Uruguay, Argentina y las plantas de celulosa: La nueva etapa de un conflicto fundamental
Comentario de Emiliano Cotelo.
(Emitido a las 8.52)
EMILINO COTELO
La crisis con Argentina ha ingresado en una nueva etapa.
Las negociaciones en procura de un acuerdo entre los dos presidentes han quedado atrás, el gobierno uruguayo ha solicitado una reunión del Consejo del Mercosur para denunciar en ese ámbito el bloqueo que volvemos a padecer y podría llegar a notificar el caso también a la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya.
En Argentina, el acceso al puente Fray Bentos - Puerto Unzué está nuevamente cerrado y es posible que también se instalen piquetes en los puentes Paysandú-Colón y Salto-Concordia.
Y de este lado, la construcción está suspendida sin plazo en el obrador de ENCE mientras que en la futura planta de Botnia, donde los trabajos están mucho más avanzados, la paralización se da solo por 10 días, que coinciden con la semana de turismo.
En esas condiciones, ¿la controversia vuelve, entonces, a su estado anterior al 11 de marzo?
¿Estamos igual que antes del encuentro entre Tabaré Vázquez y Néstor Kirchner en Santiago y la solicitud de los dos gestos?
A primera vista puede pensarse que sí.
Pero en realidad estos casi 30 días han dejado su huella, con un saldo matizado entre luces y sombras.
Disposición a negociar
El presidente Vázquez, que dio en Chile un paso muy audaz que le valió la crítica durísima de casi todos los líderes de la oposición, hoy puede esgrimir que, aún corriendo un enorme riesgo en lo interno, prefirió hacer su apuesta a la negociación y dio muestras de su disposición a realizar concesiones. Eso puede verse como un punto a favor de Uruguay ante la comunidad internacional
¿Confiabilidad argentina?
Además, después que ese camino fracasó, un saldo no menor es que ahora conocemos mejor al gobierno argentino. En particular, pudo percibirse cuánto pesan las posiciones maximalistas procedentes de Gualeguaychú que reclaman lisa y llanamente que las plantas no se construyan. Queda claro que en el tema de fondo el grado de contaminación de las plantas y cómo mitigarlo- un entendimiento será muy difícil, entre otras cosas por un problema de confiabilidad de la otra parte. Las declaraciones hechas este sábado por el ministro del Interior argentino, Aníbal Fernández, burlándose del presidente Vázquez, una provocación que alcanzó límites pocas veces vistos, da nuevos datos para registrar hasta dónde están dispuestos a llegar en la administración Kirchner.
La relación gobierno - Botnia
Por otro lado, estos 30 días también sirvieron para que el gobierno uruguayo comprendiera la complejidad de una inversión de 1.100 millones de dólares como la que Botnia está ejecutando en Fray Bentos. Por supuesto que podía solicitársele el gesto de suspender las obras por 90 días. Pero también podía ocurrir que la respuesta fuese que eso no era posible, por los costos de esa medida, por el impacto en un cronograma de trabajo colosal integrado por un entramado de decenas o centenares de contratos y subcontratos, y porque decisiones como esa tienen su impacto en el valor de las acciones de la empresa en la bolsa y en la actitud de las instituciones que financian un emprendimiento de este volumen. Como ustedes saben, finalmente Botnia sólo se avino a suspender por 10 días y eso le cayó muy mal a las autoridades uruguayas, lo que quedó en evidencia en la conferencia de prensa del secretario de la presidencia, Gonzalo Fernández, el martes 4.
Recomponer el vínculo
Eso, que se haya resquebrajado la relación entre el gobierno uruguayo y Botnia, es otra huella que dejan estas cuatro semanas posteriores al 11 de marzo. Y se trata de una consecuencia negativa y preocupante. El gobierno argentino puede despotricar "a piacere" contra Botnia. Pero, por el contrario, el Poder Ejecutivo uruguayo debe recomponer plenamente el vínculo con la empresa. No puede aceptarse que la administración Kirchner haya conseguido meter esta cuña, cuando Botnia actúa de acuerdo a derecho y cumpliendo con todas las obligaciones que rigen sus contratos con el Estado uruguayo. Afortunadamente, según nuestras fuentes, el diálogo entre el gobierno y Botnia sigue siendo fluido. El cortocircuito de la semana pasada está ya casi superado, merced al buen talante que vienen mostrando las dos partes.
El divorcio con la oposición
La otra herida que urge cicatrizar ahora es la que quedó abierta entre la oposición y el gobierno a raíz del diálogo Vázquez-Kirchner del 11 de marzo.
¿De quién fue la responsabilidad? ¿Del presidente Vázquez porque no informó previamente a blancos, colorados e independientes del giro que estaba por adoptar?
¿O de las figuras de los partidos tradicionales que reaccionaron, casi al instante, con una ferocidad desmedida?
Se podrá discutir horas sobre esas preguntas, pero lo cierto es que esa fractura entre el gobierno y la oposición fue otro "triunfo" que Argentina obtuvo en estas semanas que pasaron. Bueno, ahora debe sanarse.
¿Trabajo multipartidario?
El futuro del diferendo con Argentina puede ser muy duro y muy largo, y para el éxito de la posición uruguaya conviene que todos los partidos políticos vuelvan a estar unidos detrás de las gestiones internacionales que vaya encarando nuestro país.
Cada uno de los sectores partidarios tiene su opinión sobre cómo se manejó el tema en el pasado reciente. Pero durante el fin de semana, de hecho, todos han coincidido en que la actitud firme que ahora se retoma y la comparecencia ante el Mercosur es lo que corresponde hacer. Bueno, esa sintonía debe tomarse como punto de partida para un trabajo conjunto de aquí en más.
Algunos dirigentes entienden que la iniciativa le corresponde al gobierno. Puede ser. También puede ocurrir que la convocatoria venga desde algún líder blanco o colorado. Pero cuanto antes deben sentarse nuevamente a la mesa los máximos representantes de todos los partidos. Para sacarse la foto todos juntos, sí, porque los símbolos cuentan y hay que compensar el debilitamiento que sufrió en estas semanas la figura del presidente Vázquez. Pero también para iniciar una era de trabajo conjunto.
Lo básico es que el gobierno mantenga bien informado a todo el espectro político sobre los pasos que da. Mientras tanto, los líderes opositores deberían volver a la mesura a la hora de comentar públicamente la gestión del gobierno en estas cuestiones.
Pero, además, la Presidencia y la Cancillería deben crear un espacio para escuchar sugerencias y antecedentes, y hasta para por qué no- integrar delegaciones multipartidarias para representar a nuestro país en algunas de las instancias jurisdiccionales y de negociaciones que debamos enfrentar como país.
Creo que es buena cosa que, también en eso, marquemos la diferencia con nuestra contraparte, la que tiene sede en Buenos Aires.