Entrevistas

INAU reconoce momento de "cierta desorganización"

El presidente del INAU, Víctor Giorgi, dijo que el número de fugas no supera el promedio anual. Admitió "cierta desorganización" en el marco del proceso de cambios que se impulsa "en una situación de mucha fragilidad, con una enorme carencia de funcionarios". Giorgi afirmó que le sorprende "la utilización política" de los hechos. "La información llega primero a algunos actores políticos, cuando ni siquiera está informado el director del hogar", agregó.

(Emitido a las 7.53)

EMILIANO COTELO:
La situación actual en la Colonia Berro es de descontrol y falta de autoridad, y todo ello se inició en junio, cuando la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, y el senador comunista Eduardo Lorier intervinieron en la disolución de un motín que tuvo el epílogo de siete internos fugados. Eso es lo que entiende la diputada Sandra Etcheverry –con quien dialogamos hace unos minutos–, que solicita la renuncia del nuevo directorio del INAU.

El psicólogo Víctor Giorgi es el presidente del INAU y con él vamos a dialogar a partir de este momento.

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Giorgi, ¿qué responde usted?

VÍCTOR GIORGI:
No escuché directamente las declaraciones, pero podemos plantear que realmente responder a la complejísima situación que se vive hoy en todo el tema de seguridad con relación a los adolescentes, que no sólo incluye Berro sino que hay situaciones externas al INAU, la situación en la calle, la problemática en general de la exclusión que se está viviendo, de la violencia social, tratar de resolver eso con un pedido de renuncia es empequeñecer las cosas. La diputada Etcheverry tuvo oportunidad de visitar las instalaciones del Interj, tanto las de Montevideo como las de la Colonia Berro, diez días atrás y pudo observar personalmente la complejidad de la situación que allí se vive. Realmente nos sorprende que haya una utilización política de un hecho lamentable como esta fuga y se salga con este tipo de planteos.

EC – Más allá de lo que pueda ser el debate político, hay números que son bastante contundentes: 36 fugas en setiembre, otras nueve en los últimos dos días, ayer sólo, en un día, siete fugas; uno de los fugados luego fue recapturado. ¿Cómo defiende usted la actuación de quienes están a cargo del Interj y del propio INAU?

VG – En primer lugar este promedio de fugas recién está superando la media de años anteriores. Estos números hoy se tiran sobre la mesa como impactantes, esto ahora es noticia porque la fuga es en la Colonia Berro –y no es sólo la fuga, ciertas irregularidades al tomar turnos, los griteríos que a veces se producen con los jóvenes, los desacatos–, pero en otras épocas no lo era tanto, los números no están tan por encima de los que se manejaban antes.

EC - ¿No están tan por encima? Según tengo entendido, se están alcanzando ahora los números de todo el año pasado.

VG – Sí, puede ser, pero no estamos por encima de los promedios anuales y los motines de los que se habla tienen una amplificación en su número que no coincide con la realidad. Se registran como motines golpeteos, desacatos. Los motines son hechos colectivos, son hechos violentos, que ha habido, sí, han ocurrido este año, algunos de ellos muy notorios, pero también hay toda una amplificación de algunas cosas.

EC - ¿Quién las amplifica?

VG – Pasan a ser noticia de primera plana situaciones que en otro momento no lo eran, por ejemplo el no asumir un turno por parte de algunos funcionarios, cosas que tienen que ver con situaciones internas de una institución que en otros momentos se daban sin mayores problemas ni mayor discusión.

EC - ¿Son los funcionarios quienes exageran?

VG – El fenómeno es mucho más complejo, no creo que sean los funcionarios. Hay fenómenos que nos llaman la atención. Por ejemplo, cuando suceden estas situaciones, cuando sucede la fuga –no esta última sino la fuga de un joven el día anterior– la información llega primero a algunos actores políticos, les llega a los cinco minutos de producirse, cuando ni siquiera está informado el director del hogar.

EC - ¿Qué significa eso para usted?

VG – Significa que hay una utilización de ciertos hechos para fortalecer ciertas posiciones contrarias a los procesos de cambio. Ya lo dijo el presidente de la República con bastante claridad.

EC – El presidente en ejercicio, Rodolfo Nin Novoa, dijo ayer que "en el pasado había muchos actos de corrupción, o sea, si vos no hacés lío yo te doy un poco de droga, te doy un cigarro, te dejo salir, pero no metas lío y manteneme en calma esto, así funcionaba". ¿Esa es la visión que tienen ustedes?

VG – En parte sí.

EC - ¿Esa era la relación entre algunos funcionarios y los internados, por ejemplo en la Colonia Berro, en algunos hogares de la Colonia Berro?

VG – En la Colonia Berro había un modelo de funcionamiento que mantenía una cierta estabilidad, muy relativa, porque recordemos que en el mes de enero existieron motines muy violentos, mucho antes de que nosotros asumiéramos. En diciembre del año pasado y en enero de este año hubo motines con gente armada, por ejemplo, hubo disparos, hubo situaciones mucho más complejas que muchas de las que se están viviendo ahora. Ese es el modelo que se está desactivando, lo que genera una serie de desajustes que tenemos que reconocer.

Nosotros no estamos planteando un modelo que consista en que la gente se pueda fugar, estamos en un momento de cierta desorganización –es cierto, hay que reconocerlo y superarlo– que tiene que ver básicamente con estos cambios en una situación de mucha fragilidad, con una enorme carencia de funcionarios, con funcionarios que hacen mucho esfuerzo por sostener los turnos y las actividades pero que a veces realmente se ven desbordados.

EC – La diputada Etcheverry decía que percibe en las actuales autoridades ineficiencia para implementar la contratación de funcionarios que ha sido autorizada, que se va demasiado lento, que teniendo en cuenta la gravedad de la situación debería haberse operado más rápido.

VG – No sé qué concepto tiene la diputada Etcheverry de lo que es el ingreso a la función pública, nosotros consideramos que debe darse de acuerdo a las disposiciones vigentes, a través de concursos y con las máximas garantías. No estamos ingresando gente para la emergencia, estamos ingresando gente que va a pasar a ser funcionaria pública por muchos años, probablemente por el resto de su vida, y el manejo de los dineros públicos requiere una exigencia, una transparencia que no se condice con hacerlo apurado. Eso no quiere decir que no tratemos de agilitar los trámites, se realizó la prueba de conocimientos el sábado pasado, se está evaluando, hubo una concurrencia importante de aspirantes, por encima de 500 para 150 cargos, y estamos tratando de acelerar estos procesos que se van a dar antes de fin de año, pensamos que van a estar trabajando en el mes de noviembre.

Paralelamente se están ingresando becarios con contratos en el marco de la ley de empleo juvenil, por un año con opción a otro, fue una de las formas de ingreso rápido que encontramos. Es personal calificado en todos los casos, con bachillerato completo y con formación universitaria específica en temas de educación, rehabilitación, trabajo social. Estamos en un proceso de transformación de la política de recursos humanos que lleva su tiempo y no condice con tener que hacer las cosas en forma urgente.

EC – De todos modos, ¿no hay autocrítica en las nuevas autoridades del INAU, más allá de los problemas con los que se enfrentaron al asumir?

VG – Yo le estaba planteando que hay algunos problemas que realmente nos preocupan, que todavía no hemos podido resolver, entre ellos el de la seguridad interna. En este momento estamos haciendo un convenio con el Ministerio del Interior para tratar de mejorar esa situación, el ministerio está designando un asesor en seguridad para permitir tanto la formación del personal como la organización de los criterios de seguridad. Hemos tomado algunas medidas que no existían previo a asumir, por ejemplo las puertas de la Colonia permanecían abiertas, la Colonia tiene una vía pública, una carretera que pasa por el medio, con líneas de ómnibus incluso, y tiene dos portones que permanecían abiertos todo el día, por los que entraban coches permanentemente, a excepción, paradójicamente, del momento de la visita, cuando se cerraban y se hacía un control. Eso se ha modificado, en este momento hay guardias en ambos lados, se han reforzado las guardias perimetrales, se está trabajando con la Policía de Canelones en ese sentido.

Se están cambiando las casetas de seguridad, que eran muy precarias y hacían que el personal policial a veces estuviera en condiciones realmente infrahumanas pasando la noche en esos lugares, incluso con dificultades de visibilidad, porque al no tener vidrios las casetas estaban tapadas con objetos que por no ser transparentes no permitían hacer la vigilancia. Eso se está haciendo, lleva un tiempo, es probable que a la opinión pública le cueste comprender por qué no se hace de un día para otro, pero no es fácil la ejecución de ciertas obras, tenemos dificultades concretas, hemos llamado a reiteradas licitaciones que han quedado desiertas, estamos recurriendo en estos momentos a mecanismos de contratación directa dentro de lo que permite la normativa, pero previo a eso hay que recorrer una serie de pasos.

En fin, hay una serie de problemas que tal vez tengan que ver con algunas dificultades en la implementación de estos proyectos, con la limitación grande de recursos con que nos hemos enfrentado y, por supuesto, tenemos una autocrítica en tanto no hemos podido dar respuesta en los tiempos que hubiéramos deseado, no sólo a los problemas en el Interj sino a otros problemas de la infancia.

EC – El episodio del mes de junio, la intervención de la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, y del senador Lorier en aquel motín, ¿no dejó una huella, una sensación de falta de autoridad que de algún modo favorece las insurrecciones, los motines, las desobediencias? ¿Qué análisis han hecho de ese punto ustedes mismos?

VG – Fue un punto crítico en todo esto, pero la historia no empezó ayer, empezó mucho antes, hay preocupación por motines en el INAU desde enero, el 1 de marzo se había anunciado un motín, el día de la asunción del mando.

EC – Está bien, pero yo le pregunto específicamente por el impacto que ustedes entienden que dejó aquel episodio.

VG – Impacto real no, pero generó una especie de preocupación política que hoy sigue resonando.

EC – Pero adentro, entre los menores.

VG – Entre los menores cuando hay una fuga como la que se produjo o un motín siempre hay una tendencia a un estallido de motines en cadena. En ese sentido sí, aquella situación, con el nivel de violencia que alcanzó y con toda la resonancia pública que tuvo probablemente haya alentado otros intentos posteriores y hasta hoy está resonando. Pero no pensamos que el motivo de todo eso sea la participación de la ministra o del senador, fue el estallido de una historia que venía gestándose desde mucho tiempo atrás, que necesariamente se hizo visible y generó su impacto en ese momento y esa coyuntura.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe