El senador nacionalista Francisco Gallinal cuestionó algunos aspectos de la Reforma Tributaria propuesta.

Gallinal: IRPF propuesto "es un impuesto al trabajo"

El senador nacionalista Francisco Gallinal dijo que espera poder colaborar en la mejora del proyecto de Reforma Tributaria que ingresó al Parlamento. Cuestionó que pese a la rebaja de un punto en el IVA, se suba la recaudación de ese impuesto con la extensión de su base. Respecto al Impuesto a la Renta dijo que del proyecto surge como "un impuesto al trabajo".

(Emitido a las 9.10)

EMILIANO COTELO:
En las últimas semanas el conflicto por las plantas de celulosa acaparó las portadas y titulares de los medios de comunicación y de algún modo eclipsó la marcha de otros temas políticos que en silencio, casi en silencio, continuaron avanzando.

Por ejemplo, la Reforma Tributaria que impulsa el gobierno, que ya tiene forma de proyecto de ley y en los últimos días ingresó al Parlamento para ser discutida.

Sobre ese y otros temas vamos a conversar en los próximos minutos con el senador Francisco Gallinal, líder de la Correntada Wilsonista (CW), Partido Nacional (PN).as

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Senador Gallinal, ¿qué importancia le atribuye usted a la discusión sobre la reforma tributaria?

FRANCISCO GALLINAL:
Yo creo que es la reforma estructural más importante que el país está necesitando desde el punto de vista económico. Y el hecho de que ya esté la iniciativa del gobierno en el Parlamento, que se haya superado la etapa de una suerte de discusión pública que se buscó a fines del año pasado, y que además el propio gobierno se establezca un plazo y le dé un plazo al Parlamento de todo este año, o por lo menos hasta agosto de este año, para su aprobación, porque recién entraría en vigencia el 1 de enero del año que viene, está marcando claramente la dimensión del tema.

Es, sin duda, una de las reformas estructurales más importantes que el país está necesitando, no sólo porque desde el punto de vista de la eficiencia impositiva se necesita una nueva filosofía, yo diría se necesita una filosofía del sistema tributario, porque el sistema tributario que el país tiene hoy no responde a una filosofía, a una orgánica armada o creada con una intención deliberada. Y además porque hace a la justicia social, al sistema productivo, a las posibilidades de desarrollo y reactivación económica que el país está necesitando, básicamente a través de la inversión, para lo cual el sistema impositivo es un obstáculo muy serio.

EC - O sea que usted comparte la necesidad de una reforma de este tipo.

FG - No solamente la comparto, me parece fundamental, sino que además, dado que tenemos todo este año para discutirla, tenemos que ser cautelosos en el momento de la crítica, de manera de no matar la idea de la reforma. Yo puedo no compartir esta reforma, y de hecho hay puntos en los que tengo discrepancias importantes, pero me parece que tenemos que defender desde todo el sistema político –y en ese sentido bienvenido sea ese plazo largo de que dispone el Parlamento–, tenemos que entrarle a la reforma, discutirla y de cualquier manera tratar de llegar... no le voy a decir a un consenso, porque a veces esas adjetivaciones están un poco gastadas y estamos en un momento difícil en el relacionamiento entre el gobierno y la oposición, pero para la eficiencia de la reforma es muy importante el mayor apoyo político posible.

Uruguay en sí es un país conservador, lento para introducir el cambio, entonces todos pueden tener sus prejuicios en cuanto a cómo lo va a complicar un cambio en el sistema impositivo.

EC - ¿Qué comparte usted? ¿Con qué disposiciones está de acuerdo y con cuáles en desacuerdo?

FG - Yo comparto la necesidad de la reforma, comparto que el sistema puede ser mucho más eficiente en tanto se reduzca la cantidad de impuestos, comparto que actualmente el sistema tributario no tiene una filosofía, las leyes que fueron creando tributos básicamente son producto de situaciones críticas de la vida del país, el propio impuesto a los sueldos tuvo su momento más grave cuando la crisis de los años 2001 y 2002...

EC - Otro ejemplo es el Cofis.

FG - El Cofis es un impuesto de carácter transitorio que se estableció para financiar la seguridad social. Todos esos criterios los comparto. Por plantear el primer gran tema de discrepancia, el gobierno –con todo derecho– introduce como gran novedad el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), ese es uno de los grandes cambios que supone la reforma impositiva. Desde el punto de vista cuantitativo no, porque el IRPF no tiene una gran significación, estamos hablando de aproximadamente unos 400 millones de dólares que se podrían llegar a recaudar por concepto de IRPF y en el caso del IVA, por cada punto del IVA estamos hablando de entre 50 y 60 millones de dólares. O sea que cualitativamente es un cambio significativo el IRPF, pero cuantitativamente no.

Mi diferencia está en que yo creo que el enemigo público número uno que tiene el país, aquel al que todo el sistema político y sus agentes económicos deberíamos apuntar para ver cómo lo derrotamos, porque es lo que está frenando las posibilidades de desarrollo del país, es el IVA. Uruguay tiene un IVA récord en el mundo, que aun si lográramos bajar a niveles de 18, 19 por ciento, lo que sería más que alentador, estaríamos teniendo una tasa de IVA por encima de la media de los países de situaciones más o menos parecidas a la nuestra. Ahí aparece la gran diferencia.

EC - El proyecto de reforma tributaria establece que el IVA tasa básica pasa del 23 al 22 por ciento y el IVA mínima del 14 al 10 por ciento; en particular con la tasa básica el abatimiento es menor al que se había anunciado el año pasado, es de sólo un punto, aunque se aclara específicamente en la exposición de motivos, que se mantiene la intención de llegar al 20 por ciento lo antes posible, volver a llegar al 20 por ciento lo antes posible. ¿Qué pasa con este tipo de novedades?

FG - Cuando el gobierno anterior envió al Parlamento una reforma tributaria modificando el IVA, también lo bajaba del 23 al 22 por ciento y también se reservaba la facultad de seguir descendiéndolo en tanto mejoraran las condiciones económicas. La paradoja –y es la crítica grande que yo le hago hoy al proyecto– que se da en el cambio que el proyecto tuvo entre el momento en que se puso a consideración de los agentes económicos y básicamente de la fuerza política Frente Amplio (FA) y su introducción al Parlamento es que si bien es cierto que se baja el IVA del 23 al 22 por ciento, en su tasa mínima se baja cuatro puntos, del 14 al 10 por ciento, el resultado es que por concepto de IVA se va, a partir de la reforma, a recaudar más que antes. Fíjese la paradoja, en vez de bajar la carga impositiva por concepto de IVA, se aumenta, y se aumenta ni más ni menos que en 30 millones de dólares.

Entonces ahí tenemos una diferencia conceptual fundamental, si nosotros consideramos –y creo que el gobierno en el fondo también tiene que estar en esa línea de acción– que el IVA del 23 o del 22 por ciento o en los niveles a los que podemos llegar a través de la reforma sigue conspirando contra el desarrollo económico del país, si vamos a hacer una reforma tributaria cuyo punto sustancial es bajar el IVA y el resultado es que lo bajamos en su tasa pero lo aumentamos en su recaudación, algo está funcionando mal en esta reforma y lo tenemos que modificar.

EC - Para que el oyente termine de ubicarse, porque el proyecto todavía es poco conocido. Usted dice que termina habiendo una ganancia de recaudación por concepto de IVA. Por un lado hay pérdida de recaudación por la reducción de las tasas, de la tasa básica y la tasa mínima, pero por otro hay aumento de recaudación por la extensión de la base del IVA, tanto tasa básica como tasa mínima.

FG - Exacto y la extienden además llevando el IVA en su tasa básica a las frutas y verduras, al agua, a la leche saborizada, a un conjunto nuevo de bienes y servicios, que además son bienes de primera necesidad.

EC - En el caso del agua se establece que hay un cupo de consumo básico que no estaría gravado.

FG - Exacto, pero en el caso de frutas y verduras evidentemente no es lo nadie quiere terminar gravándolas. Pero a pesar de que se reducen las tasas, precisamente por la ampliación de la base introduciendo nuevos bienes y servicios gravados, el final de la ecuación es que se termina recaudando más. Eso conspira contra el propio objetivo de la reforma.

EC - El gobierno y el ministro Astori contestan que no hay que dejar de tener en cuenta que también se elimina el Cofis, que de hecho funciona como un IVA en una cantidad enorme de productos, son tres puntos más que ahora desaparecen.

FG - Por supuesto, hay que tenerlo en cuenta, y cuando el gobierno hace sus cuentas tiene presente la reducción del Cofis y eso le permite decir que disminuye la recaudación. Pero el Cofis, digámoslo, es, primero, un impuesto absolutamente diferente del IVA, grava cosas diferentes de las que grava el IVA, y segundo, fue pensado como un impuesto de carácter transitorio, producto de la crisis que vivió el país a comienzos de esta década, pero además hecho para financiar la seguridad social, el nombre del Cofis significa "financiamiento de la seguridad social", no está pensado con el mismo destino y con el mismo objetivo que el IVA. Ahí es donde tenemos que empezar a apuntar.

Porque además, ¿cómo se llega? Eso es lo otro que me preocupa. ¿Cómo se llega a que se recaude más por concepto de IVA? Porque en el proyecto que el gobierno expuso a fin de año se bajaba la recaudación, se bajaba la tasa y se bajaba la recaudación. El peaje lo paga dentro de su propia fuerza política, que empieza a cuestionarle al gobierno, sobre todo criticando el IRPF, que no es un impuesto a la renta sino que es un impuesto a los ingresos, que no tiene en cuenta el núcleo familiar, que no tiene en cuenta los gastos en educación, que no tiene en cuenta los gastos en sanidad –aunque ahora hay una cifra allí de 12.000 pesos por hijo–. ¿Cuál fue la respuesta del gobierno a esas críticas? En vez de bajar el IVA del 23 al 21 por ciento, como inicialmente era el propósito –para nosotros mucho más loable y beneficioso para los intereses del país–, lo baja sólo un punto...

EC - ...para poder financiar algunas de las deducciones que se permiten a los efectos del IRPF.

FG - Exactamente. Entonces el resultado es que el objetivo principal, ya en la propia iniciativa del gobierno, se empieza a debilitar.

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EC - Usted, su sector político le asignan una importancia capital a este proyecto de Ley de Reforma Tributaria.

FG - Sí, incluso ayer tuvimos una larga conversación con el presidente del Directorio del PN, el senador Jorge Larrañaga, y con los senadores Luis Alberto Heber y Gustavo Penadés y otros compañeros y coincidíamos en la necesidad de darle un encare de estas características a la Reforma Tributaria.

EC - Entonces una primera objeción está en lo poco que se transforma el IVA, la paradoja de que en definitiva se termina recaudando más por este impuesto, cuando las propias autoridades del equipo económico han dicho que la reducción del IVA busca disminuir la participación relativa de la imposición indirecta en el sistema tributario, contribuir a la simplificación del sistema y mejorar las condiciones de lucha contra el informalismo.

FG - Sí, y fíjese que estoy utilizando cifras oficiales, no son cifras mías. De las cifras oficiales surge que la rebaja en las tasas del IVA provoca una caída de 130,1 millones de dólares, mientras que la inclusión de nuevos bienes gravados –agua, transporte, etcétera– provoca un aumento de 163 millones de dólares.

EC - Pasemos a otro de los capítulos que a usted le preocupan, tal cual está redactada hoy la iniciativa.

FG - Es el tema que no está, la reforma de la salud. Durante mucho tiempo, sobre todo en el primer semestre del año pasado, se anunció por parte de las autoridades de Salud Pública que venía una reforma importante en el sistema de salud, que formaba parte de la Reforma Tributaria, que su financiación iba a surgir del propio IRPF o de alguna otra fuente; se dio durante un tiempo una discusión entre el equipo de Salud Pública y el equipo económico, que desmentía o por lo menos no aseguraba que estuviera incluido, y ahora no tenemos esa reforma de la salud, que ha quedado postergada, evidentemente va a necesitar una financiación y eso, no sabemos en qué forma, pero sí sabemos que va a afectar, va a alterar absolutamente los parámetros de esta Reforma Tributaria que se piensa implementar.

EC - Con respecto al IRPF en concreto, ¿cuál es la visión que usted tiene de la forma como se instrumenta?

FG - Yo nunca fui partidario del IRPF, no me parece que Uruguay esté culturalmente preparado para ello ni que los organismos de recaudación lo estén, pero no dejo de reconocerle todo el derecho al gobierno de llevarlo adelante.

EC - Está muy extendido en el mundo.

FG - Sí, en algunos países desarrollados está en retroceso, pero más allá de eso, yo comparto el otro criterio que el gobierno señala: necesitamos sustituir impuestos indirectos por impuestos directos. El impuesto indirecto grava la presunción de riqueza, el IVA es un impuesto indirecto, se supone que si usted consume determinados bienes y determinados servicios de alguna manera lleva a una presunción de riqueza o de una determinada capacidad de poder adquisitivo. En cambio el impuesto directo grava directamente la riqueza. En Uruguay hay una desproporción muy grande, hay mucho indirecto y poco impuesto directo. Tratemos de hacer crecer los impuestos directos y de disminuir los indirectos.

Por eso viene el concepto del IRPF. El problema es que el FA, que durante tantos años anunció un IRPF, el día que lo presenta como proyecto de ley lo presenta como un impuesto al trabajo, como un impuesto a los ingresos. La única incorporación que aceptó hacer el equipo económico desde que planteó la reforma el año pasado a hoy es tener en cuenta hasta 12.000 pesos por año y por hijo menor de 18 años por los gastos de salud. Más o menos es como decir: ese mínimo no imponible que va a tener el IRPF de 7.000 y pico de pesos, va a aumentar 1.000 pesos por mes, por hijo, cuando llegue el momento de aplicar las tasas correspondientes.

EC - Cuando se maneja esta crítica desde el gobierno se responde –lo dijo el propio ministro Astori cuando lo entrevistamos hace algunas semanas al presentarse el proyecto de ley– que no es tan así, que el IRPF que se introduce con este proyecto de ley, por ejemplo, pasa a gravar no sólo los ingresos provenientes del trabajo sino también los del capital, que eso hasta ahora no existía; que de ahora en adelante van a estar gravados, por ejemplo, los intereses de los depósitos bancarios y los arrendamientos. Allí ya hay una diferencia, no es sólo un impuesto a las retribuciones personales disfrazado.

Pero además –argumenta Astori–, en el caso los IRPF se maneja un concepto más amplio, porque hasta ahora quienes tenían ingresos por la vía de honorarios pagaban IRP pero tomando como base un ficto muy bajo, en cambio ahora van a tener un impuesto concretamente alto y relacionado con lo que sean efectivamente sus retribuciones. ¿Qué dice usted de este tipo de defensa que hace el equipo económico de su IRPF?

FG - El IRPF efectivamente es, como ellos mismos lo definen, dual, porque hay un impuesto a la renta del capital y un impuesto a la renta del trabajo. ¿Usted sabe cuál es la proporción entre el impuesto al trabajo y el impuesto al capital? Se piensan recaudar aproximadamente por el impuesto al trabajo unos 330 millones de dólares y por el impuesto al capital 25 millones de dólares. O sea que es prácticamente insignificante. A lo que además debemos agregarle el impuesto a los intereses, para lo que quizás no sea el momento más oportuno. Los depósitos de los no residentes han disminuido a puntos no digo de que sean inexistentes pero que no reflejan ningún parecido con lo que en otro momento el país tuvo. Y el impuesto a los alquileres puede terminar trasladándose después al propio arrendatario, que es lo que lo termina pagando.

Pero hay otro elemento que demuestra en forma fehaciente que el impuesto a la renta no es tal sino que es un impuesto a los ingresos o al trabajo: están gravadas las jubilaciones. No existe IRPF que grave las jubilaciones, es un impuesto a los sueldos, un impuesto a los sueldos y a las jubilaciones como el que Uruguay hoy tiene.

El FA durante muchos años hizo una campaña sostenida con la necesidad de eliminar el impuesto a los sueldos –cosa en la que creo que todos coincidimos–, pero lo que aquí hay es simplemente un cambio de denominación, porque excepto esos 12.000 pesos anuales hasta los 18 años que se aceptan deducir por concepto de impuesto a la renta, no se puede tener en cuenta ninguno de los otros rubros que son fundamentales para una definición de estas características.

EC - Sobre esta cuestión de las deducciones el equipo económico responde: vamos de a poco, la incorporación del IRPF debe ser concebida como un proceso gradual. Y se agrega: la posibilidad de que el contribuyente elija entre tributar en forma individual o por núcleo familiar no se habilita en esta primera instancia pero no se descarta para el futuro. Y sobre todo se enfatiza en que "hay que cuidar que las metas sean alcanzables, si hay algo que esta reforma tiene que asegurar es su éxito en la práctica. Esto quiere decir que no renunciamos en el futuro, una vez que se vaya consolidando el nuevo sistema, a mejorarlo, esto no es una propuesta que no vaya a admitir mejoras en el futuro".

FG - Yo estoy de acuerdo, creo que hay que ir de a poco, pero si se va a pagar el precio caro –que yo estaría dispuesto a pagar– de introducir en el IVA bienes y servicios que hoy no están gravados a través de su tasa básica, de manera de ampliar la base, hagámoslo pero obtengamos como resultado una reducción del IVA, una reducción de su tasa y una reducción de la recaudación, es decir, una recaudación en la carga tributaria que pesa sobre sectores importantes, y sobre todo de menos recursos de la población. Esa es la lógica y creo que es el camino que tenemos que intentar que el gobierno revise, que vuelva a su postura del año pasado, cuando la idea era enviar una iniciativa bajando el IVA dos puntos de entrada para después ir abriendo el camino de modo que de a poco, en tanto mejorara la recaudación, se pudiera combatir la evasión –cosa que también comparto totalmente– y pudiéramos seguir bajando la tasa del IVA.

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EC - Por ahí, por lo que usted decía, están sus principales inquietudes con respecto al proyecto de ley de Reforma Tributaria. Pero hay otras observaciones de su sector político; ¿cuáles?

FG - Para que verdaderamente quede de manifiesto el espíritu constructivo, creo que tiene algunas otras cosas buenas el proyecto. Por ejemplo, en materia de aportes a la previsión social, sin duda se busca generar competitividad para las empresas públicas y eso es un paso muy importante porque se tiene que traducir, inevitablemente, en el corto plazo, en una rebaja de las tarifas. Las empresas públicas aportan a la seguridad social tasas mucho más altas que las empresas del sector privado, las empresas públicas pagan el impuesto a la compra de moneda extranjera que también pesa luego en sus tarifas. Eso yo lo comparto, me parece muy bien, creo que hay que generarles competitividad a las empresas públicas porque ineludiblemente vamos a ir ingresando en un ámbito de desmonopolización de hecho y porque además el Uruguay productivo del que tanto se ha hablado necesita un combustible más barato, una comunicación mucho más en precio, y esperemos que todos estos impuestos que se van a derogar y esta equidad que se va a generar en materia de aportes ayuden a la competitividad de las empresas públicas.

EC - Por ahí van anotaciones sobre aspectos que usted y su grupo político ven bien en este proyecto.

FG - Exacto, y hay otros que están en una suerte de nebulosa. Vamos a ver qué pasa con los aportes en el sector agropecuario.

EC - ¿Cuál es el problema con los aportes en el sector agropecuario?

FG - Se van a llevar de una tasa 0 hoy a una tasa 7,5 por ciento. En principio creo que hay una base de justicia razonable, no sé si es de fácil instrumentación. No está claro en el proyecto de ley en qué forma va a tributar el sector agropecuario, creo que eso forma parte fundamental de la discusión que vamos a tener que desarrollar. No está claro en el proyecto de ley qué va a pasar con otro tema singular, los aportes a la construcción; todos los sectores trabajadores involucrados en la construcción defienden como un emblema de su organización el sistema unificado de aportes, y si nos guiamos por la reforma, si se quiere igualar, habría cambios en ese sentido, pero no surge claramente del proyecto cuál es su alcance. Veámoslo para recién entonces poder dar una opinión definitiva. Pero para eso va a estar todo este proceso de discusión en el Parlamento, que va a ser largo pero ojalá sea fructífero. Y ojalá el gobierno se abra a la opinión de los demás sectores políticos, cosa que hasta ahora no ha sucedido en el caso de otras leyes.

EC - Iba a preguntarle: en el caso concreto de este proyecto, desde que se conocieron las bases de la reforma tributaria a fines del año pasado y se produjo esa apertura a la recepción de sugerencias, inquietudes, críticas, ¿qué eco tuvo CW en particular? ¿De algún modo incidió en el afinamiento del texto?

FG - Esa convocatoria no era para el sistema político, lo dijo expresamente el gobierno; para el sistema político viene la instancia parlamentaria en el año 2006. Esa convocatoria era para los agentes económicos. Y se dio lo que nosotros no esperábamos: que las principales discrepancias surgieron desde el propio FA, de la Vertiente Artiguista, del senador Fernández Huidobro... Yo tuve una polémica en un canal de televisión nacional con el senador Rubio sobre el proyecto que se había presentado en aquel entonces y tres días después escuché una decisión de la Mesa Política o de la directiva de la Vertiente Artiguista que recogía exactamente las críticas que yo le había formulado al senador Rubio en el transcurso de aquella polémica. O sea, está bien que se abra a la consideración, pero lo que ninguno de nosotros esperaba era que las críticas surgieran de la propia fuerza política, porque si se quiere el FA perdió una elección por el IRPF y en alguna medida ganó una elección como consecuencia del IRPF, entonces lo que menos nos esperábamos era que los principales cuestionamientos surgieran de allí adentro, lo que mostraba que todavía no estaba suficientemente pulido. Entonces habrá tiempo para pulirlo ahora y esperemos que allí...

EC - Usted dice "esperemos"... ¿Qué sabe? ¿Ha tenido diálogo con el Ministerio de Economía a propósito del trámite parlamentario y del espacio que hay para incorporar planteos de la oposición?

FG - No, no lo hemos tenido ni correspondía en esas instancias, recién la semana pasada ingresó el proyecto al Parlamento y ahí se darán las convocatorias y me imagino que en más de una oportunidad vamos a tener al ministro y al equipo económico y podremos presentarles todas estas diferencias y presentarles las alternativas que a nuestro juicio suplan las carencias que vayamos poniendo de manifiesto.

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Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: Alexandra Hahn