Entrevistas

Estrada Oyuela: hubo "sobre-énfasis" de mis dichos

Estrada Oyuela: hubo "sobre-énfasis" de mis dichos

"No recuerdo haber utilizado la palabra "boicot", dijo hoy el director de Asuntos Ambientales argentino, Raúl Estrada Oyuela. Y aclaró que se refería al rechazo que siempre muestra el mercado hacia los productos cuyos procesos contaminan. Aseguró que nunca se le ocurrió la idea de desestabilizar el sistema financiero y que desea "con vigor" un acuerdo sobre las plantas de celulosa.

(Emitido a las 7.34)

JOSÉ IRAZÁBAL: La situación que se ha generado con Argentina por la instalación de las plantas de celulosa, las medidas que se han tomado, con cortes de rutas en el arranque de la temporada turística, preocupan. Y también preocupan algunas declaraciones que se han escuchado en estas últimas horas. Por ejemplo, ayer compartíamos con ustedes un titular del diario El País que decía: "Argentina amenaza con boicot a las plantas de celulosa".

La afirmación correspondía al director de Asuntos Ambientales de la cancillería argentina, Raúl Estrada Oyuela, quien advirtió que si el gobierno de Tabaré Vázquez no aceptaba una solución negociada, su país aplicaría un amplio boicot contra los intereses comerciales y financieros de Uruguay.

"Si no se puede negociar, vamos a tocar el sistema financiero y el sistema comercial y preparar un amplio boicot a la producción de plantas que contaminen. Vamos a ponernos en contacto con los ambientalistas de Europa. Les vamos a hacer notar a los accionistas y a las entidades financieras las responsabilidades patrimoniales que puedan llegar a caberles." Esto aseguraba Estrada Oyuela en una entrevista que publicaba el domingo el diario Perfil, de Buenos Aires, y que recogía ayer el diario El País aquí en Uruguay.

Además pronosticó que si no se detenía la construcción de las plantas de celulosa en Fray Bentos, el verano 2007-2008 estará lleno de olor a huevo podrido.

Ayer, aquí En Perspectiva consultábamos temprano al canciller uruguayo, Reinaldo Gargano, para saber qué opinión le merecían estas afirmaciones.

(Audio)

"Si esta versión es exacta, es una actitud que se da de patadas con la concepción de integración regional y con el funcionamiento del Mercosur. Nos están anunciando un boicot económico, financiero y productivo. La sola mención de esto me hace pensar que quizás fue algo dicho en un arranque irreflexivo. Es el gobierno argentino el que tiene que hablar y juzgar. No yo."

JI – Esta mañana estamos en contacto con Raúl Estrada Oyuela, director de Asuntos Ambientales de la cancillería argentina.
Escuchábamos recién al canciller uruguayo...

RAÚL ESTRADA OYUELA: Sí, lo escuché también. Me parece que ha habido un sobreénfasis en lo que yo dije. El tema es el siguiente: si un producto puesto en el mercado se llega a producir con daño ambiental, el mercado lo rechaza. Eso pasa siempre. Entonces, si la producción de celulosa se hace sin los debidos cuidados y está causando perjuicio sensible en Argentina, sin duda que el mercado va a tener dificultades para aceptarla. Esto está pasando todos los días en el comercio internacional. No se trata de hacer una campaña de boicot sino simplemente señalar: "Este producto se ha generado con un daño ambiental en mi país".

JI – En este caso, está haciendo la advertencia antes de que las plantas comiencen a funcionar...

REO – Naturalmente. Porque es el momento en que tenemos que tomar las precauciones para que no causen daño. Lo que estamos buscando es ponernos de acuerdo con Uruguay para que se establezcan las normas técnicas adecuadas para el funcionamiento de estas plantas, de manera que no causen daño ambiental.

JI – Hay una comisión binacional trabajando.

REO – De la que yo soy parte...

JI – Hay un informe del Banco Mundial (BM) pedido por la propia gobernación de Entre Ríos. ¿Por dónde va entonces el pedido argentino de trabajar en conjunto con Uruguay si esas instancias ya están planteadas?

REO – Pero este es el panorama completo. Cuando usted inicia una gestión de esta naturaleza, que es complicada, tiene que saber cuáles son sus posibilidades en el futuro. Y aquí, una posibilidad –que deseamos que nunca se plantee– se refiere a esto: si a pesar de todo lo que estamos tratando de hacer no se llega a un acuerdo satisfactorio y, puestas en funcionamiento las plantas, se produce daño ambiental, perjuicio para la población y el territorio argentino –que sería también perjuicio para el territorio uruguayo seguramente, porque entre aguas es difícil distinguir–, ese producto no podría entrar fácilmente al mercado, que es muy selectivo.

JI – Usted habla de "acuerdo satisfactorio". ¿A qué se refiere?

REO – Le vuelvo a decir, hay que establecer –como hemos procurado en los cinco meses que hace que estamos trabajando en este grupo técnico– normas técnicas que aseguren que no se produzcan estos daños. Para simplificar, hay dos grandes preocupaciones: una por los efluentes líquidos y otra por los gases que se emiten. Y se requiere que el proceso de las plantas asegure que los efluentes líquidos tienen el tratamiento adecuado para no producir daño en el río. Ese tratamiento tiene que estar previsto para el funcionamiento normal de las plantas, pero además para las circunstancias excepcionales, que son frecuentes. Y, sobre todo, para el proceso inicial, que por su propia definición –no por maldad de nadie–, porque así funcionan estas plantas químicas, tiene una cantidad de inicios y paradas en los cuales se produce, como reconoce el proyecto de informe preparado por la Corporación Financiera Internacional (CFI), emisiones de gases y dificultades en el tratamiento de las aguas. Esto es lo que hay que prever. Y con respecto a los gases pasa lo mismo. En el proceso industrial mismo hay que tener las condiciones para que ciertas sustancias, vinculadas con el azufre principalmente, no produzcan daño. Además, hay que estar seguros de que lo que se quema no genere dioxinas y furanos, que son tóxicos, que son contaminantes orgánicos persistentes que se acumulan en la cadena alimenticia y después de 10 o 12 años producen dificultades.

JI – Usted se refirió al informe que ha emitido el Banco Mundial que, más allá de que reconoce que va a haber un impacto ambiental –este tipo de proyectos lo tienen en todo el mundo–, el mismo no será significativo.

REO – Ese es el punto. El Banco Mundial –no es el banco, es la Corporación Financiera Internacional– en su proyecto de informe, reconoce que estos impactos están. Lo que falta es que a ese reconocimiento se le agregue la descripción de cuáles son los métodos que se conocen para evitarlos. Este es un complejo celulósico muy grande, porque son 1.500.000 toneladas. Usted no encuentra una concentración de producción de ese tipo en otro lugar del mundo. Va a ser la planta más grande que va a tener la empresa Botnia, que va a construir la planta de 1.000.000 de toneladas. Y usted la está construyendo no en la nada sino en una zona densamente poblada y utilizando un río, que a todos nos gusta, pero no es tan grande como para disolver lo que está pasando.
Entonces, hay un problema con la ubicación, que también discutimos en su momento y Uruguay insiste en mantenerla, aunque no nos explica por qué. Porque una de las cosas que hay que hacer es analizar la ubicación. Y en todo este ejercicio no hemos encontrado un análisis que diga: "Esta ubicación es la mejor, por tales razones", comparándola con cuatro, cinco, seis en otros lugares del país que no son convenientes. Es una cosa elemental de cualquier proyecto de esa naturaleza. Y no se ha hecho. Entonces, poner el proyecto ahí hace más severas las condiciones técnicas necesarias para que no produzca impacto.

JI – El dato que tenemos nosotros de fuentes confiables del gobierno uruguayo es que Argentina planteó esto hace dos meses en una conversación informal, cuando es un planteo que se debió haber hecho dos años atrás.

REO – Este planteo no se hizo hace dos meses. Lo planteamos nosotros el día 3 de agosto en la primera reunión.

JI – Hace cuatro meses en un proyecto que está sobre la mesa hace dos años.

REO – Un momento, déjeme terminar. Hace cinco meses lo planteé yo. Y estos proyectos no han sido llevados a la mesa como se debía. Porque Uruguay tiene compromisos de Derecho Internacional general, de doctrina jurídica que compartimos y de instrumentos bilaterales que le imponían hacer una consulta sobre un proyecto de este tipo. Y esa consulta no se hizo. ¿Cuándo Uruguay nos consultó sobre el proyecto de Botnia? Jamás.
Entonces, cuando los presidentes se reúnen, en mayo último, conversan sobre el tema, no llegan al acuerdo que aspiraban y crean una comisión. Consecuencia de crear esa comisión técnica es que se hacen los planteos.

JI – El gobierno uruguayo ha planteado que la decisión de la instalación de las plantas es irreversible. Con ese dato sobre la mesa, ¿qué cosas van a hacer ustedes?, ¿qué pasos va a dar el gobierno argentino?, ¿qué cosas quiere que se hagan concretamente? Ya hablábamos de dónde están puestos los focos de interés del gobierno argentino.

REO – El gobierno argentino aspira a ponerse de acuerdo con Uruguay sobre las normas técnicas que se establecerán para asegurar que estas plantas no van a producir daño ambiental. Además, le hemos propuesto a Uruguay –y no nos ha escuchado– que junto con esto, y ya que se va a establecer ese complejo, hagamos un esfuerzo conjunto para un mejoramiento integral de la zona de influencia de estas plantas, un mejoramiento del río en general, fuera de esto, en otras cosas que el río tiene, un mejoramiento de las costas y del ambiente en la zona.
Y le hemos propuesto también que se cree un sistema expedito para que, si alguien tiene algún daño, haya una forma rápida de resolverlo y no tengamos que volver a discutir una vez más entre los gobiernos, daños a particulares.
Hasta ahora Uruguay no ha aceptado estas dos cosas, lo que nos parece un error, porque es propio de cualquier emprendimiento de este tipo ser complementado con normas de esta naturaleza.

JI – ¿El gobierno argentino pide que se frene la instalación de las plantas mientras se sigue discutiendo?

REO – Es un planteo reiterado del gobierno argentino: no sigamos adelante hasta saber qué es lo que vamos a hacer. Y el gobierno uruguayo, con perseverancia –para decirlo de una manera amable–, ha dicho: "No. Voy a seguir. Voy a seguir. Voy a seguir".

Eso no facilita el entendimiento ni la tranquilidad de la gente, que está realmente angustiada por saber cómo va a ser su hábitat dentro de dos o tres años.

ANDRÉS GIL: Quiero volver un segundo a las declaraciones que usted hizo durante el fin de semana que, por supuesto, generaron muchísima repercusión en autoridades y entre la gente acá en Uruguay.

Usted hizo algunas aclaraciones respecto de a qué aludían sus declaraciones. Sin embargo las mismas aparecieron entrecomilladas y señalando aspectos puntuales. Por ejemplo: "Vamos a tocar el sistema financiero". El sistema financiero no tiene absolutamente nada que ver con los impactos que puedan generar las plantas de celulosa. ¿Cuál es el vínculo ahí? ¿Por qué apareció el sistema financiero?

REO – Fue una entrevista de más de dos horas que aparece resumida. Cuando digo el sistema financiero, es el sistema financiero que apoya, que financia esas plantas. Lo que dije ahí –que por supuesto que es así– es que las sociedades que están detrás de la industria y la sociedad que es el elemento financiero, los bancos, tienen que saber que, si se produce daño, van a incurrir en responsabilidades patrimoniales. El propio Estado uruguayo, si autoriza un emprendimiento que produce daño, y sobre todo si lo autorizado, como en este caso, sin tomar debida cuenta de los compromisos internacionales, incurre en responsabilidades patrimoniales; que es algo propio de lo que se está produciendo en este momento y que coincide con la doctrina y la jurispruencia. Lea a Jiménez de Aréchaga, que es un jurista uruguayo reconocido universalmente, a ver qué dice sobre estos casos. Se trata del sistema financiero del apoyo de las plantas; tanto en la industria como en los bancos.

AG – Entonces –para terminar de despejar algunas cosas–, ¿usted en ningún momento dijo: "Vamos a tocar el sistema financiero", aludiendo a que se podía intentar desestabilizar el sistema financiero uruguayo?

REO - ¿A quién se le ocurre eso? Argentina necesita tener un Uruguay rico, creciendo y con poder económico. Porque eso es en beneficio nuestro. A mí me resulta más tener amigos ricos que ser rico yo mismo. Y en el caso de Uruguay, nos interesa que Uruguay, que es un gran cliente nuestro, tenga capacidad económica y financiera para crecer constantemente, para bien de su población y del comercio bilateral y del Mercosur. No se refiere al sistema financiero en general, se refiere al tema específico de estas plantas que pueden producir daño.

AG - ¿Y utilizó puntualmente la palabra "boicot" o fue también una derivación de la interpretación que hizo el periodista de sus declaraciones?

REO – No recuerdo haber utilizado la palabra "boicot". El "boicot" en este contexto es una medida de retorsión. Es decir, cuando un Estado se encuentra con que otro toma una medida que le produce daño, en la vieja doctrina del Derecho Internacional puede tomar una medida de retorsión, o se podía tomar, era habitual.

AG – Están penadas en la actualidad por el comercio internacional...

REO – Están limitadas por el comercio internacional, claro.

AG – En alguna medida estarían violando los tratados firmados por el Mercosur.

REO – Algunos sí y otros no. Hay que mirarlo un poquito, hay que ver qué retorsión toma. Pero no es el caso de esto. El tema es que un producto que tiene un contenido ambiental negativo en su generación, es rechazado por el mercado. Fíjese que la madera que se va a llevar a las plantas requiere una certificación que garantice que esas plantaciones son adecuadas de acuerdo con ciertos estándares internacionales. Esto es siempre así.

AG – Para terminar con el tema de las declaraciones, voy un poco más allá de las declaraciones puntuales, ¿no le parece que estos intercambios de declaraciones a través de medios públicos –y en algunos casos, cuando son estridentes, mucho peor– no le hacen bien al relacionamiento Uruguay-Argentina y que sería mejor sentarse a trabajar, aceitar un poco la comunicación interpersonal entre autoridades de los dos países, en vez de estar intercambiando declaraciones a través de los medios?

REO – Tiene toda la razón del mundo. No hay que discutir esto en los diarios. Pero como existe en Uruguay una preocupación por el tema, también la opinión pública argentina tiene una gran preocupación. La gente quiere saber cuál es el enfoque, qué va a pasar. De ahí salen estas explicaciones. En las gestiones bilaterales tenemos una actitud muy activa, pero no es tan activa la delegación uruguaya que, en nuestra impresión, se ha sentado a escucharnos reclamar y esperar que las obras sigan. Ese es un tema de gran preocupación. La última reunión en Montevideo fue realmente de muy poco contenido, y debía hacerse entretanto una reunión de un grupo sobre aguas, pero se canceló porque no concurrió la delegación uruguaya. Ahora estamos procurando hacer una videoconferencia el lunes con la delegación uruguaya, con este subgrupo, para poder avanzar en el tema aguas. No encontramos funcionarios del lado uruguayo que estén trabajando por las vacaciones de esta época. Pero vamos a procurar hacerlo. Tenemos la mejor disposición para trabajar constantemente, pero no hemos encontrado del lado uruguayo una respuesta igualmente activa.

JI – Lo que salde esta comisión binacional, ¿va a ser aceptado por las dos partes? En caso de que se llegue a un informe final, ¿Argentina lo va a respetar y con eso se pone punto final a esta polémica por las plantas de celulosa?

REO – Queremos hacer un informe de común acuerdo. Y un informe de común acuerdo significaría que nos ponemos de acuerdo sobre estas normas técnicas de las que le he estado hablando desde el comienzo. Pero no van las cosas por ese camino. Porque hace ya cuatro reuniones propusimos formar subgrupos para los temas específicos, y el único que pudimos formar es este que se refiere a los efluentes líquidos. En los efluentes gaseosos estamos distantes, el modelo inicialmente traído tenía una serie de defectos. Sobre residuos sólidos tenemos alguna información pero no es completa. Le he dicho esto del mejoramiento ambiental de la zona, que no ha sido receptado por la parte uruguaya. Estamos planteando cosas que no tienen respuesta.

JI – De cualquier manera, si Argentina se para en la posición de que las plantas están ubicadas en mal lugar y las plantas ya se están construyendo, y usted me dice que los grupos van a trabajar sobre el supuesto de las plantas funcionando, aparece una contradicción difícil de salvar.

REO – No es así. Le explico: las reglas técnicas de las que le hablo tienen que adecuarse a la localización de las plantas. Si hace la planta más chica o la hace en un lugar remoto, algunos de los recaudos son menores, porque el impacto sobre los centros poblados no se produce o porque la dispersión de los gases o de los efluentes líquidos es mayor. El problema de la severidad, del rigor de las reglas técnicas de que estoy hablando es una función que depende de la localización de las plantas, que se pusieron en un lugar donde se requieren muchas condiciones, ese es el punto.

JI – Aquí se ha planteado con mucha fuerza el argumento: Argentina hoy se para muy firme en este sentido. Sin embargo, tiene 60 plantas productoras de papel y 11 de celulosa que funcionan con tecnología antigua y que están generando problemas. ¿Cómo se explica eso?

REO – En primer lugar, algunas son de propiedad uruguaya –seguramente usted lo sabe–, son capitales uruguayos. Pero es cierto que hay plantas argentinas malas. Vamos a hablar de las peores. No voy a decir el nombre por razones comerciales, pero es una que está en Misiones, que es la peor. Esa planta, en total, produce menos de un quinto, casi un sexto de lo que produciría el complejo celulósico de Fray Bentos. Y además descarga sus efluentes líquidos en un río que es seis veces mayor. Ahí tiene –sin perjuicio de que esa planta debe ser mejorada, sin duda– el ejemplo más claro de lo que le estaba diciendo. Si usted tiene una planta como esta en Misiones, lejos de centros poblados y que descarga en un río mucho más grande, las necesidades técnicas de control son menores que cuando tiene una planta sobre dos poblaciones principales, en una zona muy poblada, con una excelente producción y, sobre todo, con una actividad turística. Usted sabe que en Pontevedra la actividad turística y el valor de los inmuebles cayeron fuertemente con la instalación de la planta de celulosa.

JI - ¿Está de acuerdo con el corte de los puentes que están haciendo?

REO – No. Yo negocio en este campo y este es el lugar donde quiero buscar la solución. El corte de los puentes –que no es de los puentes sino de los caminos que llevan a los puentes– es una actitud de la gente que está fuertemente angustiada por esto, porque no sabe cómo va a vivir dentro de un tiempo. Se enmarca en un régimen de manifestaciones de este tipo que ha proliferado en Argentina en los últimos dos o tres años. Es un tema que maneja el Ministerio del Interior. Yo no tengo nada que ver con esto del corte de los puentes y lo que quiero con todo vigor es llegar pronto a un acuerdo razonable con Uruguay, porque no tiene sentido que entre Argentina y Uruguay estemos discutiendo estas cosas.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: María Eugenia Martínez
Foto: portal del International Institute for Sustainable Development (IISD)