Señor Cotelo:

Estoy en Montevideo por unos días. Escuché que dentro de un rato estará en su programa el Contador Cancela. El concepto que tengo del Director del Banco Central es el de una persona muy talentosa, que ha realizado una carrera muy destacada, honesta y bien intencionada.

Me pareció un acierto su nombramiento. Sin embargo, en el tiempo transcurrido desde que está en el cargo, le he oído declaraciones que me hacen pensar que es un hombre que no conoce su país. Habla de la gente de campo con un tono suspicaz, como si fueran capitalistas que están tratando de hacerle trampas al Estado, pero que a él que es más "vivo", no lo van a pasar.

Puede que esta descripción suene un tanto agresiva. No es mi intención. Como mantengo mi concepto sobre su honradez y buenas intenciones, le aconsejaría que, cuando le toque su descanso anual, haga una excursión por el Interior de su país. Se va encontrar con gente que explota 200, 300, 500 u 800 hectáreas que viven en una condición muy modesta. Que muchos no han salido nunca de su departamento, salvo cuando han tenido que venir a Montevideo por alguna enfermedad. Que no conocen un cine, ni el estadio Centenario, ni menos un teatro. Que hacen un enorme sacrificio por mandar a sus hijos a estudiar sabiendo que los perderán, porque rara vez regresan los muchachos al campo después de probar la vida en la capital. Que transcurren su vida vestidos con una bombachita parda y alpargatas. Qué hacen más de 100 kilómetros de su "establecimiento" sólo cuando tienen que asistir al velorio de algún pariente. Esta gente le sale muy barata al país, produce con el mínimo gasto. Casi nunca protestan porque viven aislados y su trabajo les exige un esfuerzo y una presencia permanentes.
El país los necesita; por ahora por lo menos,  vive  fundamentalmente del campo y, ya lo ha dicho reiteradamente Mujica, la gente de campo no se improvisa, nadie que viva en la ciudad quiere el tipo de vida que llevan. No voy a entrar en detalles. Sólo quiero que los funcionarios que trabajan con aire acondicionado todo el año, que no tienen la menor idea de lo que es salir a romper la escarcha con sus alpargatas en invierno y calcinarse en verano sin vacaciones y sin playa, viendo, los que tienen televisión, cómo, en un mundo de ensueño, la gente se tuesta en playas que nunca disfrutarán, y no me refiero  sólo a  Punta del Este, sino a Pocitos o Malvín. Que esas personas, que están a 10 minutos de un médico, una biblioteca, un centro de estudios o de entretenimiento, que ganan sueldos por lo menos decorosos, traten de comprender a estos compatriotas y que, cuando están en cargos de decisión , traten de conocer la realidad de su gente y no aislarse en sus edificios confortables y tomar allí decisiones estudiando sólo fríos números que están lejos de la realidad de la gente. Podría seguir, pero me parece poco práctico. Saludo al Contador Cancela con cordial respeto.

Isabel