nuevas generaciones que conciben al tiempo humano como un bien de consumo desechable, y en el que se tiende a confundir la importancia con la urgencia, o una subversión de valores en lo que lo efímero pareciera ser la norma. Puede ser uno de estos factores responsables de esa sensación colectiva y compartida a escala global,  pueden serlo en su conjunto, o quizás lo sea ninguno de éstos.

De este sistema de vida formamos parte en perplejidad, en frustración y rebeldía, pero también con curiosidad y optimismo, en la espera de que los tiempos actuales podrían estar gestando en su convulsión y aparente ambigüedad una nueva era, de armonía con la forma de nuestras expectativas, de sanación de la angustia de un porvenir que parece lejano o ausente y de plenitud para el vacío de nuestros temores e inseguridades. A todo este colectivo le llamamos mundo.

Y en este mundo y en su conjunto, estos sentimientos negativos parecen tener su reflejo y su justificación, en la calidad del liderazgo político contemporáneo, en las expresiones hostiles que se cuecen en los hornos de las redes sociales y que, a modo de estallidos violentos, imprevistos y fugaces, se manifiestan y propagan en la realidad de las calles, las escuelas, los trabajos y los hogares. Y en este contexto quizás nos hagamos preguntas tales como si acaso tenemos la clase de liderazgo actual que nos merecemos como civilización, si en consecuencia hay algo en lo que hemos fallado y seguimos fallando para ubicar en el lugar de la principal orientación y dirección de nuestras voluntades y futuros colectivos, a personajes impensables apenas un tiempo atrás y con discursos que son ecos de épocas sombrías, tampoco muy lejanas.

Quizás el común denominador que lo explique o ayude a explicarlo sea nuestra propia condición humana, falible, frágil, e imperfecta y con periódicos declives o caídas en abismos que la Historia registra y nos ofrece a modo de un manual de instrucciones para evitar sus recurrencias. Pero si hay algo que también esa condición humana posee es una asombrosa capacidad de reacción, de recuperación y renovación, o mejor dicho de renacimiento.

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