Análisis Político

El valor de las tradiciones políticas en la actualidad

Análisis político del profesor Oscar A. Bottinelli.

(Emitido a las 8.25)

EMILIANO COTELO:
Se están conmemorando en estos días los 150 años del nacimiento de José Batlle y Ordóñez. El politólogo Oscar Bottinelli, director de Factum, toma como base este aniversario para su análisis de hoy y nos propone como título: "El valor de las tradiciones políticas en la actualidad".

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Oscar, ¿por dónde comenzamos?

OSCAR A. BOTTINELLI:
En el fárrago de acontecimientos que siempre hay en la actualidad a veces es necesario detenerse un poco en cosas que van a la larga vida de un país. Este año tenemos dos sesquicentenarios de nacimientos muy importantes. Uno es este, que realmente empieza el 21 de mayo: los 150 años del nacimiento de José Batlle y Ordóñez. Luego vienen los 150 años del nacimiento de Aparicio Saravia. Estamos hablando de las dos figuras emblemáticas en torno a las cuales se toman los referentes de ambos partidos tradiciones: del Partido Colorado (PC) y el Partido Nacional (PN). El PN luego tiene también otra figura emblemática a lo largo del Siglo XX, quizás no de todo el partido sino de una gran mayoría -Batlle también es referente de la gran mayoría, no de todo el PC- que fue la figura de Luis Alberto de Herrera.

¿Qué importancia tiene esto? Tiene la importancia de ver que todo país construye su imaginario, sus valores, sus referencias con base en su historia. Uruguay es un país de partidos de muy larga duración. Recordemos que el PC y el PN son de los partidos más viejos del mundo, ubicándose su nacimiento en 1836, aunque es verdad que durante el siglo XIX o buena parte del Siglo XIX su consideración de partido puede discutirse mucho en cuanto a que eran más bandos, adhesiones políticas que propiamente partidos en el sentido moderno del funcionamiento parlamentario y electoral. Pero esto pasa también con gran parte de los partidos del Siglo XIX.

Y el partido más nuevo es el partido de gobierno, el Frente Amplio (FA). En escala mundial un partido de 35 años de vida ya es adulto y además en Uruguay esa colectividad ha construido una nueva tradición política.

Lo que se observa sobre estas grandes figuras emblemáticas es un hecho muy significativo. Nadie habría imaginado, incluso hace 20 años, ni hablar 30, que los 150 años del nacimiento de Batlle y Ordóñez pasaran con el nivel casi de un acontecimiento académico, con un conjunto de conferencias y no fuera algo que conmocionara al país. Incluso el PN hace dos años centró en medio de la campaña electoral lo que era el centenario de la muerte de Aparicio Saravia y, sin embargo, tuvo la resonancia de un gran acto en medio de la campaña electoral. Quizás no el que podía esperarse pensándolo 30 años atrás. Hay un desvanecimiento en el país de las grandes figuras emblemáticas y de las grandes tradiciones partidarias.

EC - ¿Y a partir de dónde ves ese desvanecimiento?

OAB - Se puede ver de muchas maneras. Una desde cómo la tradición blanca y la tradición colorada sumadas son un espacio relativamente bajo del electorado del país. Si consideramos lo que es blanco sólido y colorado sólido sumados podrá llegar al 30% del país, numeritos más, numeritos menos. Pero en el mejor de los casos uno de cada tres adhiere a alguna de las dos tradiciones sumadas, cuando lo histórico en Uruguay es que a esto adhería el 90% del país o como adhesión a tradiciones no menos del 80% del país.

Y lo vemos también en la forma como muchos referentes de izquierda se posicionan con relación a las tradiciones. Por ejemplo hoy se ve hablar, incluso a gente mayor, en forma crítica, despectiva hacia los partidos tradicionales, de 170 años de partidos que destruyeron el país o que hicieron daño al país. Esta visión es la antítesis de la visión que el propio FA expresaba de las tradiciones partidarias en la etapa de su fundación, lo cual revela lo que ha cambiado el peso de estas tradiciones en el país.

¿A qué nos referimos? El FA siente cuando se constituye que para competir en primera división, para salir a disputarles el terreno a los partidos tradicionales tiene que salir a disputarlo atándose a las grandes tradiciones nacionales y apuntando a construir una tradición. El apuntar hacia construir una tradición es el buscar la raigambre en partidos tradicionales que se entroncan con Batlle y Ordóñez hacia lo moderno y originalmente hacia Rivera, un PN que se entronca con Aparicio Saravia y Luis Alberto de Herrera en lo moderno, con Manuel Oribe en el siglo XIX. El FA busca hacia el Siglo XIX identificarse directamente con Artigas, la figura indisputada en Uruguay. Pero además recoge ambas tradiciones, un elemento central en el discurso del FA de aquella época.

El otro día un amigo me recordaba que tiene un libro con frases de Batlle y de Herrera publicado por el FA, porque el FA se consideraba el depositario de las mejores tradiciones de ambos partidos tradicionales y el discurso que hacía era de señalar que  partido y tradiciones habían sido traicionados por las actuales dirigencias. No negaba el papel de los partidos tradicionales, no negaba las tradiciones sino que negaba la vigencia de la continuidad de esos ideales en las direcciones de entonces de los partidos tradicionales y decía "esto lo representamos nosotros". E incluso importantes figuras del FA, como Enrique Erro y Francisco Rodríguez Camusso, no negaban su calidad de blancos, al contrario, la reafirmaban. Era el caso de Zelmar Michelini, de Alba Roballo, de Enrique Rodríguez Fabregat, de Washington Fernández, de Hugo Batalla en lo colorado. Lo que decían era "somos blancos que estamos fuera del PN", "somos colorados batllistas". Entre los colorados siempre existió un segmento que no se identificaba tanto con "lo colorado", entendiéndolo como algo del Siglo XIX, sino con lo batllista, entendiendo con el entronque con Batlle y Ordóñez.

Es decir que veíamos al FA buscando en la invocación a Artigas, en esa bandera que elige que es la primera bandera artiguista que se alzó en Montevideo, la que levantó Otorgués, que luego se sustituye por la clásica, y en el retomar las tradiciones es anclarse en la historia uruguaya y no quedar fuera.

EC - ¿A qué atribuyes ese desvanecimiento de la reivindicación y la presencia de esas figuras emblemáticas de los dos partidos tradicionales?

OAB - Parecería, esto es a título de hipótesis que da para muchas discusiones y sobre todo para mucha investigación, que esto no es un desvanecimiento producto de decir "como los partidos tradicionales caen electoralmente esas tradiciones caen porque surge otra tradición que es la izquierda". Acabo de relatar que la izquierda lo primero que hizo fue tratar de tomar para sí esas tradiciones.
Parecería que entre las cosas que se viven fue ese gran silencio que significó el período militar de ruptura de la memoria histórica. En el período militar hubo una acción propagandística en materia histórica pero de esas muy de los héroes en el bronce y que no cultivaron mucho los verdaderos valores, sobre todo de lo que tenía que ver más respecto de las tradiciones propiamente políticas. Era más la invocación a Artigas que hacía el período militar y al Artigas del bronce y al Artigas militar.

Entonces en ese período en que se rompe la trasmisión de padres a hijos, que se rompe ese discurso, esa vivencia cotidiana de la apelación permanente a las tradiciones, a las figuras, a lo que hicieron los hombres, como que se generó un vacío que pese a que los partidos salieron muy revitalizados, y los partidos tradicionales en particular, todos los partidos salieron revitalizados del período de facto y con un gran apoyo ciudadano, los propios partidos en la medida en que tuvieron que centrarse mucho en la actualidad quizás tampoco construyeron los anclajes en el pasado con la fuerza suficiente.

Lo cierto es que hoy se ve, y esto es un problema en esta nueva etapa que tienen que encarar los partidos tradicionales, tanto el PN como el PC, el sentir que hay un cierto desvanecimiento de las figuras históricas que tienen que ser algo así como re-presentadas, volver a ser presentadas, volver a ser conocidas, estudiadas y de cada uno. Ambas figuras fueron muy polémicas. Batlle y Ordóñez un hombre muy discutido por los blancos, Aparicio Saravia un hombre muy discutido por los colorados y en particular por los batllistas. Está la figura, que como estamos hablando de sesquicentenario no mencionamos, de Luis Alberto de Herrera. Otra figura señera en el PN, muy discutida internamente, muy discutida desde lo colorado, pero que necesitan una presentación nueva.

EC - ¿Cuáles son las conclusiones?

OAB - La conclusión es esa. Y quizás el tema es más dramático para los colorados porque de alguna manera en el PN ha habido, por ejemplo el caso de figuras importantes del movimiento tupamaro, que han levantado permanentemente sobre todo la figura de Aparicio Saravia, lo cual le ha permitido un aggiornamento o supervivencia importante en un segmento de población para el cual las referencias históricas no existen.

Como gran conclusión, primero, para cada uno de los partidos la importancia que tiene empezar a levantar sus tradiciones no como meros festejos sino como explicar qué son, qué valores tienen, por qué existen, cuál es la visión del hombre, de la sociedad, de la vida que plantea cada partido político. Eso es una forma de reposicionarse más allá de lo inmediato, de la disputa en la actualidad y de lo electoral. Y en segundo lugar, Uruguay como país sin ninguna duda necesita fortalecer su memoria histórica con todos los personajes que han contribuido a la historia del país.

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Edición: Mauricio Erramuspe