La Audiencia Opina

"La política es la única clave para explicar el desarrollo conflicto"

La declaración conjunta de los dos presidentes en Chile no modifica en absoluto las pretensiones de ambos gobiernos para aceptar una nueva instancia de diálogo. Esto es, el pedido argentino de detener las obras para realizar un estudio ambiental y el del gobierno uruguayo de asegurar la libre circulación por los puentes.

Lo que cambia es que los dos gobiernos coinciden en pedir gestos simultáneos a las empresas y a los ciudadanos argentinos que cortan los puentes. Por un lado ambos están confirmando que son estos dos aspectos los que impiden retomar la negociación y sugiriendo una fórmula que la habilite. Por otra hay un cambio en el mapa de la confrontación, con los dos presidentes del mismo lado interpelando a los otros actores. Una declaración de presidentes no se da así como así, a riesgo de quedar en falso si la respuesta es negativa, por lo tanto conviene tomarlos en serio antes de entregarse a la adjetivación de sus posturas.

Cuando uno lee la coyuntura es prudente atenerse a los hechos cuando considera los dichos, de otra manera corre el riesgo de distorsionar la realidad con lo que uno quiere o teme que pase. Y por supuesto también corre el riesgo de reproducir sin querer las operaciones políticas de otros. Si conozco un poco el paño me aventuro a afirmar que el gobierno uruguayo no ordenará nunca a las empresas que detengan las obras. Ni la campaña de Vázquez por Chile, Bolivia, Venezuela y Paraguay se detuvo por la declaración, ni se dio marcha atrás con el pedido al tribunal del Mercosur. Ayer escuchamos a Vázquez declarando en el mismo sentido que cuando salió de Uruguay. El gobierno argentino no hizo ninguna comunicación oficial a los asambleístas ni el uruguayo a las empresas. Esto es significativo y no debe ignorarse.

Las empresas, demostrando que tienen autocontrol y astucia hicieron una declaración genérica expresando voluntad de diálogo condicionada a algún aspecto concreto de garantía.

Los asambleístas no consideraron este cambio sutil de escenario. Sin tener una conclusión definitiva sobre el interés real del del gobierno argentino para mí tras la declaración asoma la voluntad de aislarlos gradualmente. Cuando los dos mandatarios llaman a los asambleístas a deponer su actitud no están convalidando los piquetes, los están intentando dejar en offside.

Desde el análisis estrictamente político, las asambleas ciudadanas cometieron tres errores fundamentales:

1- Se aislaron de antemano, calificando a todos los actores de vendidos, intransigentes y corruptos. No se puede pretender ganar amplitud con argumentos tan ajenos a las amplias mayorías. Perdieron la oportunidad de convencer siquiera parcialmente a muchísimos uruguayos y argentinos que apoyan honestamente la defensa del ambiente y en general un funcionamiento del estado más igualitario y más sensible a los humildes.

2- La plataforma de solución fue elegida apresurada o maliciosamente, sin dejar abierta la puerta para ninguna otra alternativa. La evolución vertiginosa de la tecnología permite hoy un abanico de posibilidades inmenso. No recurrieron a otras opiniones técnicas en el afán de mantener "puro" su punto de vista, renunciando a enriquecer su planteo con el aporte de los científicos más sabios del planeta y ampliar a la vez la base social de su reclamo.

3- Las medidas de lucha elegidas comprometieron su credibilidad. Tomar por sí y ante sí medidas de fuerza contra un país vecino (prerrogativas que corresponden claramente a toda la nación argentina) sin buscar primero el apoyo de amplias mayorías nacionales para intentar torcer la voluntad de sus gobernantes es en sí mismo un acto suicida a largo plazo. En la medida que avance una solución negociada si se mantienen en "todo o nada" se están comprometiendo seriamente a sufrir un revés estrepitoso

Más allá de lo que siente o piensa cada uno de los que la llevan a cabo, la viabilidad de la medida del corte se sustenta realmente en la renuncia voluntaria del gobierno argentino a sus potestades constitucionales. Al gobierno argentino le convino este estado de cosas mientras le permitía ejercer presión con una sanción económica encubierta, aunque explicara públicamente su postura por causas relativas a la sensibilidad social. Si en algún momento le deja de convenir y puede evitar o minimizar los costos políticos de reprimir los cortes esta decisión puede ser revisada.

El mantenimiento de los cortes no le conviene a largo plazo al gobierno argentino. Primero porque afecta su credibilidad internacional y su capacidad de maniobra. Tiene una negociación con España en puerta. Y asuntos estratégicos que concretar con sus vecinos, que como es lógico no están aún involucrados en el diferendo binacional pero no son ni sordos ni ciegos y llegado el momento no serán mudos. Tampoco le sirve a la interna la consolidación de un grupo de presión sin capacidad de diálogo, sin cabeza visible y con una definida hostilidad hacia los políticos de la que no escapa el presidente Kirchner.

¿Porqué estos movimientos no se hicieron antes? La tozudez o la impericia me parecen respustas demasiado simples y no explican todos los hechos. Si se estuvo negociando con perfil bajo todo este tiempo y ahora se da un mensaje común hay que deducir que a los dos les conviene hacerlo ahora o que pretenden echar a andar un plan que destrabe la situación.

Cabe recordar que el gobierno argentino nunca tuvo ni tendrá argumentos suficientes para construír un reclamo ambiental ni político consistente. La cruda realidad perceptible para cualquier técnico honesto del mundo es que el sistema que se va a emplear es el que entrará en vigencia recién en el 2007 en Europa. Ni siquiera el reclamo sobre la CARU es suficientemente contundente porque está herido de nacimiento por las posiciones contradictorias que a la vista de todos asumió la Argentina a través del tiempo. Esto no quiere decir que los habitantes de Entre Ríos no tengan derecho a preocuparse y reclamar por cualquier posible perjuicio. Pero el reclamo debió dirigirse desde el principio a exigir a su gobierno garantías y participación en el control ambiental, que por otra parte fueron ofrecidos a la Argentina desde el primer momento por el gobierno uruguayo.

Respecto a las declaraciones recientes de la oposición uruguaya están en la senda del oportunismo doméstico, difícilmente tengan más trascendencia que eso. Capaz que me equivoco, pero para mí se pueden estar mordiendo la lengua en poco tiempo. Sergio Abreu, como ex canciller fogueado en estas lides, fue muy cauto al deslizar en sus declaraciones que a veces en el ajedrez uno concede una pieza en función de una jugada en varios movimientos.

Enrique Pereira