Sobre los impuestos y la basura en Montevideo
Hasta el cuello con impuestos y basura
En Perspectiva:
Soy una montevideana, que todavía vive y sufre en la calle Andes casi Colonia, donde no solo la delincuencia y el ruido de los ómnibus me están haciendo pensar a mi también en mudarme definitivamente de este infierno, sino además la basura, que permanece acumulada al costado de los contenedores en toda esta zona.
Montevideo sigue siendo una de las ciudades más sucias de Sudamérica, inclusive en comparación a las más grandes, como Buenos Aires y San Pablo.
Compararse con cualquier ciudad europea seria ridículo, desde que quisimos alejarnos de nuestra cultura y lo logramos, hace ya unos cuantos años.
Lo peor es que ya nos hemos acostumbrado a ver basura por todos lados, como consecuencia del sistema de recolección informal, que ahora se quiere "modernizar", mientras que en el resto del mundo, inclusive el tercer mundo, al cual quisimos obstinadamente y exitosamente pertenecer, está prohibido.
Sería un delirio, romántico y comunista, regalar un vehículo a los hurgadores. Regalar, como si existieran los reyes magos. Ya sabemos que los regalitos los pagamos los desgraciados contribuyentes al menos que se vaya a pedir limosna (otra costumbre uruguaya de los nuevos tiempo) a la Unión Europea o algun otro tirano capitalista, según dirían los propios limosneros.
En los hechos, por más contenedores y por más propaganda que se haga, si cualquier persona (a caballo, en bicicleta o en los propuestos vehículos a regalar) va a sacar la basura de los mismos y a trasladarla, la ciudad va a permanecer sucia, sencillamente porque las bolsas se abren en la calle y no solo queda basura afuera sino que luego, cuando el camión vuelca el contenido, las bolsas salen volando.
Yo me pregunto como es posible que en un país todavía democrático, hasta ahora ningún parlamentario haya levantado la voz en defensa del pueblo, para recordarle a la IMM que la recolección de basura es su trabajo, así como poner orden en las calles y no solo recaudar y recaudar para sueldos de oficinistas municipales de lujo.
Les pregunto al Sr. Mujica y al Sr. Ehrlich: ¿hay que pedir siempre limosna a los extranjeros para atender nuestros asuntos más domésticos?
¿No sería preferible hacer el trabajo con nuestros propios recursos, por ejemplo teniendo menos empleados municipales y que estos ganen sueldos uruguayos?
María del Carmen