Los uruguayos y los piquetes en los puentes
Por Emiliano Cotelo.
(Emitido a las 8.45)
En viernes pasado y el anterior, en La Tertulia, Mauricio Rosencof se ha quejado de la calma con la que los uruguayos nos estamos tomando el giro que ha tomado el litigio con Argentina por las plantas de celulosa. Según Rsoencof, en la población uruguaya debería notarse una mayor indignación ante el bloqueo que se viene perpetrando en los puentes binacionales. Un grupo de ciudadanos argentinos está generándonos un daño concreto hoy, al afectar nuestra libertad de circulación, atentar contra la temporada turística y afectar el movimiento comercial. ¡No puede ser que toleremos eso tan mansamente!, exclama Rosencof. De acuerdo a nuestro contertulio, la gente del Uruguay debería, por lo menos, organizar manifestaciones públicas, en Montevideo y en otras ciudades, que le hicieran sentir claramente a las autoridades argentinas nuestro rechazo a ese tipo de prácticas patoteras y deberíamos hacerlo agrega- por dos razones: primero por una razón obvia: se trata de algo intolerable; y, segundo, porque de esa manera el gobierno uruguayo contaría con más fuerza más a la hora de negociar; recuerden que para negociar sobre el tema de fondo, Uruguay ha puesto como condición que se levanten los piquetes.
De hecho, se trataría de colocar a Tabaré Vázquez en igualdad de condiciones ante su colega Néstor Kirchner, que en las pulseadas bilaterales evidentemente ve fortalecida su posición por la movilización permanente de los llamados "ambientalistas de Gualeguaychú".
Por supuesto, esa apelación de Ronsencof es muy discutible. Cada vez que la ha expuesto, se han amontonado los mensajes de los oyentes, tanto a favor como en contra de ese reclamo. Pero, de todos modos, me dejó pensando. ¿Es obvio que esta mansedumbre nuestra es la mejor actitud? ¿Por qué los uruguayos estamos reaccionando con esa parsimonia? ¿De dónde sale la sobriedad con la que nos plantamos frente a esta crisis tan seria por la que atraviesa nuestro país?
Yo no tengo una respuesta. Pero, a partir de lo que hemos ido charlando en estos días en la propia tertulia y en otros espacios del programa, me animo a tirar algunas pistas para alimentar la discusión y la reflexión.
Por un lado, está claro que los uruguayos somos más discretos que nuestros hermanos argentinos. El estereotipo dice que ellos son más temperamentales y ruidosos, y nosotros más sobrios, ponderados...y hasta grises. ¿Estará allí una de las causas de esta mansedumbre que hoy mostramos? De hecho, cada vez que hemos leído mensajes de oyentes que proponían organizar represalias, por ejemplo un boicot a los productos argentinos, enseguida aparecían otros integrantes de nuestra audiencia protestando airados contra esas armas de lucha y advirtiendo contra los riesgos del chauvinismo.
¿Sentiremos intrínsecamente la necesidad de comportarnos de manera diferente a nuestros hermanos/rivales del otro lado del río?
Por otra parte, puede haber de por medio algo de "cola de paja". Las encuestas muestran que la mayoría de la población está a favor de las plantas. A fines del año pasado, y según la Encuesta Nacional Factum, más del 60% se expresaba de acuerdo con estos proyectos. Pero ¿será una postura de plena convicción o se basará en que Uruguay necesita crear fuentes de trabajo urgentemente? Tal vez haya dudas sobre cuánto contaminarán realmente estas fábricas y qué capacidad tendrá el Estado para controlarlas. Si fuera así, podría entenderse que la gente apoyara la construcción de las plantas pero no estuviera dispuesta a movilizarse por ellas, ni siquiera protestando contra los piquetes en los puentes organizados por los entrerreianos.
Una tercera línea de interpretación puede venir por el lado político. Las plantas de celulosa tienen su origen durante la presidencia de Jorge Batlle. Y en su momento la posición del Frente Amplio pareció más bien contraria a esos proyectos. Es cierto que había sectores importantes de la izquierda que respaldaban estas inversiones, pero lo hacían muy discretamente, mientras que aquellos otros que las rechazaban lo demostraban con mucha fuerza. En definitiva el FA no apareció como un decidido defensor de las plantas de celulosa. ¿Habrá en ese antecedente una dificultad para que los simpatizantes frenteamplistas se movilicen hoy por las plantas o incluso contra el atropello que significan los bloqueos de los puentes? También esos antecedentes políticos podrían llevar a que los ciudadanos colorados y blancos no se sintieran entusiasmados a salir a la calle a respaldar a un presidente que no votaron y cuyo partido le hizo una oposición lapidaria a los gobiernos anteriores. ¿Habrá algo de esto jugando? No sé, pregunto.
Por último, es evidente que desde las dirigencias partidarias no surgen convocatorias a manifestaciones en rechazo de los bloqueos de puentes o en defensa de las plantas de celulosa. Las principales figuras de todos los partidos se han solidarizado expresamente con la administración Vázquez, y eso es un dato fuerte, sin duda; pero no han querido ir más allá, llamando a la expresión pública de sus respectivos simpatizantes. Y la gente se ha limitado a mirar por televisión las imágenes de la cumbre política en la residencia presidencial, sin mover un dedo. ¿Será que los uruguayos dependemos mucho de lo que los líderes nos proponen o nos desaconsejan, y que si de ellos no surge la iniciativa no damos el paso de la movilización?
En fin, son sólo algunas posibilidades. Pero creo que vale la pena considerarlas, ésas y otras posibles causas de esta forma tan "diplomática" que los uruguayos hemos elegido para manejando una situación que es muy grave y que tiene pocos antecedentes.
Yo no digo que deberíamos levantarnos en armas ni que tendríamos que estar manifestando en la calle día por medio ni que convendría que respondiéramos con uno o varios boicots. Que no se me entienda mal. Simplemente creo que vale la pena analizarnos a nosotros mismos, aprovechando esta coyuntura singular.
Por eso dejo el tema abierto para que ustedes reflexionen con nosotros...
Incluso hay un foro disponible en Espectador.com para que ustedes escriban y discutan sobre esta cuestión.