"Si no seguimos el camino de la ley internacional vamos a estar sometidos a los piqueteros", dijo el ex presidente Jorge Batlle.

Batlle: el único camino es el derecho internacional

"Si no seguimos el camino de la ley internacional vamos a estar sometidos a los piqueteros", dijo el ex presidente Jorge Batlle. Agregó que otra solución al conflicto con Argentina sería "terrible" porque aceptaría que "para saber si uno puede venir a Uruguay hay que preguntarle a Kirchner". Busti y los piqueteros "actúan en la más absoluta ilegalidad y les parece normal", sentenció.

(Emitido a las 8.50)

EMILIANO COTELO:
Este mes se cumplió el primer aniversario del gobierno de Tabaré Vázquez y, obviamente, también de la despedida del doctor Jorge Batlle de la Presidencia de la República.

Un año después del final de su mandato, el ex presidente se convirtió en el crítico más duro del gobierno Vázquez, por el conjunto de su gestión, pero sobre todo ahora, en estos días, por el manejo de la crisis con Argentina por las plantas de celulosa.

Comentando el diálogo Vázquez-Kirchner del sábado pasado en Chile, Batlle llegó a hablar de una "traición". Y luego, este martes, la lista 15 emitió un comunicado en el que se advierte que "la soberanía nacional y la independencia de nuestro país se encuentran en peligro". En esa declaración la 15 exige: que no se suspenda la construcción de las plantas; que se recurra a todos los organismos jurisdiccionales regionales e internacionales para defender nuestros legítimos derechos; y que en el caso de que la República Argentina persista en su actitud y el Mercosur no efectivice el cumplimiento de su tratado constitutivo, Uruguay se retire del Mercosur.

Propuestas tajantes. ¿Pero cómo llevarlas a cabo? ¿Cómo se puede destrabar este conflicto?

Sobre este y otros temas vamos a conversar con el ex presidente Batlle, que fuera, justamente, promotor de la instalación de estas plantas de celulosa.

***

Doctor Batlle, yo decía que desde el sábado pasado usted se ha convertido en el crítico más duro del doctor Vázquez en cuanto al manejo de la crisis con Argentina por las plantas de celulosa. ¿Por qué?

JORGE BATLLE:
Porque es un tema de vida o muerte para Uruguay. Quizás la ciudadanía no tenga todavía la visión clara de qué significan las plantas de celulosa para Uruguay, y qué significa estar o no estar en el Mercosur para Uruguay. Y si lo está diciendo quien es el redactor, el inspirador de los artículos de la Constitución de la República que establecen que la política nacional tiene como objetivo precisamente el entendimiento con los países, que fue una incorporación que yo pude hacer en la Constitución de la República inspirado en lo que para mí es el derecho patrio del cual surge la independencia de la República, en lo que le doy toda la razón al doctor Sanguinetti, que son las Instrucciones del Año XIII, que establecen lo que establecen con respecto a los puertos de Maldonado y Colonia. En ese sentido estamos los dos en la misma línea de reflexión histórico-política.

¿Cuál es la situación de Uruguay que hace que todo el mundo esté disconforme desde hace mucho tiempo? Es que tanto Uruguay, como Argentina, como Brasil, como Chile, a partir de los hechos políticos internacionales posteriores a 1955 quedamos aislados del mundo. Tenemos en nuestra historia básicamente dos etapas, una de 300 años cuando fuimos ocupados por el reino de Castilla, no por España; una etapa de una pausa liberal inglesa durante la cual estos países crecieron porque hubo una civilización atlántica de globalización absoluta. La globalización actual, incluso Bill Gates mediante, no tiene nada que se pueda comparar con la globalización de la civilización atlántica de la segunda mitad del siglo XIX, hasta 1930. Ahí había una vía doble de acceso a Europa. Hay una serie de estudios formidables sobre el tema, que son además apasionantes, que lo muestran.

Después sobrevivimos porque desde la crisis de 1930 hasta 1955 estas naciones, los países de clima templado, todos viven de la guerra. Hay una sola guerra, que empezó 1904 entre rusos y japoneses y terminó en 1955 con Corea. Cuando los historiadores tengan la distancia de ver estas guerras como nosotros vemos las guerras púnicas con Roma –no decimos que hubo tres, hubo una sola– verán que hubo una sola. Y a partir del 55 esta gente que era tan ordenada, tan meticulosa que se peleaba cada 25 años, decidió no pelearse más.

Entonces nuestra relación cultural, económica, de migración, de referencia política, de ideología filosófica y de comercio era Europa. Y Europa se cerró. El señor Carlos de Aragaia, con un nombre parecido al de Carlo Magno, reconstituyó el Sacro Imperio Romano Germánico con el llamado Viejo Zorro, como le llamaban a Adenauer, y el señor Shuman y el señor Moné, que fueron los artífices de ese hecho, que eran funcionarios del Ministerio de Ganadería francés, participaron con esta misma propuesta en las negociaciones del Tratado de Versailles en 1919, cuando eran unos chiquilines.

EC - ¿Por qué se remonta a esos antecedentes históricos para examinar el momento actual?

JB - Porque es la única cosa lógica. ¿Entonces qué nos pasó? Desde el 55 para acá nadie pudo andar bien en América. Olvídese o agréguele la guerra fría, la revolución fidelista, el maniqueísmo y la polarización socialismo soviético-capitalismo americano, agréguele todo lo que quiera, pero la cosa es que 1para vender carne en Uruguay, que sigue siendo hoy el buque insignia del país, tenía que arreglarse con un barter con España, tenía que conseguir que Ibrahim convenciera a sus amigos los generales egipcios, tenía que conseguir que el griego Angelopoulos pudiera permear –para hablar en un término educado– la carne uruguaya a los mercados del Este europeo, Bulgaria, Rumania, todos esos lugares. No teníamos acceso, no teníamos mercado. Entonces fuimos consumiendo nuestras reservas, distribuimos inflación y nadie más pudo ganar una elección a partir de 1950, nadie, nunca más.

EC - ¿Cómo que nadie pudo ganar una elección?

JB - Nadie, porque al fin del período nadie podía repetir el vale, lo ganaba otro sector del mismo partido u otro partido. Entonces fuimos perdiendo, perdiendo pie, perdiendo pie. Algunos países perdieron más rápidamente pie que nosotros porque nosotros tenemos una sociedad más pequeña, mucho mejor estructurada, mucho más justa, mucho más equitativa que, pese a esa disminución de fuerzas para hacer lo que estábamos haciendo antes, porque el mundo no lo habilitaba, retrasamos mucho más nuestra crisis que otros países.

EC - ¿Qué tiene que ver esa historia con esta crisis en particular por dos plantas de celulosa?

JB - Es lo mismo, en Argentina es exactamente lo mismo. Porque cuando la cosa venía cuando la mona pensamos que una solución era el Mercosur, y nos juntamos entre nosotros para ampliar nuestro mercado. Y cuando los mercados se empiezan a ampliar y uno empieza a salir afuera, se encuentra con que adentro del sistema, el sistema, en vez de ser un lugar donde me junto con tres más para empujar para afuera, es un lugar donde me junto con tres más para no dejarme salir. Y al no dejarme salir yo expulso cada día más, expulso todo, pero expulso lo que no debo expulsar y no expulso lo que debo expulsar.

Póngale este hecho, póngale que no tuviéramos la chance de vender carne, porque cuando uno dice "pero qué bien le va con la carne a Uruguay" no mira algunas pequeñas cositas. Por ejemplo nosotros, antes de la aftosa teníamos una condición de país libre de aftosa sin vacunación.

EC - Un estatus privilegiado.

JB - Éramos un país libre de aftosa, como lo exigen los mercados. Pero ahora, gracias a ese señor al cual todo el mundo insulta, tenemos la posibilidad de exportar carne a Estados Unidos siendo un país libre de aftosa con vacunación. Si nos hubieran reclamado el estatus anterior todavía estaríamos sin exportar. ¿Entonces qué sucedería si Uruguay no pudiera hoy tener acceso al mercado estadounidense, que nos genera 1.000 millones de dólares, el 30 por ciento de lo que exportamos? ¿Qué quiere decir? Que Uruguay vive de la exportación. ¿Por qué el señor Kirchner se da el lujo de decir "por seis meses no exporten carne"? Porque Argentina siempre se comió el 80 por ciento de la carne que produjo, y tiene un superávit comercial tan grande que por seis meses lo puede bancar, porque los seis meses le sirven para bajar el precio de la carne y estar cerquita de la reelección.

EC - Ese análisis suyo pudimos haberlo escuchado hace seis meses o hace un año.

JB - No, yo hace mucho tiempo que digo lo mismo.

EC - Por eso digo, su visión crítica a propósito del proyecto Mercosur y de cómo Uruguay se abre al mundo...

JB - Mire que yo lo voté, lo voté, lo impulsé y creí en él como todo el mundo, pero los socios no han mirado para afuera, miran para adentro, tanto Brasil como Argentina miran para adentro y no advierten que para que el Mercosur pueda tener una vida saludable y todo el mundo esté contento los más chiquititos tienen que tener alguna chance en la vida.

EC - ¿Para usted Uruguay debe irse ya del Mercosur?

JB - Hay una cosa muy clara: el artículo 1º del Tratado de Asunción, de 1991, dice que será libre el intercambio de mercaderías, bienes, personas y todo lo demás. Si eso no se cumple, lo demás no existe. Es como la razón del artillero, hay 44 razones y la número 44 es que no tengo pólvora... las 43 restantes no importan.

EC - Usted dice que de hecho el Mercosur cayó, no está vigente. Eso es lo que está sosteniendo.

JB - Entonces lo que le digo al señor presidente de la República es lo siguiente: en la primera etapa en este episodio largo y triste el señor presidente de la República le solicita, si él así lo estima conveniente, al presidente de la República Argentina en una carta, que convoque al Consejo.

***

EC - Usted hasta el sábado pasado compartía la política que venía siguiendo el gobierno del doctor Tabaré Vázquez en el manejo de la controversia con Argentina.

JB - Todo el país la compartía.

EC - ¿Qué pasó desde el sábado? ¿Qué ocurrió desde el sábado para usted? ¿Por qué se produjo el quiebre en su posición?

JB - Para mí y para todo el país, porque ha había una unanimidad del país antes y hay una unanimidad del país después. En una primera etapa –más allá de los tiempos, alguien puede decir que se demoró o no se demoró, yo en eso no entro, en materia diplomática los tiempos son importantes pero yo no entro en eso– el presidente de la República, ante los hechos que determinan el cierre de los puentes, dice: "le mando una carta al presidente de la República Argentina y le pido que, si así lo entiende conveniente, convoque al Consejo del Mercosur, del cual es el presidente pro témpore". ¿Cuál fue la repuesta del presidente de la República Argentina? No acusar recibo.

Ante ese hecho desagradable, poco diplomático y amistoso, el presidente de la República decide dar un salto mayor, siempre en el orden jurídico, y va a la OEA. Y la República Argentina contesta: "Para una mediación se precisa que los dos estén de acuerdo, la República Argentina no está de acuerdo"; en la OEA perdimos.

Entonces el presidente empieza a hacer correr la noticia de que va a recurrir ante el Tribunal de Controversias.

EC - El Tribunal de Controversias del Mercosur.

JB - Por supuesto, del Mercosur. Y está llegando la fecha de Chile, llega la fecha de Chile y el presidente antes de salir de Montevideo dice lo que dice, que todos escuchamos por la televisión y que todos compartimos. A la noche se produce la reunión y en la reunión de la noche, que luego es ratificada en la mañana siguiente, se cambia totalmente, sin explicación previa, la posición y se acepta y se hace propio lo solicitado y pedido públicamente ante el Parlamento argentino en su mensaje a la nación argentina en marzo de este año por el presidente Kirchner, o sea que hagamos al revés, que nosotros les pidamos a las empresas que detengan su trabajo y con ello él les pide a los piqueteros que levanten los piquetes. Eso lo dice el presidente de la República de Uruguay y eso es lo que dice oficialmente el texto publicado por la Presidencia de la República el día 11 de marzo.

Entonces todo el mundo reacciona, dice ¿pero cómo? Creo que el que reacciona más claramente, con menos palabras y más imágenes, es Arotxa. Punto, chau, lo ejemplifica.

EC - Usted alude a la caricatura del presidente Vázquez que publicó el diario El País el lunes.

JB - ¿Pero qué sucede? Sucede que el presidente Kirchner ha dicho una cosa a la que le contesta el vicepresidente de la República diciendo: "Lo que dice el señor presidente Kirchner es impertinente", y entonces aparece uno que dice: "No, no quiso decir eso, quiso decir que no era pertinente". En una palabra, cuando yo le diga a alguien que es un impertinente todo el mundo tiene que saber que lo que estoy diciendo es que no es pertinente.

EC - Irónico lo suyo.

JB - Lo mío no, lo de ellos, no fui quien lo dijo, no sea malo, fueron ellos. Si ellos dicen pero el irónico soy yo, francamente... Macanudo.

¿Cómo sigue el episodio número dos? Es terrible, es terrible porque es aceptar el criterio a tal punto que de ahora en adelante para saber si uno puede venir a Uruguay hay que ir a preguntarle a Kirchner. Si eso no es entrega de la soberanía, que venga alguien y me diga en qué consiste, uno la puede entregar de distintas formas.

EC - Desde el gobierno se responde que este tipo de objeciones y estas críticas que usted está expresando y que ha expresado una enorme cantidad de gente, no sólo dirigentes políticos, también oyentes de la radio, ciudadanos comunes y corrientes, son conclusiones apresuradas, que detrás de este paso delicado, riesgoso que se dio en Santiago de Chile hay una estrategia. Y que para desarrollar su estrategia muchas veces un jugador de ajedrez muchas veces debe entregar una pieza, incluso una pieza valiosa, porque de esa manera se coloca en condiciones de obtener después resultados importantes. ¿Por qué usted descarta la posibilidad de que esa estrategia exista?

JB - Como usted comprenderá, me parece que son muy importantes las estrategias, sobre todo si son buenas. Cuando son malas son estrategias pero los resultados son equivocados, erróneos. Yo no conozco la estrategia del gobierno, pero el gobierno no dijo eso, el señor presidente de la República dijo que él no había dicho eso, la reacción inicial del señor presidente de la República ante las afirmaciones colectivas de la prensa y de todo el mundo acá fue decir que él no había dicho eso.

EC - Que él no había dicho... ¿qué cosa?

JB - Que no había dicho lo que dijo en la televisión con el presidente Kirchner, que no había anunciado que iba a solicitarles a las empresas la buena voluntad para que... Lo que dice en el texto del comunicado –que usted tendrá por acᖠen la página web de la Presidencia el 11 de marzo, dice: "Han convenido las partes... Uruguay les pedirá a las empresas Ence y Botnia que detengan las obras, y el gobierno argentino les pedirá a los señores piqueteros que levanten los piquetes". Y la primera reacción del señor presidente fue decir que él no había dicho eso.

EC - Sí, esa...

JB - Esa fue la primera reacción del presidente, no es un problema de lo que usted opine ni de lo que yo opine, es lo que él dijo. Punto uno.

La segunda afirmación del señor presidente de la República fue que, al contrario, que él había manifestado lo contrario. Y se produce un nuevo informe, aparece un nuevo punto de vista en la página web de la Presidencia el día 13 con, hay que decirlo, un gran reportaje del presidente en Bolivia.

Y cuando llega al día siguiente a Venezuela ya estamos ante otro hecho, ante el anuncio formal por parte del presidente de la República de que se va a hacer un juicio en la República Argentina, a lo cual responden el doctor Larrañaga, el doctor Sanguinetti, nosotros y todo el mundo. Un juicio por una indemnización. Me imagino que al presidente de la República Argentina que está emitiendo permanentemente en su página web oficial que hubo un acuerdo le debe haber parecido extraordinariamente simpático el hecho de que el presidente de la República de Uruguay niegue el acuerdo y encima le anuncie un juicio. Como estrategia... puede ser que sea una estrategia, pero es un poco sorprendente.

EC - Hoy en el semanario Búsqueda...

JB - Perdóneme, señor Cotelo, porque entre las interrupciones de la tanda y las suyas, parece que puedo hablar poquito.

EC - Usted ha expuesto ya bastante cómodamente

JB - ¿Le parece?

EC - Sí.

JB - ¿Le parece? Siga hablando usted y yo lo escucho.

EC - No, yo le iba a hacer una pregunta a propósito de ese tema.

JB - Si me quiere hacer una pregunta déjeme contestarle.

EC - A propósito de...

JB - Antes de la pregunta déjeme contestar lo que me preguntó antes, porque usted me hace una pregunta y no me permite ni siquiera contestarle y me hace otra pregunta. Tiene tiempo de hacerla, yo hasta el mediodía tengo tiempo.

La otra cosa que yo digo, muy claro, es que si el presidente –y lo hemos anunciado– vuelve al tema inicial, que es volver a poner la cosa en el ámbito jurisdiccional, va a tener de nuevo a todo el país atrás. De nuevo a todo el país atrás, porque esa es la única fuerza que tiene Uruguay ante el mundo; no sólo ante Argentina, ante el mundo.

EC - El semanario Búsqueda informa hoy que Gonzalo Fernández y Aníbal Fernández, que son quienes han estado llevando adelante buena parte de los contactos entre los dos gobiernos en las últimas semanas, habían llegado a un preacuerdo antes del encuentro de Santiago de Chile por el cual Argentina no objetaría que se levantaran las plantas en su actual localización y el gobierno uruguayo asumiría el compromiso de exigirles a los inversores mayores garantías. Este es el telón de fondo, según el gobierno, de este paso complicado, delicado que hubo que dar en Santiago de Chile para desbloquear el punto más crítico, el de los piquetes, que para el gobierno de Kirchner aparentemente era difícil de resolver porque, según explicó el emisario argentino, el podía reprimir a los grupos piqueteros que buscan arrancar beneficios al Estado, pero no a vecinas y vecinos de Gualeguaychú preocupados por la contaminación que podrían producir dos plantas de celulosa de grandes dimensiones. Entonces había que facilitarle a Kirchner ese punto de su situación, es lo que está implícito en esos trascendidos.

JB - En una palabra: el gobierno de Uruguay a través del señor secretario de Prensa recibe la noticia que el gobierno argentino le comunica de que no está en condiciones de hacer cumplir las leyes de la República Argentina ni los tratados a los cuales están sometidos Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay.

Vamos a razonar por el absurdo, porque es una buena cosa a veces razonar por el absurdo. Fíjese que los uruguayos hemos sufrido muchísimo por la aftosa, la aftosa vino de Argentina, nos hizo un daño terrible y salimos de ese lío gracias a esa pequeña variante: país libre de aftosa con vacunación. Ahora resulta que hay aftosa de vuelta en Argentina, y nosotros intentamos, a través de los acuerdos que ya habían sido firmados por la administración anterior, el ministro de Ganadería Mujica intentó mandar sus técnicos y no lo dejaron pasar. Y hay una gran preocupación en todos los ganaderos y productores uruguayos, frigoríficos, sindicatos con miles de obreros, fleteros, por lo que supondría de nuevo la aftosa.

¿Qué le parece si hay un movimiento de la Federación Rural y la Asociación Rural, frigoríficos, sindicatos, camioneros para cerrar los puentes del lado uruguayo para que no pase más nadie, para que no venga la aftosa? ¿Y si el gobierno de Uruguay dice que no puede hacer nada porque no le están pidiendo nada a él y el gobierno argentino le dice: "¿Pero cómo?, pero usted está permitiendo que violen las leyes, que violen la Constitución de la República, las leyes, el tratado, usted lo permite", y el gobierno de Uruguay contesta: "Ah, pero nosotros no podemos, como no nos piden nada a nosotros, es una preocupación sanitaria que tienen los ciudadanos de Uruguay, vamos a tener que admitir que se cierren todos los puentes"? ¿Usted cree que esa es la forma en que los países y los presidentes conducen la vida de sus pueblos?

Quiere decir que todo piquete que se haga en Argentina en el que no le pidan nada al gobierno argentino, aunque sea entre Tucumán y San Luis, se va a poder hacer aunque haga un daño terrible a la República Argentina porque no le están pidiendo nada al gobierno. Quiere decir que la ley se terminó, que los tratados se terminaron.

EC - Claro, esa es la interpretación más racional de todo lo que está pasando.

JB - Es la única interpretación posible, somos países que nos regimos por leyes, no por la voluntad de un grupo de personas, por más respetables que sean. Porque entonces, ¿en qué va a quedar la vida de estas naciones? Para mí lo más sencillo es decirle a Uruguay: "Señores, vamos a convocar al Consejo del Mercosur". Porque de esa manera el propio presidente argentino tiene un instrumento legal que lo puede amparar en tomar una medida.

EC - Vamos a hablar de eso. ¿Cuál es, para usted, el camino que debió haberse seguido? ¿Por qué no considera ni siquiera mínimamente aceptable este paso que se dio en Santiago de Chile?

***

EC - Hay un problema de por medio acá, que es el daño a la economía uruguaya provocado por el bloqueo.

JB - Y el daño a la economía argentina.

EC - Un bloqueo que tiene un impacto muy serio acá, entonces...

JB - No, muy serio no, tiene impacto. Es un error.

EC - Uno de los argumentos desde el gobierno es: no se podía seguir soportando ese perjuicio mientras se espera el resultado de los reclamos en esos organismos binacionales, regionales e internacionales.

JB - Por supuesto, por supuesto, ¿cómo no va a poder? ¿Sabe por qué? Porque el daño mayor que se hace a un país es a su soberanía, no a su economía. Y además cuatro a uno en la relación comercial uruguayo-argentina, ellos nos venden 800 millones de dólares y nosotros 200 y poco. Todo lo que nos vende Argentina lo compramos en otro lugar y lo que Uruguay le vende es tan poco de lo que exporta que nos trataremos de movilizar para exportarlo a otro lugar. ¿No está diciendo el presidente de la República, con alegría, que se están buscando otros mercados para no tener que depender de Brasil para colocar el arroz? Y bueno, en vez de venderle 200 y pocos millones a Argentina vamos a procurar venderlos a otro lugar. Es mucho más grave cuando uno pierde soberanía, eso sí tiene un valor económico muchísimo más importante porque de aquí en adelante todos los países sabrán que con nosotros no es un problema de discutir ante los tribunales sino un problema de ver quién tiene más fuerza. Y en esa materia nos podemos pelear con Liechtenstein, que es más chiquito que nosotros.

EC - Botnia y Ence están estudiando llevar adelante el gesto que el presidente Vázquez les solicitó.

JB - No sé, no se lo he preguntado y no me interesa el punto de vista de Botnia y Ence.

EC - Y los piqueteros de Gualeguaychú estarían por levantar, aparentemente mañana, el bloqueo. Entonces, ¿cómo cambiaría esto la lectura del acuerdo o preacuerdo de Santiago de Chile que usted hace?

***

EC - La pregunta ya está planteada: Botnia y Ence están estudiando el gesto que el presidente Vázquez les solicitó y estarían viendo de qué manera suspender efectivamente las obras. Y paralelamente en Gualeguaychú los activistas que llevan adelante el bloqueo estarían por resolver entre hoy y mañana suspender la medida. ¿Entonces?

JB - Entonces... Lo que quiero decirle es que los países no están en condiciones de resolver sus problemas cuando los que tienen que resolverlos no son los gobiernos sino las partes. Yo no sé lo que están pensando Botnia y Ence porque no he hablado con ellas, y tampoco me interesa mucho lo que están pensando, lo que me interesa es lo que Uruguay, entiendo yo, debe hacer.

Tampoco sé qué están pensando los que están cortando el tránsito en los puentes, lo que sé es que es ilegal. Y no solamente es ilegal, sino que es tan ilegal, tan absolutamente ilegal, que el propio gobernador de la provincia de Entre Ríos, el señor Busti, les dijo a los piqueteros ayer o anteayer –cosa que también vi en la televisión argentina– que no se preocuparan, que levantaran los cortes porque él con la Policía provincial cerraría e impediría el paso a los camiones con mercadería para Botnia. Actúan en el plano de la más absoluta ilegalidad y les parece normal.

Eso es lo que Uruguay tiene que procurar que el mundo entienda, que el mundo sepa, que del lado argentino no se respeta la ley, no se respeta la Constitución, no se respetan los tratados, no se respeta nada. Por tanto, ¿qué seguridad tiene una empresa, no la que está instalada, la que venga mañana, al instalarse en un país donde las situaciones de su desarrollo propio no van a ser consideradas por el régimen legal uruguayo sino que van a ser resueltas por las presiones del otro lado? Estamos no sólo ante una pérdida de soberanía, estamos, como dijo algún político distinguido de este país, un ex presidente, prácticamente dependiendo de las decisiones como si fuéramos una provincia argentina.

Eso es lo que Uruguay ha visto y por eso ha reaccionado. Y nosotros quizás hemos reaccionado más fuerte que los demás porque tenemos una visión de futuro sobre esto, porque si yo fuera el señor finlandés de la empresa, si no fuera porque el flete para llevar la madera a Brasil me resultaría seguramente un costo imposible de sostener, a esta altura del partido estar mucho más tranquilo parar y ver dónde me instalo. ¿Así que usted cree, por ejemplo, que cuando Stora Enso se instale en San Borjas en Argentina le van a hacer a la empresa los mismos problemas sobre el río Uruguay que nos están haciendo acá a nosotros? No. O sea que esto pasa porque somos más chicos. Fenómeno. ¿Cuál es la defensa del más chico? Esto no es David contra Goliat, la defensa del más chico es lo que hemos sostenido nosotros y lo que venía haciendo el gobierno bien. ¿Cuál es nuestro paso? Reunamos el Consejo del Mercosur.

EC - Usted decía recién al pasar: la crítica, el cuestionamiento que ha hecho la lista 15 o que ha hecho usted quizás ha sido muy fuerte. Justamente, desde el gobierno una de las inquietudes, una de las respuestas que se han escuchado en estas horas es: se entienden las discrepancias, se entienden las objeciones, pero esta respuesta que ha venido desde el Partido Colorado y el Partido Nacional ha sido demasiado drástica, demasiado estridente. Es decir, que no es el tipo de respuesta que le conviene al país en cuanto a su ubicación internacional.

JB - En esa materia yo creo que...

EC - ¿Es bueno que se rompa de una manera tan estruendosa el consenso que había habido hasta ahora en torno al presidente?

JB - En esa materia yo diría que quien puede decir algo no es precisamente el señor presidente de la República.

EC - ¿Por qué? ¿Por qué señala eso?

JB - Porque tiene antecedentes muy claros de lo contrario. A mí me decían que yo quería entregar al país cuando iba a Estados Unidos a buscar una solución con Bush, las cosas que le dijeron al gobierno de Uruguay cuando estábamos en la negociación de la deuda por parte del señor presidente de la República fueron terribles contra Uruguay. Terribles contra Uruguay cuando Uruguay estaba poco menos que acogotado y sumergido.

La única cosa que decimos es que acá hay un solo camino posible: el derecho internacional, no hay otro. Para Uruguay nunca hubo otro. El camino de Uruguay que lo ha hecho grande, que lo ha hecho respetable y respetado ha sido siempre que hemos seguido por el camino de la ley y de la ley internacional. Si no seguimos el camino de la ley internacional de aquí en adelante vamos a estar sometidos a la voluntad de los piqueteros. Porque usted, mucho más que yo, seguramente habrá escuchado en la televisión argentina a los propios piqueteros. O esa, todo esto que dicen Gonzalo Fernández y el señor Fernández de Argentina estaba ya instrumentado y reconocido por el canciller Bielsa, el canciller Opertti y por el presidente de la República Argentina en un mensaje a la nación argentina en 2004, que es el instrumento jurídico básico que Uruguay tiene. Y el propio presidente de la República Argentina se escuda ahora en que no puede hacer cumplir la ley porque son personas que no le piden nada al gobierno. Así que cuando una persona en un país no le pide nada al gobierno pero viola la ley el gobierno no puede hacer nada.

EC - Hasta la semana pasada ese manejo de la crisis con Argentina era uno de los pocos aspectos de la gestión del gobierno Vázquez que usted compartía.

JB - No, perdón, yo comparto otros.

EC - Ahora, que se han dado estos últimos hechos, ¿le queda alguna coincidencia con esta administración?

JB - ¡Cómo no! Me quedaba alguna coincidencia hasta ayer. Por ejemplo, me quedaba la coincidencia con el presidente de la República cuando en forma reiterada apoyaba al señor ministro Astori, al señor ministro Lepra y al señor ministro Lescano en la posibilidad de hacer un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, cosa que el señor presidente de la República declaró, también en Búsqueda, cuando estuvo en Cartagena y posteriormente. Es más, en el mismo día de ayer, en un reportaje que se le hace en El Observador al señor ministro de Economía, Astori, este dice que el año 2006 será para llevar adelante un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Fue el mismo día en que el presidente de la República dijo en Venezuela con énfasis, golpeando la mesa, que eso no está en la agenda del gobierno y que además la página 29 del programa del Frente lo niega. Por tanto estaba de acuerdo con eso, pero lamentablemente no puedo seguir de acuerdo porque el presidente ahora no lo quiere hacer.

Estuve de acuerdo con el presidente y con el ministro Astori cuando el ministro Astori señaló que había que seguir los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional y lo ha hecho. E incluso se retrató con el ministro Astori antes de las elecciones para darle una muestra cabal a toda la ciudadanía de que no tenía por qué tener inquietudes con respecto a si se iba a mantener una política de ortodoxia fiscal, que le ha traído al propio ministro Astori dentro de sus filas rechazo fuerte.

Y estoy de acuerdo con la defensa de las plantas de pasta de celulosa. Con esas cosas estoy totalmente de acuerdo. En la medida que el presidente Vázquez las vaya abandonando, por supuesto, yo seguiré pensando como antes.

EC - "Seguiré pensando como antes..."

JB - Claro, como antes.

EC - ¿Qué es eso?

JB - Claro, que hay que hacer una ortodoxia fiscal, que hay que hacer acuerdo con Estados Unidos, con Singapur, con Corea del Sur, con Malasia, que hay que abrirse al mundo. Porque si no Uruguay no tiene forma de crecer, es imposible para Uruguay crecer dentro del Mercosur. Que hay que hacer una modificación muy profunda en ese sentido y son las cosas que ha sido muy difícil de que la propia opinión pública aprecie como las únicas posibles y rápidas para tener más trabajo, para tener más oportunidades y para que la gente joven se quede en el país.

EC - A eso iba, justamente, las encuestas de opinión pública le dan al gobierno de Tabaré Vázquez una aprobación muy alta para haber pasado ya un año de su gestión.

JB - Y sí, yo también tenía más del 50 por ciento en el primer año. En ese sentido comparto esa situación con el doctor Vázquez.

EC - ¿Qué quiere decir con eso? ¿Qué señalaría ese antecedente?

JB - No señala nada, quiere decir que en el primer año todo el mundo apuesta a que al gobierno le vaya bien. Es lógico, es natural, es humano, es a lo que Uruguay, que es un país tranquilo, conservador, ha apostado siempre. El uruguayo no quiere que al gobierno le vaya mal, si al gobierno le va mal nos va mal a todos. ¿Nosotros por qué salimos a apoyar al presidente de la República con una fuerza imponente? Porque sentimos que si le iba mal en esta confrontación con Argentina marchábamos los uruguayos todos. No somos partidarios de la política de cuanto peor mejor; al revés, estamos muy contentos con que defienda las plantas de celulosa porque son el primer gran proyecto estratégico –como les quieren decir ahora a las cosas– a largo plazo de desarrollo agroindustrial descentralizador, efectivo y real. Esto moviliza y cambia la vida de la mitad de los departamentos de la República. Y bueno, es eso.

***

EC - ¿Y ahora, entonces, cómo sigue esto? ¿Cómo se hace a partir de la situación que ha quedado delineada?

JB - Ojalá le vaya bien al señor presidente de la República en esta su estrategia. Ojalá le vaya bien.

EC - Supongamos que se producen los dos gestos, que se levanta el bloqueo de los puentes y que las empresas aceptan suspender transitoriamente la construcción de sus plantas. Supongamos entonces, porque eso es lo que dice el gobierno, que ahí empieza la negociación entre Uruguay y Argentina. El gobierno dice que lo que ha habido hasta ahora no es una negociación, que esto es una prenegociación, que es el establecimiento de las condiciones para la negociación. Supongamos que empiezan las negociaciones y que el asunto se encamina. ¿Qué quedará entonces de estas críticas, de estos cuestionamientos, de estas preocupaciones que usted y otros dirigentes políticos han manifestado en estos días?

JB - Queda todo igual. Le voy a contestar con una pequeña frase del señor Artigas: "No podemos estar sometidos a la veleidad de los hombres sino a la garantía del contrato". Quiere decir que las razones que tiene el señor Kirchner para decir que no puede estar porque es un grupo de personas que no le piden nada al gobierno no nos dan ninguna garantía de que este grupo de personas dentro de tres meses no va a volver a hacer lo mismo. Porque esto que se compromete a hacer ya lo había hecho antes en el acuerdo Bielsa-Opertti.

EC - Ahí usted está respondiendo a una de las quejas argentinas, que señala que en su gobierno no se cumplió con el Tratado del Río Uruguay, informando en tiempo y forma sobre la construcción y la habilitación de la planta de Botnia.

JB - A esa queja le respondo con las actas de la Comisión Administradora del Río Uruguay y con las palabras del señor presidente de la República Argentina transcriptas en el mensaje a la nación argentina en el mes de marzo de 2004 ante el Parlamento soberano de ese país. O sea, me baso en las palabras del presidente Kirchner, ¡qué le va a hacer!

EC - Pero usted menciona ese antecedente como otro ejemplo de incumplimiento por parte de Argentina de las cuestiones acordadas.

JB - Por supuesto. Eso no lo pueden exhibir ante ningún tribunal porque es el documento más oficial que puede existir. Incluso cuando me llaman todos los días, mañana, tarde y noche, de Argentina yo les digo: "¿Usted ya les leyó a sus oyentes la página 107 del mensaje a la nación argentina de 2004?". Sin respuesta. Es lógico.

Usted no se preocupe, sigue pasando allá en todos los órdenes, no solamente con Uruguay. ¿Qué le parece el problema de la carne? ¿Qué le parece el cambio de la ley del consejo de la magistratura? Es todo lo mismo, no se preocupe.

EC - Entonces, según usted, el Mercosur no rige, no está vigente.

JB - Ah, sí, ¿sabe qué? –para que no digan que yo critico–, el señor presidente de la República dijo que el Mercosur no existe.

EC - Lo ha dicho el presidente de la República.

JB - Exacto.

EC - Pero también ha dicho que la opción de este gobierno es trabajar por un fortalecimiento del Mercosur, por un Mercosur en el que los países no tengan categorías, no haya países VIP y países menores.

JB - Me parece fantástico, si la opción del gobierno es trabajar por el fortalecimiento del Mercosur, la única opción de hacerlo cuando hay una duda es convocar al Consejo del Mercosur para plantearle el problema. Hay que ser coherentes si yo digo que el Mercosur no existe y digo que hay que fortalecerlo, que esa es la política del gobierno, y el Mercosur está desde hace seis meses viendo esto y no hace nada, yo lo convoco.

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Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: Alexandra Hahn