Para Ángel Bertolotti no se puede decir que el Ejército "no ha hecho el máximo de los esfuerzos" para encontrar datos sobre los desaparecidos.

"Los uruguayos no valoran los avances que se han hecho"

Para el saliente comandante del Ejército, Ángel Bertolotti, no se puede decir que el arma "no ha hecho el máximo de los esfuerzos y lo sigue haciendo" para encontrar datos sobre los desaparecidos. Agregó que aún confía en la veracidad de la información sobre el lugar de enterramiento de María Claudia García y que mantiene una relación con Macarena Gelman.

(Emitido a las 8.54)

EMILIANO COTELO:
Hoy, 1º de febrero, las Fuerzas Armadas acaparan la atención en nuestro país. En particular porque es tiempo de cambio de mando en dos de las tres fuerzas, concretamente en el Ejército y en la Armada.

Y sin dudas el gran ausente de la jornada será el teniente general Ángel Bertolotti, que hoy pasa a retiro y por tanto deja su cargo de comandante en jefe. Bertolotti  no podrá participar en los actos oficiales porque todavía permanece en Colombia, recuperándose del trasplante de hígado al que fue sometido a mediados de enero.

¿Cómo le resulta esto de vivir a la distancia las últimas horas antes de cederle el mando al general Carlos Díaz? ¿Qué siente al finalizar su carrera militar este hombre al que el destino le reservó un papel trascendente en la historia uruguaya, en el proceso de reconciliación entre los militares y la sociedad?

Vamos a conversar con teniente general Ángel Bertolotti, llamándolo directamente a su habitación en el Hospital Universitario San Vicente de Paul, en la ciudad de Medellín, Colombia.

***

Teniente general Bertolotti, ¿cómo está pasando su convalecencia? Por lo visto madrugando, porque allí todavía no son las seis, ¿no?

ÁNGEL BERTOLOTTI:
Acá son las seis menos cinco, seis menos cuatro minutos.

EC - ¿Duerme poco?

AB – No, lo suficiente, lo acostumbrado, más que nada en estos últimos días.

EC - ¿Cómo viene su recuperación después del transplante de hígado?

AB – Día a día vengo recuperando un 20 por ciento de mis capacidades. Estoy muy contento, muy optimista. Mi señora me está acompañando permanentemente y estamos participando de esta misma nueva y vieja visión que tuvimos de la vida durante los 40 años de casados.

EC - ¿Hubo complicaciones en el posoperatorio?

AB – Sí, al tercer día se complicó y hubo que hacer toda la operación de nuevo, por laparoscopía, que es diferente, pero se complicó, sí.

EC – Entonces, ¿en qué situación exactamente está hoy en el Hospital Vicente de Paul?

AB – Con una pata afuera.

(Risas)

EC – Usted pretendía llegar hoy para la ceremonia de transmisión del mando en el Ejército, pero los médicos no estuvieron de acuerdo.

AB – No estuvieron de acuerdo, dijeron que era demasiado riesgo, que tomara las cosas en su momento. Mi familia también me pidió que fuera mesurado, el presidente de la República me mandó sus mensajes diciéndome que me tomara los tiempos, que él me iba a dar la oportunidad de saludar a mis pares y a mi Ejército. En todos los órdenes he recibido todos los apoyos, de mis amigos, de los que no son amigos, de la prensa también, distintos medios han llamado para saludar, para desearme suerte, ese tipo de cosas.

EC - ¿Cuándo podrá regresar a Montevideo entonces?

AB – No sé cuándo me darán de alta, posiblemente hoy o mañana. Después me tomaré una semana para hacerme todos los chequeos completos aquí mismo, en el hospital universitario, antes de salir para Montevideo. Pienso que sobre el fin de la semana que viene, más o menos, voy a estar volviendo.

EC - ¿Cómo le resulta esto de estar lejos de Montevideo el día de su relevo en la Comandancia del Ejército?

AB – No ponga el dedo en la llaga... (risas) Es una sensación muy especial, porque el haber vivido que la casa de uno fuera casi medio siglo el Ejército es un tema muy especial, y no llegar, cumplir el medio siglo y que usted tenga que salir de su casa y no poder estar para despedirse de sus amigos, de sus camaradas, de sus servidores, de sus superiores, de sus ex superiores, verdaderamente es un trago un poco amargo. Es de las cosas que me planteó la vida, qué le vamos a hacer; tenemos que afrontarla y presentarnos ante ella como una anormalidad más que nos pone la vida en la rutina diaria.

EC – En más de un momento el año pasado trascendió que según los médicos que lo trataban usted debió haber dejado el cargo para ocuparse de su salud, para ocuparse de ese hígado que lo tenía a mal traer. ¿Efectivamente esa era la recomendación médica?

AB – Es una pregunta muy personal, pero por ahí va el camino.

EC - ¿Por qué decidió quedarse por lo menos hasta fin de año, hasta el propio 1 de febrero, de hecho?

AB – Porque pienso que debía cumplir con mis responsabilidades mientras me lo marcara la ley.

EC – Pero implicaba correr un riesgo de vida directamente.

AB – Sí.

EC – Es en esas condiciones, con todos esos antecedentes, que usted pasa hoy a situación de retiro. Un cambio que, como usted mismo comentaba recién, es muy removedor para cualquier general del Ejército pero que en su caso tiene otras connotaciones. Usted está culminando la carrera militar con el grado más alto posible y habiendo comandado a su fuerza nada menos que en el primer año del primer gobierno del Frente Amplio (FA) en la historia del país. De esto vamos a conversar en unos minutos, pero en una respuesta general, ¿qué sensación tiene a la hora del balance?

AB – En principio no he hecho un balance concreto porque sería demasiado pronto, entiendo que no es el momento ni soy yo la persona indicada para trazar un balance justo e imparcial de lo que nuestra institución ha hecho o, aun más, de lo que ha evitado. Y segundo, debemos dividirlo en dos órdenes, el hecho de que yo haya sido el responsable de conducir el Ejército hasta dentro de pocos minutos no implica que... ¿Cómo le voy a explicar...? Que el sistema organizativo, la organización Ejército solamente responda por su comandante. El comandante es el responsable de todo lo que se hace o se deja de hacer dentro del Ejército, pero en este momento conmigo, hoy, dentro de unos minutos pasan a retiro más generales que ascendimos juntos, no somos de la misma generación de la Escuela Militar pero ascendimos juntos y que me acompañaron en toda mi gestión. Todos lo hicieron en forma leal, honesta, digna, como corresponde, como nos ampara nuestra formación profesional militar.

Además de ellos, hay otros generales que quedan, unos más antiguos y otros menos antiguos, hay un general que asciende hoy a teniente general, era uno de los generales jóvenes y ahora pasa a ser el general más antiguo. O sea que el conjunto del mando, sí, la responsabilidad, la directiva, el gran lineamiento estratégico, lo mantiene el comandante, pero el apoyo, la subordinación, la lealtad, el honor con que se maneja el mando, el resto de los generales, coroneles, tenientes coroneles, todos los escalones del mando, eso es lo que tiene que promover el comandante, lo que tienen que promover los generales, lo que tienen que promover los coroneles para que tengamos una organización como tiene que ser la organización Fuerzas Armadas.

***

EC – Uno de los temas críticos que usted tuvo que manejar en este año fue el de las investigaciones sobre el destino de los restos de desaparecidos. A propósito de cómo las encararon los comandantes de las Fuerzas Armadas, su colega de la Fuerza Aérea, el teniente general Enrique Bonelli, ha dicho más de una vez: "Yo recibí una orden del presidente de la República y me dispuse a cumplirla". Suena elemental, pero... ¿fue tan sencillo moverse así en un tema como las violaciones a los Derechos Humanos ocurridas durante la dictadura? ¿Esa fue también su actitud, recibió una orden y la cumplió?

AB – Usted está interpretando dichos del teniente general que no recuerdo, pero creo que fue algo así que dijo. Cada uno pone el énfasis en la interpretación de los dichos de otra persona según cómo entienda, desde su óptica. De alguna manera a los tres comandantes en jefe nos llegaron precisamente directivas, a otros no tan precisamente, pero el presidente de la República personalmente nos citó a una reunión privada antes de tomar el mando –creo que fue un par de días antes del 1º de marzo– definiendo cuál era la estrategia referente a las relaciones institucionales entre las Fuerzas Armadas y el gobierno que asumía el 1º de marzo y cuáles eran las directivas que él iba a dar. El presidente no da órdenes –es un concepto, no es importante–, da las directivas estratégicas, políticas o estratégico-militares, no da órdenes para adentro de las Fuerzas Armadas, es el mando superior. Es un pequeño detalle militar, no es importante.

EC – Lo consultaba porque se ha especulado mucho a propósito de si hubo en particular por parte del Ejército un pacto con el poder político, algo así como: "Nosotros investigamos pero ustedes nos garantizan que no habrá militares presos por estas causas o que los militares presos serán sólo unos pocos".

AB – No, nunca hubo pactos. Por supuesto que hubo conversaciones, planteamientos, no planteos formales institucionales ni corporativos, hubo cantidad de reuniones, todas ellas con el señor presidente, con el señor secretario de la Presidencia, con la señora ministra, todas ellas de altísimo nivel y de máximo respeto entre las partes que tenían que tratar ese tema. Evidentemente era una deuda con la sociedad.

EC – En la entrevista que usted le concedió al semanario Búsqueda en diciembre pudo quedar la sensación de que sí hubo un pacto. Cuando el periodista le pregunta si el gobierno le garantizó que ningún militar iría preso, usted respondió: "No lo puedo afirmar tan expresamente", y agregó: "Si hubo o hubiere, si hay algún tipo de acuerdo con el presidente, por supuesto que no se lo voy a comentar, ni ahora ni en la posteridad".

AB – Sí.

EC - ¿Entonces?

AB – Y entonces estoy en lo mismo que dije. Si hubo o hubiere, están suponiendo cosas sobre hechos que en determinado momento se dieron, otros hechos que se han dado, que nos han llamado la atención y que permanentemente nos han quitado hasta el sueño. Creo que en algún momento lo comentamos.

EC - ¿A qué se refiere?

AB – Me refiero a incertidumbre, a cambio de estrategia, a cambio de disposiciones legales, a aciertos que hemos tenido nosotros o a errores que también hemos tenido, a ansiedades que ha tenido el gobierno, a ansiedades que hemos tenido nosotros, a incomprensión que ha tenido la sociedad, a solidaridades que hemos recibido y que no eran esperadas y a acciones infundadas de ataques que no esperábamos y recibimos. Todo eso, es una cantidad de matices tan grande que lo desplaza del blanco al negro en un minuto y le transforman una línea estratégica en un desastre, en un canto de murga. En ese sentido es que le digo que yo no puedo afirmar nada, ratifico todo lo que dije en Búsqueda en aquel momento, el que tiene que expresarle si hubo o no hubo no soy yo, no lo voy a expresar ni lo voy a decir. No quiero dejar cosas colgadas en el aire, como que hubo y no quiero decir y en cierta manera me saco la cosa de encima. No, de ninguna manera. Si hubo o no hubo –quiero ser terminante– o si tiene condiciones se va a ver a través de los lineamientos estratégicos que disponga el señor presidente de la República. Eso es lo que corresponde y lo que yo tengo que decir.

EC – Si bien en este primer año se avanzó –sin duda– en la investigación sobre el destino de los desaparecidos y se encontraron incluso restos correspondientes a tres personas, todavía queda mucho por hacer. Y al Ejército, en particular, se le reclama desde distintos sectores más resultados. ¿Usted siente que deja el trabajo a medio camino?

AB – Se ha avanzado mucho más de lo que la gente piensa. He pensado mucho en estos días acá lejos del país, sin hacer nada. Pienso que la gente no valora a Uruguay, viviendo dentro de Uruguay. Nosotros los uruguayos no valoramos todos los grandes avances que se han hecho en este último año y no solamente en este último año, en los últimos tiempos. La defensa de los valores institucionales y democráticos, cómo han ido sucediéndose sin ninguna clase de problemas ni interferencias entre los poderes, las relaciones y las acciones, cuáles han sido los resultados, cómo ha intervenido el Poder Judicial, cómo ha intervenido el Poder Legislativo, qué disposiciones ha tomado el Poder Ejecutivo dentro de todo ese inmenso marco que tiene para recurrir, hasta lo discrecional, que tiene para recurrir sin haber recurrido nunca, el apoyo que hemos sentido las Fuerzas Armadas del presidente de la República sobre las directivas que ha dado y cuáles son los alcances, algunas cosas que no entendimos en determinado momento. Pero entiendo que el presidente de la República no puede salir a explicarle a todo el mundo todos los días todas las órdenes, todos los cambios de actitudes estratégicas porque si no está perdiendo la guerra. Si uno empieza a explicar cuál es la estrategia que va a aplicar en una guerra antes de empezarla, evidentemente ya la perdió porque el enemigo se prepara mucho más rápido.

En ese sentido hemos empezado con una conducta, con una línea estratégica que con pequeños desvíos se ha seguido y hasta este momento estamos en un proceso que no ha terminado. Nuestra idea –lo dije también en diciembre– era que teníamos que terminar en diciembre, pero los tiempos no han dado, yo era muy optimista, era muy inocente.

EC – Usted decía que al Ejército se le reclama más. Por ejemplo, se ha cuestionado la calidad de la información que usted logró recoger, porque, por citar un caso, según su informe se suponía que en el Batallón 13 no había restos. Sin embargo, allí han aparecido los que hasta ahora se han encontrado. Siguen sin hallarse los restos de María Claudia García de Gelman pese a que en su momento usted incluso concurrió con Macarena Gelman, la hija de María Claudia, al lugar donde estarían. ¿Qué dice sobre este tema de la calidad de la información?
 
AB – La calidad de la información en principio depende de la existencia de informantes veraces. Segundo, el sistema de inteligencia no es sencillo, ni aun los países más poderosos del mundo, ni los que tienen los sistemas de inteligencia mejor desarrollados tienen una buena calidad de inteligencia, y es por eso que todos los países dentro del espectro político-ideológico emplean los mayores esfuerzos y nunca tienen una calidad adecuada a sus necesidades en el sistema de inteligencia operativo. No es una cosa sencilla valorar si un sistema de inteligencia es bueno o malo, más que nada en un país como el nuestro, pequeño, chico, sin recursos, con un Ejército cuyo sistema de inteligencia es casi inexistente y tratándose de información que dependía de oficiales que ya son fallecidos, cuando ya pasaron 30 o 40 años y estamos manejándonos con las versiones de lo dicho por una tercera, cuarta, quinta, sexta persona. Hay que corroborar por cuatro o cinco vías para poder afirmar algo.

No es sencillo en Uruguay ni en Estados Unidos, ni en Israel, ni en Palestina, ni en Francia, ni en España... En ningún lugar del mundo. Si no, no sucederían los hechos anárquicos y desastrosos que han sucedido en los últimos años.

EC – Otro reclamo es a propósito del llamado segundo vuelo de la Fuerza Aérea, que habría traído a Uruguay un conjunto de uruguayos detenidos en Argentina de cuyo destino no se supo nada más. Se reclama que el Ejército también trabaje en la dilucidación de aquel caso que no apareció contemplado en el informe que usted elaboró en su momento. ¿Qué dice sobre ese punto? ¿El Ejército continuó trabajando en ese capítulo en especial?

AB – El Ejército nunca terminó de trabajar. En estos días no sé qué pasó, pero creo que no ha parado en ningún momento, ha puesto sus mejores hombres, sus mayores esfuerzos, ha luchado muchísimo, ha tenido que convencer a mucha gente, ha puesto todo el personal, oficiales superiores, jefes, oficiales, ha puesto sus recursos materiales, sus recursos incluso monetarios para facilitar las cosas y las actividades de resolución. En este momento nadie que diga la verdad, la verdad-verdad –aunque es verdad también que cada uno ve su verdad–, que lo mire objetivamente por lo menos, puede decir que el Ejército hasta este momento no ha hecho el máximo de los esfuerzos y lo sigue haciendo.

EC – Le iba a preguntar sobre el gesto que usted tuvo con Macarena Gelman, señalándole el lugar donde presuntamente estaban enterrados clandestinamente los restos de su madre. Por un lado ese gesto mostró de su parte una sensibilidad que marcó un antes y un después en el comportamiento de un comandante en jefe en el tema desaparecidos y en la relación con los familiares de las víctimas pero, por otro lado, con el tiempo muchos lo evaluaron como un gesto apresurado porque los restos de María Claudia García de Gelman siguen sin aparecer. ¿Cómo analiza a la distancia aquel paso?

AB – Es muy sencillo, se lo voy a relatar cronológicamente. Constatado el informe que yo le elevé al señor presidente el día 8 de agosto, que está firmado por mí y que ratifico que fue así, que el lugar aproximado –metros más, metros menos– es el lugar donde fue enterrada. Primero, nadie podía decir -ni yo tampoco afirmé en ningún documento- a lo sumo puedo haber dicho que "podrían" estar los restos. Pero que no hayan aparecido ahí no quiere decir que la información no haya sido veraz. Entonces que tuve la gran suerte, en ese momento en que llegamos a la conclusión por todos los cruzamientos de información y de informes de que teníamos de la ubicación del lugar, de que el secretario de la Presidencia, el doctor Fernández, me invitara y dejaba a mi criterio que lo acompañara o no, a conocer a la chiquilla esta, Macarena, y la acompañara hasta el lugar que previamente habíamos visto.

Con una actitud de altura, de gesto de gobernante, el secretario de la Presidencia me invita y yo, por supuesto, como responsable de la fuerza, tenía que acompañarlo. Ya no era si quería o no quería. Yo debía afrontar la responsabilidad.

Segundo, todos los otros aspectos humanos son interpretaciones que hacen figuras más o menos subordinadas que tienen solamente un condimento noticioso, así lo interpreto yo.

Después de eso –termino la cronología– he tenido la suerte de hablar varias veces con Macarena, de charlar de su trabajo, de sus cosas, de su vida, de mi vida y antes de fin de año tomamos un cafecito y un jugo de naranja en un bolichón por ahí para despedirnos del año. Todavía este año no he hablado con ella. Esa es la cronología de los hechos.

***

EC – Hablando de las declaraciones que usted hizo a fin de año, y volviendo a la entrevista con Búsqueda, hubo en ella dichos suyos que resultaron muy polémicos. Hablando de las violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura, usted recurrió a la expresión del ex comandante en jefe Hugo Medina sobre "la pérdida de los puntos de referencia", sostuvo que "esas cosas no deberían volver a pasar", pero introdujo un matiz: "El ‘nunca más’ es hasta que se produzca un nuevo conflicto. Porque la historia lo demuestra y lo vemos en el mundo actual: la pérdida de los puntos de referencia sucede en los grandes ejércitos, incitados por los grandes líderes políticos, religiosos, etcétera. En definitiva –agregó–, puede suceder otra vez". Estas palabras cayeron muy mal en los grupos de defensa de los Derechos Humanos, pero también en el FA y hasta en dirigentes de la oposición, como la diputada blanca Beatriz Argimón y el diputado colorado Washington Abdala. ¿Cómo responde a esas reacciones? ¿Se expresó mal?

AB – No. No, terminantemente no. Mi contestación fue dándole un tono de filosofía militar. Y cuando las declaraciones que tienen un tono o están encaradas desde el punto de vista filosófico militar son interpretadas desde el punto de vista filosófico político, evidentemente vamos a llegar a distintas conclusiones. Lo que yo dije es la verdad, hay hechos históricos que se vienen presentando hasta hoy, hasta este momento, hasta ayer de tarde y aquí en Colombia. Son cosas que no necesitan explicación. Terminantemente le digo que no. Tal vez debí haber explicado que era desde el punto de vista filosófico militar, etcétera, que como ciudadano no pensaba eso, que como no sé cuánto... Pero como comandante en jefe contestándole al periodista desde el punto de vista filosófico militar sigo afirmando lo mismo.

El que lo quiera interpretar desde el punto de vista filosófico político o desde la filosofía que se aplican a todas las alternativas del manejo de los derechos humanos en el mundo, o de cuáles son los objetivos de las organizaciones o todo lo demás, estoy de acuerdo y puede diferir totalmente en la interpretación. Verdaderamente a la fuerza armada, al Ejército en particular, lo que le tiene que preocupar es cuáles son sus principios ético-profesionales militares, que no deben ser confundidos con los principios ético-profesionales del estamento político, del estamento jurídico, del estamento legal o cualquiera que sea.

EC – Está bien, pero llevándolo al terreno político...

AB – Yo nunca hice declaraciones políticas.

EC – Pero le pregunto, ¿usted entiende que sería conveniente que el Ejército, que las Fuerzas Armadas hicieran un pronunciamiento a propósito de un "nunca más" a las violaciones a los Derechos Humanos como las ocurridas en el pasado?

AB – Yo hice mis declaraciones y dentro de una o dos horas habrá un nuevo comandante. Estas son las declaraciones sobre lo que sucedió. No quiero dar ninguna directiva ni ninguna alterantiva de nada. Pienso que en mi momento, en aquella coyuntura, ante aquella pregunta, fui claro y terminante. Que hayan estado de acuerdo o no, lo acepto, esa es la disparidad de ideas con que podemos manejarnos en democracia, bajo el mandato de la Constitución y poniendo por delante los fines superiores de la patria. Verdaderamente es muy respetable. El término "nunca más", ¿quién lo puede asegurar? ¿Quién? Yo interrogaría a la sociedad, usted puede decir que es la intención, juremos, yo qué sé, pero de cualquier manera valorar o garantizar que nunca más va a suceder... Nadie puede decir "nunca más", es lo primero que nos enseñan cuando vamos a hacer el curso en el Estado Mayor –y yo hice el curso en el año 70, por allá, o sea que hace 30 y pico–, que nunca se puede decir nunca en un tema estratégico, en un tema táctico, en un tema planteado de combate, nunca se debe decir nunca.

EC – Pero este es un tema de valores.

AB – Seguro, es exactamente así, es de valores. Pero los valores desde el punto de vista filosófico militar se trasladan a todas las actitudes del militar, depende de cuáles sean las responsabilidades, cuanto más alto sea el cargo o la jerarquía que tenga más responsabilidades tiene. Pero si hoy nos estamos olvidando, no estamos dando conceptos claros desde el punto de vista filosófico de la estructura organizacional, de la responsabilidad ética y moral a nuestros subordinados, nuestros soldados, el personal subalterno, que tiene un valor tremendo y de los que nunca nadie habla –los soldados–, que están subordinados desde todo punto de vista, no solamente en sus libertades individuales sino en sus tiempos libres, en sus tiempos económicos, en sus tiempos famliares y en una cantidad de cosas más.

Entonces, ¿qué otros valores les vamos a trasmitir si no manejamos eso que usted me comenta? Usted tiene que admitirles a sus subordinados y a toda su organización que el "nunca más" puede existir o no.

EC – Pero en la formación militar hoy, ¿se está poniendo énfasis en el respeto a los Derechos Humanos?

AB – Por supuesto, sí, sí. Terminantemente, sí, sí.

EC – Le agradezco esta conversación a la distancia sobre algunos de los temas que han pautado su período como comandante en jefe del Ejército. Nos están quedando otros en el tintero –el tiempo permitió llegar hasta aquí–, si le parece, en cualquier oportunidad, en la medida que usted lo considere posible, retomamos el diálogo, seguramente ya en Montevideo.

AB – Le agradezco la llamada, como siempre sus interesantes apreciaciones desde esa excelente caja de resonancia de la noticia nacional, y particularmente quería pedirle algo muy especial: hacerles llegar a la distancia el saludo a mis camaradas, a los que están en retiro, a los que están en actividad y a los que están muertos también. Y a los familiares de todo el personal del Ejército uruguayo, que está distribuido en todos los lugares del mundo y es respetado como ninguno de los más grandes ejércitos del mundo es respetado, que espere, que siga en una senda respetuosa, reflexiva, firme, digna, que la propia sociedad se va a encargar de limitar y definir cuál va a ser el término de la consolidación de la realidad del Uruguay en paz.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe