Alberto Couriel criticó varios puntos de la política económica de Danilo Astori.

Couriel reclama políticas activas para el empleo

Advierte que la Reforma Tributaria se votará en bloque aunque le ve errores. Destaca el crecimiento pero señala que persisten los problemas de empleo. "Para tener un Uruguay productivo hay que tener políticas activas no sólo para el superávit primario y la inflación, sino también para el crecimiento y el empleo", reclamó Alberto Couriel al criticar varios puntos de la política económica.

(Emitido a las 9.09)

EMILIANO COTELO:
No a la actual política cambiaria y monetaria. No a un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. No a la proyectada independencia del Banco Central (BCU).

¿Qué es esto? Son sólo algunas de las opiniones críticas que se han estado escuchando, en especial desde la propia izquierda, a propósito de las políticas y los planes del equipo económico liderado por el contador Danilo Astori.

Diferencias a las que en estas últimas horas, en estos días se han sumado objeciones varias al proyecto de ley de Reforma Tributaria que está a consideración del Parlamento. Y entre las voces que se destacan más en esta línea está la del contador Alberto Couriel, senador por la Lista 609, con quien vamos a conversar en los próximos minutos.

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Senador Couriel, usted ya lleva algún tiempo cuestionando los pasos del equipo económico en varios frentes, en especial la política monetaria y la cotización del dólar. ¿Cree que la situación ha tendido a empeorar en ese frente en particular?

ALBERTO COURIEL:
Primero, yo fui un legislador que durante 12 años estuvo criticando la política cambiaria del Partido Nacional (PN) y del Partido Colorado (PC). Allí hablábamos de atraso cambiario y proponíamos modificaciones graduales porque todas las modificaciones abruptas en materia cambiaria son negativas. Lamentablemente se dio aquella fuerte devaluación de 2002 y en los hechos no digo de ninguna manera que hoy tengamos aquella situación, no tenemos aquella situación. No tenemos aquella situación con Brasil, que también bajó el tipo de cambio; no tenemos esa situación con el euro, porque el euro se aprecia; podemos tener un mínimo, pero no del nivel que teníamos antes con respecto al dólar; pero sí tenemos, nítidamente, atraso cambiario con Argentina.

Esto significa varias cosas: se puede disfrutar el turismo, los exportadores de los mismos rubros que vende Argentina difícilmente puedan competir en terceros mercados con Argentina, porque ese país tiene un tipo de cambio más alto, deliberadamente llevado adelante por la política económica de Lavagna, nos afecta el contrabando –me decía Vaillant, senador de la República, que estuvo en Salto y Paysandú el fin de semana y aquello está como muerto porque todo el mundo se va a comprar a Argentina–, de manera que hay un problema.

Pero el problema principal es que entre el 1 de enero de 2003 y junio o julaio de 2004 el tipo de cambio estuvo en 28, 29, 30, entonces los empresarios se fueron acostumbrando, un año y medio es un tiempo bastante considerable como para decir "por aquí va andar", entonces hago un negocio de exportación porque el tipo de cambio va a estar a este nivel, o decido hacer una inversión porque el tipo de cambio va a estar a este nivel. Que baje de 28, 29, 30 a 23 o 24 es un 20%, y eso sin ninguna duda afecta las expectativas, afecta la rentabilidad.

EC - De todos modos la competitividad global sigue bien, las cifras de exportaciones muestran resultados récord.

AC - Hay una cosa muy importante: los precios internacionales de los productos de exportación están muy altos, el precio de la carne está muy alto, entonces la demanda por la cotización del dólar de los exportadores que tienen precios muy altos es baja. En cambio la situación de los textiles, por ejemplo, es diferente, yo leo una declaración de Soloducho que dice: "Compré Colonia cuando el dólar estaba a 30, y ahora está a 24", tiene razón.

Cuando vos mirás Chile, Argentina, Brasil, Venezuela, ni hablar, los precios internacionales están jugando un papel extraordinariamente importante. En 1998 la situación del tipo de cambio era mucho más grave que la actual, los precios internacionales eran altos y estábamos soportando muy bien. De manera que si mañana tuviésemos alguna dificultad en esos precios internacionales, allí vendría la presión.

Pero además –y esto no me parece menor–, cuando el tipo de cambio baja se abaratan las importaciones, entonces mientras Argentina, Brasil, Chile tienen un superávit en la balanza comercial yo tengo déficit, lo cual no creo que sea bueno. Eso tiene que ver también con el precio del dólar.

Y la otra cosa que no me parece menor es pensar en qué favorece el tipo de cambio bajo. Aquí hay dos elementos que me parecen muy importantes.

EC - Favorece a quienes tienen deudas en dólares, por ejemplo; favorece al Estado, que tiene deuda pública importante, récord también.

AC - Ahí está. Si yo me fijo una meta de superávit primario los pesos que necesito para comprar los dólares para pagar los intereses hacen que el gasto sea menor y se me facilite el superávit primario. Y la otra cosa que es como una demostración de marketing ante el mercado financiero internacional es decir "quiero bajar la deuda sobre producto de 90% a 60%". La deuda bruta está creciendo, y lo que crece es el denominador, es el producto en dólares, porque si yo tengo un producto de 100 y el tipo de cambio es 30, el producto en dólares es 3, y si el tipo de cambio es 25 el producto interno en dólares es 4, y si es 20 es 5, por lo tanto estoy subiendo el denominador como un elemento de marketing y ahí me baja la deuda sobre producto.

No me gusta usar el tipo de cambio para marketing. Lo escribí toda mi vida, lo saqué en el libro que publiqué en 2004: el tipo de cambio tiene que ser un instrumento de política económica para atender la competitividad mucho más que la inflación o, en este caso, el superávit primario o el marketing de relación deuda sobre producto.

EC - En síntesis, usted reclama –lo he visto en distintas declaraciones suyas– privilegiar la competitividad como objetivo de política en detrimento de, por ejemplo, la estabilidad de precios, el orden fiscal o la reducción de la relación deuda/producto.

AC - No, absolutamente no, es incorrecta toda esa información.

EC - Hagamos las precisiones.

AC - Punto uno: tipo de cambio para competitividad sí. Esto no quiere decir que se afecte la estabilización de precios, para nada; si yo hago una devaluación abrupta sí, pero no estoy hablando de devaluaciones abruptas, me habría gustado que si en enero de 2005 el dólar estaba a 26 se hubiera mantenido allí y no hubiera bajado a 23, allí la inflación no se habría generado, no es contra la estabilización de precios. Me gusta utilizar otros instrumentos de política económica contra la estabilización de precios, pero si tengo una inflación de tres o cuatro dígitos seguramente no voy a tener más remedio que utilizar la política cambiaria.

EC - ¿Qué es lo que entiende que hay que hacer?

AC - Habría que mejorar la competitividad y usar el tipo de cambio.

EC - ¿Cómo? ¿Cómo se logra eso?

AC - Si el BCU compra, como está haciendo el argentino, no tengo absolutamente ninguna duda de que lo puede elevar. Lo que ha hecho el BCU durante todo este período es no dejarlo bajar de 23. Yo querría que en vez de 23 o 24 lo tuviéramos un poquito más arriba.

EC - El BCU se ha fijado objetivos de inflación y procura que la inflación se mantenga dentro del rango que va anunciando.

AC - Allí también tengo diferencias, es una de las diferencias que tengo con la Carta Orgánica del BCU. El BCU quiere darle prioridad a la estabilización de precios y a mí me gusta un BCU cuya política monetaria y cambiaria atienda la estabilización de precios, el crecimiento y el empleo. Yo puedo hacer dos programas, uno con 3,5% como meta de inflación, entonces restrinjo los medios de pago, tranco el tipo de cambio y la desocupación me aumenta dos puntos; o uno con una inflación de 7%, con un tipo de cambio más para la competitividad y un poco más de flexibilidad en la política monetaria, y la desocupación me baja dos puntos. El BCU me va a decir "mi objetivo es la estabilización de precios, quiero 3%", pero yo, más flexible y pragmáticamente, voy a decir "quiero una inflación de 7% con una baja de 2% en la tasa de desocupación". Aparecen con nitidez los puntos de vista distintos en esta materia.

EC - Esa es una discrepancia suya con el proyecto de ley que reforma la Carta Orgánica del BCU, es una diferencia con los objetivos que debe perseguir el BCU.

AC - Con los objetivos en el sentido de que la ley quiere fijar como fin primordial la estabilización de precios, y a mí me gusta mucho más lo de la Reserva Federal de Estados Unidos, que de pronto dice "subo la tasa de interés porque tengo miedo de los precios" o "bajo la tasa de interés porque quiero que aumente el empleo".

EC - Hay otra discrepancia suya con la reforma de la Carta Orgánica del BCU, el hecho de que se plantee un período de ocho años para los directores. Supongo que tiene algo que ver con lo anterior.

AC - Es lo mismo, pero la ley es contradictoria. El proyecto de ley dice que los directores deberían estar ocho años, con lo cual hay una política similar, muy influida por la tecnoburocracia del BCU, seguramente, entonces es como decir: "hay una especie de pensamiento único en política monetaria y cambiaria, dejemos". Y yo digo: "no, cuando un gobierno nuevo llega al poder, blanco, colorado o del Frente, quiere tener su propia política monetaria y cambiaria y tiene derecho a nombrar los directores correspondientes". Si estuvieran ocho años en los primeros años no tendría chance de designar la mayoría del directorio.

EC - La contracara, lo que propone el proyecto es que cuando hay visibilidad de las políticas supuestamente es una ventaja a los efectos de captar inversiones, generar empleo, etcétera.

AC - Es una ventaja si todos estamos de acuerdo con la política monetaria y cambiaria y si hubiese una receta única para política monetaria y cambiaria, y no hay, en este mundo no hay. Sobre esto de la política cambiaria, vos me podrías decir "entre los economistas de Uruguay no hay muchos que estén en tu posición", es verdad. Mis viejos profesores sí, Buchelli, Faroppa, esos están; muchas veces Michele Santo estuvo en esta posición. Pero afuera tengo a Roderick, a Habsman, a Stiglitz, a Frendavid, a Ocampo, a Frenkel, a 0’Connell, a José Serra de Brasil, tengo muchos, me siento muy bien acompañado en esta política un poco más heterodoxa con respecto a la del Fondo en materia cambiaria y monetaria.

EC - Hay un punto que tiene algo que ver con lo que usted acaba de decir recién: cómo pesan hoy estas opiniones que usted está manifestando dentro la izquierda y de qué manera se están discutiendo estas cuestiones en el oficialismo, en particular qué diálogo hay con el equipo económico.

AC - Yo esperaba que el proyecto de Carta Orgánica del BCU viniera al Parlamento discutido por la fuerza política, discutida entre los integrantes del Poder Ejecutivo y los del Parlamento. Yo personalmente y todos los parlamentarios nos enteramos de la propuesta cuando llegó al Parlamento, nunca hubo ninguna información, ningún diálogo en materia de Carta Orgánica, de manera que lo vamos a resolver en el ámbito parlamentario.

EC - Y sobre la política monetaria y cambiaria, ¿hay espacios de negociación, espacios de diálogo dentro del oficialismo?

AC - No, no ha habido.

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EC - Desde la audiencia le mandan esta pregunta que va "derecho al mentón". Dice Jorge, de Malvín: "La receta que Couriel sugiere, ¿es la misma que empleó Alan García cuando gobernó por primera vez y generó la hiperinflación?". ¿Qué responde ante este tipo de dudas o de preocupaciones?

AC - Cuando yo enfrentaba al PC, el PC decía que yo había sido el asesor de Alan García. Yo a Alan García no lo conocía, lo conocí cuando estuvo acá en la Asamblea General (1985); me tocó trabajar en Perú, sí, pero no tengo nada que ver con Alan García, absolutamente.

En segundo lugar, yo soy muy cuidadoso, como economista, de la necesidad de compatibilizar estabilización de precios, crecimiento y empleo, como ya lo dije antes.

EC - Y sobre lo que pasó en el gobierno de Alan García, ¿qué dice como conclusiones o enseñanzas que se puedan sacar?

AC - Malas enseñanzas, hay que aprender mucha cosa, no le fue bien a Alan García y desde ese punto de vista no es un paradigma ni un ejemplo a tener en cuenta de ninguna manera.

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EC - Siguiendo con su análisis de la política económica que se está aplicando desde el 1 de marzo del año pasado, ¿cree que se nota que la izquierda está en el poder?

AC - Sí, sin duda.

EC - ¿En qué aspectos se nota?

AC - En muchos. Primer aspecto, en el tema Derechos Humanos es muy claro que la izquierda está en el poder, hay cambios significativos.

EC - Yo le preguntaba en política económica.

AC - En política económica también. Uruguay en este momento tiene un Programa de Atención Nacional a la Emergencia Social (Panes) que abarca más del 10% de la población, y esto es parte del nuevo gobierno. Y además del Ingreso Ciudadano está tratando de alfabetizar, está tratando de formar cooperativas de trabajo, está tratando de capacitar a los adultos, está intentando que los niños vayan a la escuela, está intentando resolver problemas de salud. Este es un salto cualitativo enorme.

EC - Pero no es el Ministerio de Economía (MEF) el que lleva adelante ese plan.

AC - Pero el MEF aceptó los 100 millones de dólares que fueron al presupuesto. En segundo lugar, tenemos consejos de salarios, que permitieron que el salario real creciera significativamente en 2005, de manera que esto también es propio de un gobierno de izquierda. El diálogo entre capital y trabajo también es novedoso, históricamente Uruguay lo tuvo, volvemos a un nuevo y mejor diálogo. Es bueno que haya más sindicalización, que haya más sindicatos, hace a la equidad, a las condiciones de trabajo, al equilibrio en las relaciones capital-trabajo; esto me parece muy bueno. Es muy bueno que haya diálogo entre empresarios, trabajadores y Estado, eso está arriba de la mesa también.

Económicamente en 2005 Uruguay creció 6,6%. Para cualquier gobierno en el mundo de hoy crecer 6,6% es un éxito total.

EC - El senador Eduardo Lorier, a propósito de cómo viene marchando la economía...

AC - ¿No me dejás seguir, que te explique esto?

EC - ...dice que en buena medida se debe...

AC - Le estás preguntando...

EC - ...a la maduración de decisiones y acciones del gobierno anterior.

AC - ...a Alberto Couriel y Alberto Couriel te va a contestar por Alberto Couriel. 6,6% tiene tres elementos que me parecen muy importantes. Uno, hay arrastre, en 2004 fue 12%, y lo que estamos haciendo es recuperar para llegar al nivel de 1998 del Producto Bruto Interno (PBI); el arrastre es importante. En segundo lugar, hay precios internacionales muy buenos, y esto ayuda, está ayudando a Chile, ayuda a Argentina, a Brasil, a Venezuela y a Uruguay; es muy bueno. Y en tercer lugar, hay un mérito muy significativo del presidente de la República y del equipo económico, que desde la campaña electoral consiguieron que hubiera cierto grado de credibilidad y confianza en un gobierno de izquierda, esto es muy bueno.

Siempre se decía "cuando llegue la izquierda va a haber fuga de capitales", y no hubo; "va a haber especulación", y no hubo; "va a haber fuerte inflación", no hubo; "va a haber altísimas devaluaciones", no hubo. Esto es mérito del presidente de la República y del equipo económico, no tengo absolutamente ninguna duda de que este éxito deriva de que hay un nuevo gobierno, de izquierda, en Uruguay. Hay todavía muchos desafíos, por supuesto.

EC - Se discute acerca de si esta política en definitiva no es continuista, si no es una continuación de las políticas económicas que vienen de gobiernos de los partidos tradicionales. Ayer le preguntaron sobre este punto al doctor Tabaré Vázquez en la entrevista que le hizo el programa Código País. El presidente de la República respondió de esta manera.

(Audio)

"TABARÉ VÁZQUEZ:
Lo que nosotros estamos llevando adelante es –mejorada y con cambios– la política que el gobierno del doctor Batlle implementó después que se cayó el país, no la que estaba llevando antes. Entonces, cuidado con el manejo de algunos conceptos y algunos términos, este gobierno no está llevando un continuismo de la política económica que se realizó antes de 2002 y nos llevó a la debacle. En 2002 se confirmaron nuestras –hoy está de moda esta palabra– profecías: que si se seguía con aquella política económica se iba a caer el país. El país se cayó y cambiaron en la dirección que veníamos reclamando nosotros, entonces a nadie le puede extrañar que hoy continuemos, y cambiemos y tratemos de mejorar, la política que desde 2002 desde el punto de vista económico se llevó adelante".

(Fin del audio)

EC - ¿Qué piensa usted de este análisis que hace el presidente de la República?

AC - El país se cayó en 2002, se cayó por una situación internacional y por el modelo y la política económica que se siguió hasta ese momento. Yo le hice una interpelación al ministro Bensión en julio de 2002 y ahí está toda mi posición sobre la política económica interna.

A partir de allí vino Alejandro Atchugarry, un querido amigo, que hizo todos los esfuerzos posibles por sacar a Uruguay de la crisis. Y nosotros lo ayudamos mucho, no tengo empacho en decirlo.

EC - Cuando dice "nosotros", ¿habla de usted o del Frente Amplio?

AC - El Frente sin duda.

EC - Y usted en particular.

AC - Y yo en particular. Y Danilo Astori en particular. Sin duda, absolutamente. De pronto no pudimos compartir, yo no pude compartir, el Frente no pudo compartir una propuesta de acuerdo de una ley de julio o agosto porque sentía que se ponía en tela de juicio al Banco de la República (BROU) y no quería que el BROU se cayera. Porque en aquel momento se cerraban dos instituciones bancarias y en el único lado que había limitaciones a los depósitos era en el BROU. Yo estaba asustado porque para mí el BROU es un patrimonio nacional, hace a la economía nacional como la rambla de Montevideo. Me senté con el ministro de Economía Alejandro Atchugarry y le expliqué por qué no lo podía acompañar en eso, pero después armamos muchísimas cosas en el ámbito parlamentario con él.

Después vino Alfie, que fue una continuación de Bensión, de Mosca, de De Posadas, yo no comparto la posición de Alfie. Alfie, entre otras cosas, es el que hace que el tipo de cambio baje desde julio de 2004, restringiendo los medios de pago y obligando a las empresas, cuando van a pagar salarios, a vender dólares para que el tipo de cambio baje. Desde Alfie en adelante no comparto la política económica.

EC - ¿Entonces cómo termina de leer esta interpretación que hace el presidente de la República, porque él dice que se está siguiendo la política que se empezó a aplicar después de la crisis de 2002?

AC - Hay un tema no menor, que son las herencias, que son muy duras, la herencia del endeudamiento externo es muy grave. Un endeudamiento externo de 100% sobre producto es muy grave. Un endeudamiento que nos obligó a un acuerdo con el Fondo, ese acuerdo era absolutamente inevitable. Sobre el acuerdo con el Fondo puedo tener algunos elementos distintos, pero era inevitable; el pago de los servicios de la deuda es inevitable, absolutamente. Eso obliga a hacer determinadas cosas relativamente cercanas a lo que se hacía antes. Hay que buscar elementos para atender la deuda externa y compatibilizarla con una deuda social gravísima que también recibimos.

EC - ¿Para usted la política económica actual se parece demasiado a la de Alfie?

AC - No, se parece un poquito en la política cambiaria y monetaria. Hicimos esfuerzo en materia presupuestal y yo espero que con las rendiciones de cuentas y con la Reforma Tributaria empecemos a modificar la política fiscal. En el acuerdo con el Fondo era muy importante conseguir más inversión pública financiada por fuera del superávit primario, más gasto social financiado por fuera del superávit primario y, si fuese posible, un poquito menos del superávit primario para poder compatibilizar mejor las demandas sociales, las demandas internas con el endeudamiento externo, que era considerable.

Desde ese punto de vista, probablemente, con la Reforma Tributaria y con las rendiciones de cuentas, podamos llevar adelante algún tipo de modificaciones para compatibilizar mejor estos dos objetivos.

EC - Con la Reforma Tributaria usted también tiene diferencias. Pero a propósito de la política económica en general, ¿esta política es compatible con el proyecto Uruguay productivo que el FA impulsó durante la campaña electoral?

AC - Requiere una política cambiaria que atienda más la competitividad, requiere una política cambiaria más flexible, por ejemplo que el BROU pueda dar crédito de los depósitos que recibe del Estado y no tener el 100% de encaje, y requiere una política fiscal que espero –en la Rendición de Cuentas– pueda atender también al Uruguay productivo. Y desde el punto de vista del Uruguay productivo, usted hace políticas activas, políticas selectivas, políticas sectoriales, cuando tiene la información suficiente y nosotros encontramos un Estado desmantelado.

EC - ¿Va a hablar de la "herencia maldita"?

AC - Suponete: para la Reforma Tributaria quiero saber cuánto son las rentas de capital, entonces me voy al BCU, le pregunto a Cuentas Nacionales y me dice "no las tengo".

EC - ¿Usted dice que no se pueden aplicar políticas sectoriales porque el gobierno anterior no dejó suficiente información?

AC - No tengo dudas, por supuesto.

EC - ¿No es responsabilidad de este gobierno esa demora en las políticas sectoriales?

AC - Este gobierno no va a tener más remedio que hacer los estudios. Tomemos los seis países latinoamericanos en los que hay fuerzas progresistas en este momento, la estructura productiva deriva de las relaciones comerciales. Si el mundo desarrollado quería determinados materias primas y alimentos, avanzamos con determinadas materias primas y alimentos, si el mundo desarrollado protege y subsidia determinados rubros me está limitando la posibilidad de avanzar en el campo internacional. Llegó la hora de que los países empiecen a tener la conformación de una estructura productiva que tiene que ser de una flexibilidad total, porque el mundo es el mundo del conocimiento, es el mundo del progreso técnico, y el largo plazo del progreso técnico son seis meses ahora.

Pero tengo que tener una estructura productiva que atienda competitividad y empleo, el gran problema, el gran desafío de un gobierno de izquierda es nada menos y nada más que el empleo, y tengo uno de cada dos uruguayos con problemas de empleo, o está desocupado abierto o está subempleado o es becario o es informal... Es brutal.

EC - ¿Ese es un debe de esta política económica?

AC - Es difícil tener políticas activas si no tengo nítidos lineamientos estratégicos que empiecen a analizar y me den algún principio para ver qué rubros, qué sectores son los más generadores de empleo directo e indirecto, para poder usar política tributaria, gasto público, crédito, política cambiaria, y así sucesivamente.

EC - ¿El FA no debió haber llegado al gobierno con esos planes ya estudiados, elaborados?

AC - Es absolutamente imposible. Yo intenté en 2002, en 2003, incluso cuando Atchugarry era el ministro, hacer un estudio de esta naturaleza, lo iba a hacer con los equipos nacionales y la CEPAL, y la plata que se requería, que era mucha, la iba a dar el BID, cuyo presidente era Enrique Iglesias. Según la información que yo tengo, este estudio no se pudo concretar porque al presidente de la República de la época no le interesó.

EC - ¿Y ahora?

AC - Ahora lo tenemos que hacer, no tengo ninguna duda.

EC - ¿Y el equipo económico atiende este tipo de planteos suyos?

AC - No lo sé, pero es indispensable efectivizar este tipo de análisis porque para tener un Uruguay productivo hay que tener políticas activas no sólo para atender el superávit primario y controlar la inflación, sino también para el crecimiento y el empleo.

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EC – Continuamos la entrevista con el senador Alberto Couriel pero ahora en régimen de tertulia con al mesa de los martes: Juan Carlos Doyenart, Hoenir Sarthou, Adolfo Garcéy Gonzalo Pérez del Castillo.

Juan Carlos tenía la primera pregunta.

JUAN CARLOS DOYENART:
Sí, yo venía escuchando con mucha atención la entrevista con el senador. Emiliano hizo una pregunta que considero muy importante: ¿es este un gobierno de izquierda desde el punto de vista de la política económica? Y usted dice: Sí. Y enumeró algunas cosas que desde mi punto de vista con políticas sociales pero sería otra discusión: Plan de Emergencia, libertad sindical, Consejo de Salarios, etcétera. Pero curiosamente no menciona lo que de alguna forma fue el paradigma de la política económica de la izquierda antes de que la izquierda llegara al gobierno: el impuesto a las rentas personales. Era el gran cambio. Fue materia de discusión y algunos dicen que hasta la causa de que el Frente no ganara las elecciones en 1999. Ahora está ahí, está en el Parlamento y se comenzaría a aplicar el año que viene. Sin embargo, no solo usted señaló algunas discrepancias sino que ahora no lo menciona como uno de los grandes cambios que la izquierda está generando en política económica.

AC – No creo que sea así. En realidad lo que Emiliano me preguntaba era sobre lo que estaba ocurriendo desde 2005 hasta la actualidad y esa Reforma Tributaria se está analizando. No fue fruto de lo que pasó en 2005 y en 2006 pero yo analizo con mucho gusto esa Reforma Tributaria.

Yo creo que la izquierda tiene un elemento de identidad que es la equidad, la igualdad, la justicia social.

Primero, si no se crece no puede haber equidad, ese es un primer elemento. Segundo, hay tres elementos clave para la equidad; uno, la generación de empleo productivo, y allí tengo un gran desafío porque tengo a uno cada dos uruguayos con problemas de empleo; dos, el gasto social es vital, probablemente alguien me diga "usted tiene algo que ver con el viejo batllismo de Uruguay", y probablemente tenga, el gasto social es muy importante; y tercero, esta herencia que recibimos, siendo Uruguay un país que siempre tuvo un 10% de la gente por debajo de la línea de pobreza, empezamos a tener un tercio debajo de la línea de pobreza, entonces tengo que darle una prioridad a ese 55% de niños que nace en hogares pobres. Ayer me tocó ir a una reunión con la Onajpu, con los jubilados, y les decía "entiendo las jubilaciones de ustedes, pero el 55% de los niños, que son el futuro de Uruguay, nace en hogares pobres", entonces le tengo que dar prioridad a eso, a esa alimentación, a esa educación y así sucesivamente.

Son tres elementos. La parte tributaria también da justicia social, mucho menos que el gasto, pero también es muy importante. En la campaña electoral dijimos "que pague más el que tiene más y el que gana más", y la propuesta que viene del Poder Ejecutivo mejora con respecto al régimen vigente porque hay un impuesto a la renta que les cobra a los profesionales, que antes no pagaban, que les cobra a los intereses, que les cobra a los alquileres. Sin embargo tengo diferencias. Pero me gustaría aclarar que cuando los sectores del Frente decimos que tenemos diferencias es para sentarnos a dialogar, a acordar, a negociar. El Frente no va a votar dividido en el Parlamento, todos los sectores estamos clarísimos en que va a haber una Reforma Tributaria y que la vamos a acordar en el ámbito parlamentario los siete sectores que tenemos representación parlamentaria del Frente. De manera que voy a ir a acordar mis diferencias con el resto de los sectores políticos del Frente.

¿Cuáles son esas diferencias? Primero desde el punto de vista de los tres objetivos, la equidad, la eficiencia y los estímulos a la inversión. Con respecto a la equidad, uno supone que el que más tiene, el que más gana es el que recibe rentas de capital, pero el proyecto que viene del Poder Ejecutivo prácticamente me elimina el impuesto al patrimonio, que pagan los que más tienen; las franjas que van de 0,7% a 3% en el proyecto me quedan como un ente testigo, 0,1%... No estoy de acuerdo.

Segundo, el impuesto a la renta de las empresas hoy paga 30%, y el proyecto le da más deducciones, y está bien, yo quiero deducir todas las inversiones que hagan, quiero deducir generación de empleo, capacitación de personal, innovación, que es un elemento clave, pero no quiero bajar del 30% al 25%. Entre otras cosas, si elijo patrimonio y rebajo cinco puntos el impuesto a la renta de las empresas, estoy bajando alrededor de 90 millones de dólares la recaudación, que en este momento son absolutamente indispensables para la Reforma de la Salud, que es otra gran reforma muy importante.

Segundo, en el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) se exonera la distribución de utilidades. En este momento los precios están altísimos, los frigoríficos ganan mucha plata, distribuyen utilidades como locos y yo no les cobro impuesto. Y en el proyecto que viene del Poder Ejecutivo exonero los dividendos y la distribución de utilidades. No estoy de acuerdo.

Las tasas. La tasa es básicamente del 10%, a los intereses se les cobraría 10% cuando son depósitos en moneda nacional por más de un año; a los alquileres me parece bien que se les deduzca el Impuesto de Primaria y la Contribución Inmobiliaria, que es 10%. Capaz que habría que poner un mínimo no imponible, porque de pronto hay una cantidad de jubilados que viven de esas rentas de alquileres.

Y las rentas de las personas físicas que derivan del trabajo después de un mínimo no imponible tienen tasas progresionales de 10% a 25%. Me gustaría que por lo menos estuviera la deducción por salud por cada integrante de la familia. Y para los jubilados, si hoy empiezan a pagar el IRP desde 9.000 pesos, ese podría ser el límite.

Desde el punto de vista de la equidad siento diferencias entre lo que van a pagar las rentas de trabajo, que es una carga no menor, y lo que van a pagar las rentas del capital.

JCD - ¿Esto el FA no lo tenía pensado previamente, cuando fue un elemento de campaña electoral tan fuerte? ¿No había un acuerdo básico en el Frente sobre en qué consistía una Reforma Tributaria de este tipo?

AC - Tu pregunta es absolutamente correcta y te la voy a contestar con mucho gusto.

Termino. Desde el punto de vista de la eficiencia, el contralor de la Reforma Tributaria es muy importante, entonces si mañana tengo un gran establecimiento comercial que encuentro que está defraudando IVA, necesito ir a ver su cuenta corriente y su caja de ahorro, entonces necesito levantar el secreto bancario al solo y exclusivo hecho de esa empresa con fines tributarios, nada más. Es darle a la Dirección General Impositiva (DGI) la chance que tuvo antes del 82, que vaya y mire. Acá tengo una diferencia en materia de eficiencia.

Estímulo a la inversión. En el caso de la inversión extranjera, bienvenida; se preocupa por la seguridad jurídica, que no haya expropiaciones, la rentabilidad, la competitividad, el dinamismo, el tamaño del mercado, mucho más que por una rebaja impositiva; en los hechos no hay sector empresarial que la haya solicitado.

EC - Los demás integrantes de la mesa también tienen sus preguntas y esta primera respuesta fue larga y todavía falta la respuesta a la repregunta.

AC - Tiene razón Doyenart. Yo habría deseado no tener esta discusión en este momento, habría deseado que durante todo 2005, cuando se estuvo trabajando en la Reforma Tributaria, hubiéramos tenido participación los parlamentarios, los sectores políticos, que no tuvimos ninguna participación. Hubo una reunión en diciembre en el Parlamento, yo expuse diez minutos y después nunca más tuvimos una participación.

EC - Desde la audiencia, Rolando, de Sayago, dice: "Mientras se acuerdan temas en la interna del Frente el mundo sigue andando. A acá todo se dilata, se demora, y así de esto no salimos más".

AC - No estoy de acuerdo. Él no cree en la democracia en el fondo, porque la democracia es esto, es diálogo, es acuerdo...

EC - Pero la pregunta es por qué estas herramientas no estaban acordadas cuando el FA hizo campaña electoral.

AC - Cuando uno llega al gobierno empieza a tener alguna información más que la que se tiene desde la oposición. Y acá –creo que con buen criterio– el Poder Ejecutivo trajo una serie de expertos, Barreix y Rocca, que propusieron un impuesto dual que no está contemplado en el programa del Frente ni el mundo internacional, salvo en los países nórdicos, donde las tasas que se le cobran a la renta son altísimas y tienen una extraordinaria justicia social, entonces es comprensible que en los países nórdicos digan "antes que los capitales se me vayan a Alemania, prefiero rebajarles un poquito las rentas". No es el caso de Uruguay. Lo normal del impuesto a la renta era el impuesto sintético, el global, que toma la familia, ingresan salarios, distribución de utilidades, alquileres, mínimo no imponible y tasas iguales para todos. Eso es España, Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos, Chile, Argentina y Brasil. Yo soy mucho más partidario de este impuesto sintético, pero si tengo que ir a acordar con los otros grupos del Frente y siento la necesidad de acordar, voy a tratar de ser flexible en estas posiciones.

EC - Adolfo Garcé.

ADOLFO GARCÉ:
El tema desocupación es clave para Uruguay y para la izquierda, porque en todas partes del mundo la izquierda se caracterizó por eso, de Keynes para adelante: fabriquemos trabajos, demos oportunidad a la gente de trabajar. Las tasas de desocupación siguen siendo muy altas y usted mencionaba que esto se bajaría con las políticas activas. ¿Pero es compatible el actual régimen de regulación del mercado laboral, los consejos de salarios, con el objetivo de bajar la desocupación?

AC - Sí. Acabo de leer de un ex director del Preal –fue jefe mío, yo trabajé ahí–, que dice: el neoliberalismo decidió que las políticas de empleo son políticas laborales, porque es una política de flexibilidad, y yo creo que la política macroeconómica es vital para tratar de resolver los problemas del empleo. Yo comparto esa línea, no es un problema de política laboral, es un problema de política macroeconómica, porque la demanda de empleo es un problema de crecimiento, si no crezco perdí, pero es un problema de contenido del crecimiento: me tienen que crecer también aquellos rubros y sectores que tienen más generación de empleo, y para eso las políticas activas son muy importantes.

EC - Gonzalo.

GONZALO PÉREZ DEL CASTILLO:
En todo este discurso de la Reforma Tributaria está faltando una pata. No creo que el problema de Uruguay sea que se recaude poco, creo que es que se gasta pésimamente mal lo que se recauda. Vos estás hablando de mejorar la equidad, la eficiencia, la inversión, la productividad, pero de eso otro no se habla, se está poniendo todo el énfasis en ver cómo podemos recaudar más o más equitativamente –aunque eso incluso hay gente que lo discute–, pero hay muy poco énfasis en decir: una vez que hayamos metido la mano en el bolsillo de la gente, ¿cómo vamos a gastar eso de una forma mejor? Lo que importa es eso, qué hacemos con los recursos que sacamos a través de esta reforma.

AC - Te doy cuatro elementos. El primero es la inversión pública, que es muy importante; en este momento no la siento porque se están construyendo las papeleras, porque hay construcción en Punta del Este y porque los precios internacionales son muy altos. Pero mañana voy a precisar inversión pública y para eso voy a precisar financiamiento.

Segundo elemento, la reforma de salud, que es vital. Una de mis peleas por mantener el impuesto al patrimonio y el 30% del impuesto a la renta de las empresas es por la reforma de salud, que requiere gasto.

Tercer elemento, que es sustantivo, educación. La educación es absolutamente clave, estamos en el mundo del conocimiento, del progreso técnico, necesito empezar a juntar a los científicos de la Universidad con las empresas productivas, es indispensable. La Universidad no cumplió bien ese papel y lo tiene que cumplir. El Estado tiene que ayudar también para que se pueda hacer, y se requieren recursos.

Y después tengo la seguridad pública, que no es un tema menor. Me sobran lugares y ojalá se termine la historia por la cual el Estado muchas veces engordó con políticas de clientela absolutamente inadecuadas y donde yo perdí capacidad, reflexión, formación, por gente que está en el Estado y tiene límites considerables porque fue una política absolutamente explotada en el pasado.

GP del C - En la salud se gasta un montón de dinero, estamos en el nivel de países escandinavos, pero se gasta muy mal. Vos decís "vamos a recoger más dinero para la salud", pero si se sigue gastando tan mal como ahora, ¿qué habremos avanzado?

AC - Comparto contigo que se gasta mal y haremos todo el esfuerzo. En un año es muy difícil modificar situaciones de esta naturaleza.

GP del C - No me cambies de discurso.

AC - No te cambio de discurso, es la verdad. Pero te fijé elementos de prioridad que son indispensable. Cuando tú decís que en la salud se gasta mucho, lo comparto.

EC - Teniendo en cuenta las distintas discrepancias, que usted enumeró en esta charla, con la política económica que viene siguiendo el gobierno, ¿qué dice ante declaraciones como las de anoche del presidente Vázquez, cuando dice "sin dudas ratifico el rumbo económico y el ministro Astori tiene todo mi respaldo"?

AC - Está muy bien lo que dice el doctor Tabaré Vázquez. Tiene un ministro de Economía con quien en el primer año el país crece 6,6% y el segundo año se espera que crezca 5%: caramba, desde ese punto de vista tiene razón. Tendremos que encontrar un equilibrio mayor para que estas diferencias que yo planteo también puedan ser tenidas en cuenta. En el fondo tiene que ver con un Uruguay productivo, con la atención de la pobreza, con compatibilizar mucho más la deuda social con la deuda externa y tratar de parar esa fuga de personal calificado, que nos mata. En este mundo de progreso técnico, de avance tecnológico, que los uruguayos más calificados se sigan yendo al mundo desarrollado es una sangría brutal para cualquier gobierno. Yo desearía que esto no ocurriera más y pudiéramos aprovecharlos internamente en Uruguay.

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Edición: Mauricio Erramuspe