Abreu: el new deal de Brasil "es un espejito"
El senador blanco Sergio Abreu dijo que el "new deal" dentro del Mercosur que propuso el canciller brasileño, Celso Amorim, "es un espejito". Más allá de buenas intenciones, Brasil "no llega a entender claramente su liderazgo continental", afirmó. Agregó que hay que terminar con "esta sensación que hoy tiene el mundo de que para invertir en Uruguay hay que pedirles permiso a Argentina y Brasil".
(Emitido a las 8.57)
"El gobierno debe defender la independencia de acción del país", dijo, por ejemplo, el diputado Pablo Iturralde.
Estamos en diálogo con el doctor Sergio Abreu, senador de Alianza Nacional, ex canciller de la República, quien participó en el debate que se dio ayer en el Directorio blanco.
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Senador Abreu, ¿por qué entendieron necesario pronunciarse sobre la visita del canciller Amorim?
SERGIO ABREU:
Tuvimos la visita del canciller Amorim en la Comisión de Asuntos Internacionales, allí hizo una exposición sobre cuál era el sentido de su presencia y parte de la reflexión que al gobierno de Brasil le provocaba la actual situación del Mercosur e incluso la situación del continente y su inserción externa. Allí hicimos una serie de planteos en nombre del PN, hicimos una clara advertencia sobre la posición brasileña respecto de las inversiones en la región cuando ha tenido una actitud muy restrictiva respecto de nuestro posicionamiento; las dificultades de acceso al mercado brasileño que tenemos fundamentalmente a partir de la crisis de 1999, y la no recuperación de corrientes de comercio. Además, hay actitudes que está tomando Brasil en este momento en la Organización Mundial del Comercio contra Uruguay, Argentina y Paraguay, donde está impulsando la posibilidad de aprobar cláusulas de salvaguardia permanentes para los sectores agrícolas de los países en vías de desarrollo; y algunos otros temas vinculados, nada menos, con la visión de la región y la inserción externa, en la que obviamente está planteada la participación de Venezuela como socio pleno del Mercosur.
Todo esto fue una serie de preocupaciones que el PN planteó y que el canciller Amorim, en nombre del gobierno de Brasil, contestó en forma muy elusiva. Daba la sensación de que su principal preocupación era referirse a la inserción externa del Mercosur y advertir que si Uruguay tenía vínculos comerciales con otros países no iba a ser posible su participación en el ámbito del Mercosur.
EC - Concretamente Amorim remarcó que un Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado por Uruguay con un tercer país, eventualmente con Estados Unidos, es incompatible con su permanencia en el Mercosur.
SA - Exacto, pero está equivocado, política y técnicamente.
EC - ¿Por qué?
SA - Políticamente porque nosotros no entendemos el proceso de integración simplemente como un mercado de sustitución de importaciones ampliado ni como una jaula en la que tengamos que estar exclusivamente restringidos al ámbito de los cuatro ahora cinco socios. Y en particular porque políticamente se supone que un proceso de integración que madure, progrese y vaya avanzando en el tiempo, podrá tener este tipo de limitación si además da pruebas de que puede tener resultados positivos. No ha sido este el resultado del Mercosur, entre otras cosas su principal fracaso en materia de inserción externa ha sido su no concreción del acuerdo comercial con la Unión Europea, que concretaron México y Chile en forma aislada pero el Mercosur ni siquiera fue capaz de insertarlo en el ámbito europeo, en particular por reclamos y posiciones liderados por Brasil en materia del sector industrial y el sector agrícola.
EC - De todos modos hay documentos firmados por nuestro país que bloquean la posibilidad de acuerdos de libre comercio con terceros.
SA - Hay. Técnicamente se invoca la resolución 32, que es una resolución completa que hace al relanzamiento del Mercosur que estaba planteado por la crisis que venía atravesando. Pero incluía una serie de elementos integrales, no sólo el tema de la inserción externa; también la profundización de la unión aduanera, las políticas comerciales comunes, el no cobro del doble arancel externo común, una serie de elementos que hacían a la naturaleza del proceso de integración. Ahora se lo dijimos muy claramente al ministro de Brasil, está en la versión taquigráfica de la comisión se nos pide que cumplamos con el 1% respecto de la inserción externa cuando no se cumplió el otro 99%. Técnicamente la resolución 32 no se refiere exclusivamente a ese tema y se ha incumplido el resto de las obligaciones asumidas en el relanzamiento del Mercosur.
Y el ministro Amorim dijo otra cosa con la que tampoco estamos de acuerdo. Dijo que la posibilidad de los países de hacer acuerdos con México en forma aislada fue un error que no se debió haber cometido. Eso está en el ámbito de la Aladi, es un acuerdo de alcance parcial, pero además es parte de ese concepto de flexibilidad que reconoce las asimetrías para que cada país pueda negociar en forma aislada, sin romper el Mercosur, en función de su estructura productiva. México no le va a dar a Brasil lo que le va a dar a Uruguay, entonces nuestra posibilidad es tratar de avanzar en el acceso a determinados mercados, lo que no sería posible en el caso de estar Brasil incluido, el Mercosur incluido en la negociación. Eso no significa romper el Mercosur. Pero si esta es la visión que tiene Brasil, de una limitación absoluta simplemente en el tema de inserción externa, da la sensación de que está laudando en un tema de la política interior de nuestro país y no precisamente para avanzar y proponer algo concreto en el ámbito del Mercosur.
EC - Amorim vino también prometiendo un "new deal" a los países chicos del Mercosur.
SA - Es un espejito. Conozco este new deal, porque yo como ministro de Industria estuve en Brasil, estuve en el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, fuimos con empresarios, nos abrieron todas las puertas, tuvimos una conversación, además el BNDES siempre está presidido por un ex embajador de Itamaraty. Esa promesa todavía no se ha cumplido, más allá de algunas cifras que se están manejando. Para Uruguay el new deal tiene que tener otro contenido, por ejemplo acceso al mercado brasileño se lo dijimos también en forma concreta de los productos uruguayos de la misma forma que acceden los productos que salen de la zona franca de Manaos. En Manaos se está exportando por cerca de 20.000 millones de dólares, 53 o 54 veces más lo que exporta Uruguay. Es un tratamiento diferencial que Mercosur le ha dado o que Brasil ha impuesto para el ámbito de la región. Nosotros decimos: ¿quieren hacer un new deal? Perfecto, dennos un tratamiento similar para determinadas zonas francas o zonas de exportación especiales que nos permita ir buscando un espacio distinto.
Por otro lado, vamos a tener un nivel de inversiones similares, si tenemos la competencia de San Juan, San Luis, La Rioja, Catamarca y los estados brasileños que todavía no han nivelado el campo de juego con las inversiones, no me hable de que va a conseguir créditos, que son créditos brasileños para las empresas brasileñas en Uruguay, sin tener la consideración y la claridad de decir que lo que Uruguay necesita es simplemente que la inversión se produzca sin las reticencias que ha tenido, entre otras cosas con la indiferencia brasileña frente a la crisis que tuvimos con Argentina.
Todo esto significa que Brasil, más allá de sus buenas intenciones, no llega a entender claramente su liderazgo continental y su responsabilidad, no de dar dádivas ni de andar con espejitos entregando algunos elementos simplemente para contemplar las quejas, sino que tiene que decirles al empresario uruguayo y al inversor extranjero que cuando invierten en Uruguay van a poder exportar a Brasil y a Argentina sin trabas, sin esta sensación que hoy tiene el mundo de que para invertir en Uruguay hay que pedirles permiso a Argentina y Brasil.
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Edición: Mauricio Erramuspe