La Policía debe "compartir con la sociedad uruguaya lo que piensa" del papel que cumplió durante la represión, dijo Juan Faroppa, subsecretario del Interior.

Faroppa: la Policía también debe hablar de la represión

La Policía debe "compartir con la sociedad uruguaya lo que piensa" del papel que cumplió durante la represión de la dictadura y los primeros años de democracia, dijo Juan Faroppa, subsecretario del Interior. "Ese paso es fundamental para este proceso de modernización, de democratización que se viene llevando adelante", agregó.

(Emitido a las 8.35)

ALFREDO DANTE:
Hoy aparecen en el diario El País declaraciones del doctor Juan Faroppa, subsecretario del Interior, que refieren a la necesidad de que la Policía Nacional realice una autocrítica general sobre su participación en la dictadura y en hechos posteriores ocurridos tras la apertura democrática.

El doctor Faroppa le habría planteado esa posibilidad al ministro de la cartera, José Díaz. "No se trata de realizar un informe similar al de las tres armas sobre el tema de los desaparecidos, sino de que el instituto haga una revisión de su papel tanto durante la dictadura como posteriormente en la recuperación de la democracia", dijo.

Estamos en diálogo con el doctor Juan Faroppa.

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Doctor Faroppa, ¿qué se busca con esto?

JUAN FAROPPA:
En primer lugar reitero que estamos ante dos temas. El primero es la serie de acciones que está encaminando la Presidencia de la República en este momento, que tiene que ver estrictamente con el cumplimiento de las obligaciones del Estado uruguayo en el marco del artículo 4º de la Ley de Caducidad de la pretensión punitiva del Estado. El gobierno, por primera vez desde la aprobación de esta norma, está dando cabal cumplimiento a lo que dispone su artículo 4º, que tiene que ver específicamente con la situación de aquellos compatriotas y también personas extranjeras que desaparecieron por responsabilidad del Estado uruguayo. En ese sentido, como ustedes muy bien saben, el secretario de la Presidencia está llevando adelante todo este tipo de acciones, y desde mi punto de vista y el del Ministerio del Interior no nos queda otra actitud que colaborar y cooperar con lo que se nos solicita la Presidencia de la República. Esto es una cosa, es la etapa en la que estamos ahora y en la que se están realizando avances que sin duda van a marcar históricamente la forma como los uruguayos y las uruguayas vemos o pensamos lo que fue la dictadura militar.

Sin perjuicio de ello, creo –y se lo planteé personalmente al ministro del Interior, el doctor Díaz– que la Policía Nacional, el Ministerio del Interior –por ponerlo más generalmente– tiene otra asignatura pendiente con la sociedad uruguaya, que es una profunda autocrítica del papel que le correspondió durante la dictadura militar.

Yo lo planteaba en el sentido de que en esos años la vinculación más fuerte del aparato represivo del Estado con la sociedad uruguaya se llevaba adelante a través de la Policía, más que a través de los militares. Los militares tuvieron una intervención muy fuerte físicamente, visiblemente en los enfrentamientos armados, posteriormente realizando tareas encubiertas en el marco del terrorismo de Estado, también con participación de policías que integraban los organismos de inteligencia, pero la relación de la Policía visiblemente uniformada en la calle era la vinculación más fuerte de la dictadura con la sociedad uruguaya. Como usted recordará, la relación no era virtuosa, no era cordial, era una relación de miedo por el maltrato permanente, por una actitud de imposición de determinado tipo de comportamientos en forma autoritaria o arbitraria, sobre todo en el interior del país.

Ahí tenemos un amplísimo campo de algo sobre lo que la Policía ya viene reflexionando desde hace mucho tiempo y no lo ha hecho públicamente hasta ahora porque seguramente en gobiernos anteriores no tuvo la oportunidad de hacerlo. Lo que estoy planteando no es nada nuevo, es crear las condiciones para que la Policía Nacional pueda compartir públicamente estas reflexiones.

No estamos hablando de un mea culpa ni de asumir una responsabilidad exclusivamente, sino de que la Policía pueda compartir con la sociedad uruguaya lo que piensa de esos años. Entre otras cosas porque ese paso es fundamental para este proceso de modernización, de democratización que se viene llevando adelante. En años anteriores vimos algunos cambios cosméticos –cambio de uniforme, cambio de sistema de patrullaje, algunas campañas de publicidad muy bien organizadas– pero, como siempre dije en esos años y digo ahora, la Policía necesita que la ayudemos a procesar los cambios de fondo, que son los que nos van a llevar necesariamente a consolidar el modelo que la sociedad uruguaya demanda en este momento.

AD - Usted dice no asumir "exclusivamente" la responsabilidad; pero sí parte.

JF - Digo "exclusivamente" porque, a diferencia de las Fuerzas Armadas, que tienen comandantes en jefe, la Policía tiene una vinculación directa con el Ministerio del Interior, y en ese sentido tanto durante la dictadura como durante los primeros años de democracia, se vio involucrada en algunos hechos que pueden ir desde situaciones graves, como la represión en el hospital Filtro que estamos recordando en estos días, hasta las típicas razzias durante las cuales muchos jóvenes y adolescentes de esos años sufrieron, aun en democracia, un trato inadecuado por parte de la Policía.

Los oficiales de la Policía Nacional y el personal subalterno saben muy bien lo que yo pienso y cuál es mi posición. Saben muy bien que yo creo que a la Policía hay que respaldarla, apoyarla en todo momento cuando, como lo ha hecho en estos últimos tiempos, lo hace en el marco de la Constitución y de la ley, cuando si tiene que utilizar la fuerza lo hace en el marco de la Constitución y de la ley. Esto que estoy planteando es un ingrediente fundamental para que ese proceso se pueda consolidar.

Por supuesto que hay temas generacionales también. En este momento tengo 45 años, tenía 13 cuando comenzó la dictadura, o sea que pasé mi adolescencia con esa sensación de alejamiento de la Policía sin haber tenido en mi familia ni yo personalmente actividades que pudieran llevarnos a tener algún tipo de persecución política. Ya después de los ochenta, cuando comencé a militar en la Asociación Social y Cultural de Estudiantes de la Enseñanza Pública (ASCEEP), la situación fue un poco diferente, en esos años fuimos testigos de cómo queridos compañeros de la ASCEEP que militaban en la Unión de Juventudes Comunistas fueron detenidos y salvajemente torturados en la Dirección Nacional de Información e Inteligencia del Ministerio del Interior.

Este tipo de cosas debe ser dicho, la Policía lo tiene que asumir, las generaciones de policías que hoy se están formando, y muy bien, en la Escuela Nacional de Policía, tienen que conocer esos hechos y tener una valoración de los mismos. Para mí es fundamental para que la policía uruguaya se acerque cada vez más a la gente, genere cada vez más confianza, y la confianza se genera cuando se demuestra que la Policía tiene una relación de diálogo sincero, abierto, permanente con la población, para que la misma crea en ella, más allá de los resultados operativos que muchas veces dependen de varias circunstancias. Porque que la Policía pueda aclarar o no determinado número de delitos no es solamente un problema de eficacia, es un problema de conseguir las pruebas que se necesitan, de varios temas, pero fundamentalmente de que la población crea y confíe en que es la Policía que la gente quiere, como dice el doctor Díaz, el escudo de los pobres, la fuerza pública, la fuerza del pueblo.

Es en ese sentido que me parece que en algún momento –no estamos poniendo plazos, pero no puede ser muy tarde– tenemos que contribuir y colaborar. Tal vez otras organizaciones del Estado, otras instituciones del Estado puedan dar una mano en esto, porque estoy seguro –repito, no estoy inventando el agujero del mate– de que lo que estoy diciendo es lo que siente gran parte de la Policía uruguaya, y lo que tenemos que hacer nosotros desde este gobierno en este momento es generar el espacio y las condiciones para que se pueda expresar.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe