Plantas de celulosa: los opositores uruguayos
Para Delia Villalba, integrante del Movimiento por la Vida, el Trabajo y el Desarrollo Sustentable, el Uruguay natural "quedó atrás desde el momento en que tenemos 800.000 hectáreas de monocultivo de eucalipto y soja transgénica". El "Uruguay productivo", dijo, "quedaría nada más que en la celulosa". Agregó que "la tecnología que ofrecen esos dos emprendimientos es muy contaminante desde el momento que usan todavía el dióxido de cloro".
(Emitido a las 7.50)
EMILIANO COTELO:
En la marcha también participaron algunos uruguayos que cruzaron el puente especialmente para formar parte de la protesta. Me refiero sobre todo a aquellos que se vinculan con organizaciones ambientalistas que han estado desde un comienzo en contra de la instalación de las plantas de celulosa.
Una de estas personas fue la señora Delia Villalba, profesora jubilada de Idioma Español e integrante del Movimiento por la Vida, el Trabajo y el Desarrollo Sustentable (Movitdes).
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Señora Villalba, ¿de qué manera concurrió a Gualeguaychú? Porque el puente en principio estaba bloqueado.
DELIA VILLALBA:
Sí, efectivamente, el puente se cerró a las 7 de la mañana y estuvo clausurado hasta las 18 horas. Nosotros pudimos pasar antes de las 7 de la mañana porque queríamos pasar en esa marcha tan importante que realizaba el pueblo de Gualeguaychú, con el agregado de una cantidad de provincias y de localidades argentinas.
EC - ¿A ustedes se les habilitó especialmente el pasaje por el puente?
DV - No, nosotros pasamos unos minutos antes de las 7 de la mañana, no se nos habilitó especialmente. Pasamos dentro de lo que se había señalado.
EC - ¿Pero cómo? Habitualmente no se puede pasar.
DV - Por el puente sí, el puente no ha estado clausurado, ha estado clausurada parte de la carretera para llegar a Gualeguaychú.
EC - Ah, entiendo. Y usted no fue sola, fue con otra gente también participante en estas ONG.
DV - Sí, con otros integrantes de Movitdes, de Fray Bentos; y fueron otros uruguayos que habían venido de Montevideo, de Maldonado, de Mercedes, de otras localidades del país que también desde hace mucho tiempo están luchando para que no se instalen estos proyectos tan contaminantes, y que además no sólo tienen que ver con el tema de la contaminación, del riesgo para la salud, sino que también están hipotecando nuestras tierras, agotando nuestra agua y ya provocando problemas por el uso indiscriminado de agrotóxicos que requieren todas estas plantaciones de eucaliptos y pinos.
EC - De modo que el reclamo de ustedes, del lado uruguayo, es lisa y llanamente que estas plantas de celulosa no se construyan.
DV - Por supuesto, no queremos que se construyan. El pueblo uruguayo ha venido anhelando y trabajando, y además nos han prometido un proyecto de país productivo, no digamos ya un Uruguay natural porque eso ya quedó atrás desde el momento en que tenemos 800.000 hectáreas de monocultivo de eucalipto y soja transgénica. Pero todavía podemos acceder al país productivo, para eso Uruguay tiene una cantidad de elementos, tierras maravillosas, tiene una buena cantidad de agua y todo un proyecto, aunque parecería que con el proyecto de este gobierno quedaría nada más que en producción de celulosa y de pinos y eucaliptos.
EC - ¿A ustedes no les resulta suficiente que se lleve adelante un estudio del impacto ambiental de las plantas para verificar cuál es el grado de contaminación que pueden llegar a producir?
DV - Los estudios de impacto ambiental que se han hecho hasta ahora, que no se han hecho teniendo en cuenta que estamos en una frontera, que estamos sobre un río compartido, como es el Río Uruguay, y que además se trata de dos megaplantas, no nos han satisfecho desde el momento que han sido muy ambiguos, muy vagos, muy livianos, tanto el de Botnia como el de ENCE. Además, de acuerdo con los estudios científicos que han hecho nuestros asesores, nuestros compañeros, nuestro país estaría en grave riesgo, no sólo por el problema de la tierra y el agua, sino también por una contaminación que provocaría muchas enfermedades, y realmente no queremos eso para Uruguay.
EC - ¿Qué pasa si el estudio de impacto ambiental contradice esos pronósticos?
DV - No creo que los contradiga desde el momento que esas industrias han causado tantos problemas en otros países, como en el caso de Pontevedra, en España.
EC - Pero en esa época la tecnología era otra, esa tecnología ya se ha abandonado, han mejorado los sistemas y la contaminación hoy está dentro de parámetros muy exigentes, por ejemplo, planteados por la Comunidad Europea.
DV - No, no, no. La tecnología que ofrecen esos dos emprendimientos es muy contaminante desde el momento que usan todavía el dióxido de cloro. Al usar dióxido de cloro nos están proveyendo dioxinas, furanos y todos los elementos tóxicos que van a estar en contra de la vida de nuestros recursos naturales y de la vida de la gente.
Por otra parte se habla de que estos proyectos van a traer puestos de trabajo; nosotros decimos: hagamos un balance de cuántos puestos de trabajo se van a crear y cuántos se van a perder en el turismo, en la pesca, en la apicultura, en la ganadería, en la agricultura, y tengamos en cuenta que nos transformamos en un país contaminado al que se le van a cercenar las posibilidades de comerciar con otros países muy exigentes en cuanto a la compra de productos.
EC - Está claro que las posiciones que Movitdes sustenta son similares a las posiciones más radicales de la Asamblea de Gualeguaychú.
EC - Llámeles radicales, nosotros estamos cuidando la vida de nuestra gente, no sólo la del presente sino también la del futuro, y estamos cuidando los proyectos acariciados desde hace muchos años por la posibilidad que nos dan nuestras tierras y la calidad de nuestras aguas y teniendo en cuenta que esos emprendimientos han sido inconsultos, nadie les preguntó a la ciudadanía de Uruguay ni a la de Entre Ríos, que vamos a ser perjudicadas si se instalan esos proyectos.
EC - Desde la audiencia, Humberto, de Paso de los Toros, le pregunta si ustedes también se han movilizado reclamando el cierre de las plantas de celulosa que hay en Argentina.
DV - No es necesario que los uruguayos estemos en eso, siendo que los propios argentinos están en contra de esas instalaciones. No confundamos el hecho de que los ciudadanos tengamos que soportar estos emprendimientos contaminantes con las decisiones políticas de los gobiernos. Los argentinos están en contra de esas instalaciones que les acarrean graves problemas en su salud y en sus recursos naturales. Hay que decir la verdad, los gobiernos de América Latina y de todo el mundo han sido muy irresponsables en el manejo de los recursos naturales y del ambiente.
EC - No se conocen movilizaciones del lado argentino en contra de esas otras plantas de celulosa.
DV - Yo creo que sí, que ha habido tareas, movilizaciones, no de la envergadura de lo que se está realizando ahora, pero ha habido protestas, reclamos, movimientos sobre una cantidad de temas que a veces pasan desapercibidos para los demás. Pero los argentinos, sobre todo la gente de Entre Ríos, a pesar de que allí no hay plantas celulosa, se han preocupado por el tema del ambiente.
EC - ¿Qué repercusión tienen estos planteos de Movitdes en la gente de Fray Bentos? Da la impresión de que es una convocatoria escasa.
DV - No... Bueno, es escasa porque la gente de Fray Bentos está viviendo una situación de mucho miedo, de mucha opresión por el poder político. No olvidemos que el gobierno departamental está muy de acuerdo y promueve estos proyectos, el gobierno nacional también, y además está la opresión del poder económico de estas empresas, que han hecho mucho marketing.
EC - ¿Para usted esas son las explicaciones de por qué posturas como las de Movitdes no llevan a la realización de grandes movilizaciones en Río Negro?
DV - Sí, sí, nosotros vivimos acá en Fray Bentos y conversamos con la gente todos los días, en cantidad de lugares, y mucha gente, muchísima gente nos dice: "No estoy de acuerdo con este proyecto, pero en este momento ponerse a gritar en contra es recibir...". Nosotros mismos, los que estamos en el grupo, sobre todo las cabezas más visibles, todos los días recibimos algunos piropos no muy agradables y posturas que a veces nos quitan un poco la tranquilidad. Pero no vamos a aceptar, no vamos a bajar los brazos y vamos a seguir en esta lucha, que es una lucha muy noble, nada más ni nada menos que por el trabajo que parte de un desarrollo sustentable y por la vida no sólo del presente sino también del futuro.
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Edición: Mauricio Erramuspe